Las fiestas, la ropa, los chicos, la fama, el dinero, la posición social y todos los demás placeres de los que puedo gozar. A mis cortos 16 años he vivido muchas cosas, nada malas por suerte. Padres millonarios y viviendo la vida que me merezco. Me...
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•Karol•
Ruggero estaba sobre mí a punto de besarme y la verdad yo no quería detenerlo, cuando yo era quien lo tentaba no me daba nada, simplemente sentía lo nervioso que lo ponía, pero esta vez fue él el que intentó tentarme y me comporté tal y como él lo hacía, me puso nerviosa, me paró la respiración e hizo que mi corazón se acelerara a mil por hora, jamás me había pasado esto... Cerré mis ojos, cosa que nunca había hecho para besar y espere sus hermosos labios rojos sobre los míos, no podía ni quería evitarlo, quería sus labios besando los míos de una vez...
Guardaespaldas: Señor Pas... ¡Dios! —se volteó, nos levantamos inmediatamente.
Ruggero: ¿Qué pasa, Brad?
Guardaespaldas: Ya es media noche, mi hora de salida.
Ruggero: Está bien, puedes irte.
El guardaespaldas se fue, Ruggero sacudió su cabello, parecía que esa era su forma de peinarse, yo salí del trance del olor de su respiración y volví a la tierra.
Karol: Casi te cachan ligando en el trabajo.
Ruggero: ¿Ligando? No estábamos haciendo eso.
Karol: Mira nada más que pálido te pusiste cuando entró el guardaespaldas, hoy le dice a tu madre, oh, oh, Pasquals está en problemas.
Ruggero: ¿Cómo me dijiste?
Karol: Pasquals. ¿Qué tiene?
Ruggero: ¿Por qué me dices así?
Karol: Es tu apodo sexual.
Ruggero: Tienes 16 años y piensas más en sexo que un viejo morboso.
Karol: Prefiero hacerme llamar de mente llamativa.
Ruggero: Para lo malo.
Karol: Cállate y traeme el látigo, esta noche te voy a dar.
Ruggero sonrió y se lanzó sobre mí dejando caer su peso encima de mí pero de espaldas, me estaba aplastando.
Karol: ¡Qué pesado eres! ¡Quítate!
Ruggero: ¿No que te gusta el sadomasoquismo?
Karol: Y yo soy la pervertida, mira que me quieres dar, eh.
Ruggero: Lo único que quiero darte son nalgadas para que dejes de portarte mal.
Aventé a Ruggero, él se paró al lado de la cama, yo me incliné frente a él.
