Capítulo 3: Caballero Oscuro

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10 años después 

Donovan Pierce

¿Has pensado alguna vez en escapar de la realidad? 

Yo sí, y lo pienso todo el puto tiempo. Sin embargo, llegué a la conclusión que no hay respuestas y soluciones permanentes para aquel enigma. 

Tu mera existencia provoca un laberinto sin salida, donde tarde o temprano todo lo que eres y has sido, te aprisiona. Considerar la muerte como solución o puerta de escape es el mayor error que han cometido los humanos, porque aún después de la muerte todo te persigue. 

No sé que perspectiva tengan los hombres sobre la realidad, pero para mí cada persona construye la suya, por ende, hay millones en cada ser mortal e inmortal.

Cada mundo un complemento de tierras y océanos, lo cuales tienen sus propios paisajes, climas, zonas radiantes, y también turbias u oscuras.

¿A caso no representamos lo mismo?

Solo que en lugar de considerarnos un mundo, vivimos como prisiones andantes siendo esclavos de nuestros pensamientos y decisiones. 

En resumen, demasiados complejos para tan poca vida.

Contemplo la maravillosa vista que tengo al frente: luz y oscuridad; día y noche. Lástima que ninguna criatura que habita allá abajo logre percatarse que están rodeados de entes inhumanos que los asechan. 

Desde acá oigo lamentos, suplicas, gritos de un sin fin de escenarios perturbadores que están ocurriendo en la tierra, me gustaría también tener la capacidad que oír lo bueno, pero creo que no he nacido para conocer aquello.

No hay forma de escapar de toda esta basura, y no importa cuanta noción pierdas, o que tan seguido estés imaginando escenarios ficticios de los cuales nunca serás protagonista, simplemente al terminar el día, te encuentras frente a frente con tu verdadero mundo, tu verdadero caos, y sobre todo tu verdadera oscuridad.

Mi nombre es Donovan Pierce, descendiente de la Oscuridad, linaje del mal, de lo corrompido y pecaminoso, de lo inmoral e infernal. En mi sangre fluyen las fuerzas de los antiguos, y lo sé desde que tengo uso de conciencia, como bien dice mi nombre, soy oscuridad, y no hay otra palabra que pueda definirme mejor.

Sin embargo, a pesar que el universo espera lo peor de mí, yo me mantengo en mi propia cosmología, donde lidio con las interrogantes de mi oscura existencia, y la cruda realidad del instinto infernal que corre por mis venas. 

No puedo generar más destrucción de la que ya hay. No puedo corromper más almas puras, porque suficiente tenemos con las que ya existen. Lo único que hago es contemplar sus acciones, y descargarme con los que gozan de su poder aniquilando a inocentes. 

Desde los 12 años me convertí en el descendiente más letal, y poderoso que ha existido sobre la faz de la tierra. Ellos lo saben, los dioses también, y nada ni nadie podrá detenerme. 

Desciendo hacía la tierra en tanto los poderes me dejan pasar desapercibido ante cualquier ojo u tecnología humana. Contemplo como las nubes cada vez son más espesas, y los continentes se transforman en un montón de colores que albergan cientos de vidas. 

Luego de varios minutos logro aterrizar en Monaxia, una antigua zona donde solo habitan descendientes e hijos puros de los seres supremos. De todos los lugares que tenemos, este es mi favorito. 

Me adentro al palacete color negro con grietas doradas, e ingreso a la sala principal. Tiene una elegancia única, pues todo ha sido transformado para hospedar a varios pasantes. 

Al hacer presencia me robo la atención de varios, todos saben quién soy, y el miedo que logro percibir me lo confirma. Busco lo que más me interesa: tragos. Mis espectros se nutren del temor que brota de sus cuerpos. Finalmente tomo asiento en una banqueta apartado de la multitud que manifiesta un tipo de atracción y miedo hacia mí.

NOCTIMANÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora