Capítulo 4: El Mensaje

2.3K 269 322
                                    

10 años después

Reino Fotía, Capital. 

Nix Angelis

Gozo este maravilloso momento, donde los cielos son testigos de las consecuencias que padecen aquellos que se atreven a traicionar un corazón tan roto y corrompido como el mío.

— ¡Mírate! — balbucea. — ¡Eres un maldito monstruo con traumas! — se comienza a reír como desquiciada incrementando las ganas de arrancarle sus cuerdas vocales.

«Jamás la había visto tan derrotada»

Intento buscar una pisca de misericordia o bondad antes de proceder. Pero no, no hay. La observo por última vez mientras me devuelve esa patética mirada, donde el negro y gris caótico de mis ojos se sumerge en sus lámparas color esmeralda (su esclerótica yace roja a causa de la cercanía).

— No mires al monstruo a los ojos cuando está enojado, insignificante rata traicionera — digo en un susurro que la hace estremecerse.

La sonrisa se le borra de inmediato tratando de cortar el contacto visual, sin embargo, ya es demasiado tarde. Su piel comienza agrietarse de una manera sumamente dolorosa pero placentera para mí. Lágrimas brotan por sus mejillas tornándose de un color carmesí. Y sus labios expulsan el líquido negro que me confirma todo.

Sin dudar incremento el agarre contra su cuello. La vesania mezclada con indignación toma dominio absoluto de mi razón y autocontrol, desatando la perversa crueldad que me avasalla las venas. La brumosidad emerge manifestándose  «si ya expresaba terror, ahora no hay descripción para lo debe estar sintiendo». Su cuerpo tiembla hasta que la niebla entra a su sistema a través de la piel, haciéndola caer retorciéndose como un gusano. La sola acción crea una hermosa melodía mezclada por gritos y el sonido de sus huesos quebrándose.

El resultado es una imagen sumamente repulsiva, pero a pesar de ello no siento ni una pizca de remordimiento, pues ante esta desfavorable situación no hay virtud que no haya ejercido precedentemente para intentar comprender sus erróneas decisiones.

«Lastima que con Nix Angelis no existen las segundas oportunidades».

Cuando el universo determino revelar que soy una descendiente original y un ser sobrenatural considerado una invención o mito ante el hombre, lo primero que creí es que siendo poderosa podría olvidar aquellos sucesos que padecí siendo una criatura inocente. 

«El abandono de la mujer que me dio a luz y el daño que recibí por aquel repugnante hombre». 

Pero como bien dicen los humanos: ''Nadie en esta vida nace sabiendo'', lo cual es totalmente cierto (dicha frase aplica tanto en su mundo como en mi Reino). A fin de cuentas, ni siquiera los seres superiores como yo se pueden salvar de un corazón roto, corrompido y abandonado.

Esta vida no ha dejado de reiterarme durante el último tiempo, que encontrar una pisca de luz o bondad verdadera es como tratar de buscar un tesoro sin un mapa. Sencillamente si tienes suerte lo tomas y valoras, pero la mayoría incluyendo los humanos, cuando por fin encuentran esa luz y salvación ... lo desprecian, destruyen y matan. Es por ello que cada día los entes que habitan en las cuevas del inframundo se escapan hacía la superficie para sigilosamente apoderarse de sus mentes en sus etapas más vulnerables, es decir, todo el tiempo.

«Ellos se alimentan del pecado». Shakespeare no estuvo tan equivocado al decir que: El infierno está vacío, y los demonios están aquí.

Inundo mis pulmones del fresco aire que me rodea. Me encuentro en medio del bosque Fotía, repleto de antiguos árboles que me hacen ver diminuta. La energía que transmiten es sumamente poderosa, pues sus raíces son testigos de años de historia construida por nuestra especie. 

NOCTIMANÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora