Capítulo 23: Silencios

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Me encanta el caos... Es el elemento poético en un mundo aburrido y ordenado.

 Ben Shahn.

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Nix Angelis

En poco tiempo han ocurrido demasiados sucesos, demasiadas desgracias provocadas por el nudo de secretos y enigmas que envuelven mi peculiar vida. 

No sé como conservo la escasa cordura que me queda. 

En estos momentos canalizo toda mi energía y concentración en lo que estoy a punto de realizar y abro los ojos lanzando el artefacto que explaya un portal directo al triángulo de las bermudas.

— Hagamos esto rápido  — dictamino a Sander y otros descendientes me observan en silencio..

Ellos acatan siguiéndome serios. 

Una brisa fría, llena de muerte, nos recibe cuando saltamos al bote encantado. 

La fiereza del mar Atlántico me cala los huesos. A distancia veo la temida isla envuelta en tinieblas, cuya tierra yace escrita en antiguas historias del reino... de esas que te generan pesadillas aún siendo adolescente. 

— Debemos avanzar rápido, no sabemos que tipo de criaturas nadan bajo nosotros — Sander habla mientras suelta los nudos de anclaje. 

Detallo el panorama.

— Será difícil tener velocidad. Creo que tendré que recurrir a mis habilidades... — manifiesto. 

La barca emprende su ruta encantada y mis acompañantes se sientan vigilando con temor todo movimiento  extraño. 

— No tiente su poder Reina... recuerde que es pura destrucción — un guerrero se atreve confutar. 

Emito una sola mirada a su dirección y palidece. 

— Pe... Perdón, no era mi intención ser irrespetuoso — se retracta. 

— Recuerda que soy tu Reina.  — en cierta manera me desagrada la dudosa lealtad de mis "guerreros". 

— ¡Ya escucharon! — les reprende Sander. 

— Confiamos en usted majestad — sonríe incitándome hacer lo que tenía planeado.

Silenciosamente agradezco su apoyo.  

Subo a una tabla cruzada de asiento donde la braveza de mar menea bruscamente, más no pierdo el equilibrio. 

— Estoy aquí, revélense, vengan a mí —susurro.  

Llamo a sirenas... bestias espantosas, pero temerosas. En un lugar, muy profundo de mi ser, siento como se acercan a superficie. Los hombres que me acompañan tiemblan cuando un montón de criaturas de brazos negros y alargados aparecen sonrientes mientras nos rodean. Trasmiten todo menos dulzura.

Apresuren mi llegada a tierra, dispongo de poco tiempo — ordeno liberando mi poder. 

Sus rostros siniestros  se inquietan ante el caos, y desde acá huelo su hambre por beber sangre suprema. Una de ellas, enorme y espantosamente vieja, se acerca por la amura de estribor. 

— Diosssssa Nix — expresa presumiendo sus filosos dientes grises. —  Madre de bestias, primogénita del caos, favorita de la noche... Reina, reina, reina de Draco... y Fotía — suelta una carcajada. — Marex nos habló de ti. El viento susurro tu nombre desde las montañas y, los dioses lloran en sus palacios odiándote con rencor. 

NOCTIMANÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora