XI. El hashtag

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Emily

Después de lo sucedido en la noche anterior, decidí irme a casa y como era de esperarse Eiden junto a su arrogancia hicieron lo mismo obligando a Mila a irse con él.

Gracias a él sé que he conocido y alcanzado tal punto de odio al que creo que ya no hay nada peor que pueda superarlo. Detesto su arrogancia, su cambio de humor cuando está conmigo, la manera tan posesiva con la que me trata, quién es él para preguntarme que tengo con Owen. ¿¡QUE TE IMPORTA!? És la única cosa que no me entra en la cabeza, ni siquiera tenemos una relación de amistad, es más la única relación que hay y habrá entre nosotros es y será la de odio mutuo.

Como nuestra rutina diaria, salgo de casa encontrándome a Diana y a los chicos esperándome en el Volvo. Los saludo y luego pasamos todo el camino hablando sobre si, sí o no iremos a la fiesta de Edwin.

Al cabo de veinte minutos decidimos ir todos a la fiesta, decisión patrocinada con el lema de "¡O vamos todos o no va nadie!" que más bien es una amenaza por parte de Owen.

Terminada la discusión salimos del coche, nos separamos en la entrada del instituto y cada quien se dirige a su taquilla para coger sus cosas. Dejó los libros en la taquilla mientras reviso el horario para ver qué asignatura me toca. Historia, tampoco se empieza mal el día. Cojo lo que necesito y cierro la taquilla de golpe, lista para irme a clase pero por desgracia me encuentro con la última cara que quería ver hoy. Eiden, el solo hecho de tenerlo cerca hace que mi rabia se encienda a mil. Paso por su lado evadiendo su presencia pero este me sigue.

— Emily — lo siento detrás mío cojiendo una bocanada de aire mientras se pasa la mano por el pelo — lo de ayer fue inapropiado, lo admito. — La palabra inapropiado se quedaría corta delante de lo sucedido la noche anterior. Ni siquiera me molesto en contestar, solo sigo mi camino orando a que se marche y me deje en paz.

— Vamos Em — me dice y me detengo en seco — no esperaras una disculpa ¿verdad? — me giro encontrandolo a pocos centímetros de mi, alzo la cabeza para verlo ya que con mi estatura solo le llego al tórax. Me encuentro con su típica sonrisa coqueta y eso me molesta.

— Para ti Emily — le suelto remarcando mi nombre — Em es solo para gente que le tengo confianza y eso entre tu y yo no existe. — Su expresión cambia ligeramente pero lo disimula mostrando otra vez su característica sonrisa.

— Entonces te llamare — hace una pausa como si estuviera pensando, cosa que me cansa y cuando estoy a punto de girarme y seguir mi camino suelta — mi gruñona, ajá así te llamaré. — Frunzo el ceño en respuesta.

— Emily — dicto.

— Niega con la cabeza — no me gusta, te queda mejor mi gruñona.

— ¿Crees que me importa que te guste o no? — digo cortante — ¿encima porque mi gruñona? — pregunto.

— Porque lo único que haces es gruñir.

— Mentira.

— Verdad — me lleva la contraria, cosa que me enfurece más y a su vez me hace acercarme a él.

— Mentira — pongo los ojos en blanco en respuesta.

— Bueno, al menos cuando me tienes al lado, si — en respuesta pongo los ojos en blanco otra vez. Suena el timbre iniciando la primera clase y me dirijo al aula con Eiden aun detrás mío, pasa su brazo por el lado de mi cabeza para abrir la puerta. Un detalle muy caballeroso por la poca caballerosidad que tiene.

Por suerte llegamos antes que el profesor a diferencia de los alumnos, que ya están sentados en sus sitios. Trato de localizar a los chicos y encuentro a Diana sentada junto a Owen. Vuelvo a repasar la clase en busca de algún sitio vacío para sentarme.

AMBIVALENCIA (TERMINADA) (en edición) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora