Habían pasado ya unos días desde el viaje a la ciudad, Christian y yo seguíamos sin hablarnos, nos cruzábamos en el corredor de la escuela y éramos unos totales desconocidos, no nos hablábamos en lo absoluto. Mi cumpleaños estaba cerca, pero por cuestiones de orgullo no haría nada al respecto para arreglar las cosas con él y pasar mi día con él, así como tampoco permitiría que eso influyera en mi estado emocional y pasarla mal. A veces el orgullo es la mas letal de las desgracias que te puede pasar, o pierdes a alguien o te pierde, pero yo lo consideraba una virtud, porque era lo que me impedía permitirles a los demás verme destruida, y si, soy muy sentimental, cosas simples podían llegar a lastimarme, pero por el simple hecho de estar mal emocionalmente, no permitiría "verme mal".
- Y listo, eso ha sido todo por hoy, nos vemos mañana. – es la maestra de historia dando por finalizada la última clase del día.
- Mañana es tu cumpleaños, ¿la pasarás con Christian?
- ¿Te parece que sí? – comento con ironía mientras guardo mis cosas.
- Bueno, pensé que tal vez hubieses hecho las pases, seria extraño pasar peleando con tu novio el día de tu cumpleaños ¿no crees?
- Y si, lo seria. Pero como no hemos hecho las pases, y creo que seguiremos así por un tiempo.
- ¿Un tiempo? No, Paulette. Habla con él, arregla las cosas o termínalas, pero estar en puntos suspensivos no es nada sano.
Y Aitana tenia razón, el no arreglar mi situación con Christian y ni siquiera tener intenciones de hacerlo era algo toxico, y yo nunca he estado a favor de eso, así que tendría que hacer algo al respecto lo antes posible.
- Nos vemos mañana, cumpleañera. Pasare por ti para irnos a la escuela
- ¡Hasta mañana!
Era el día de mi cumpleaños, pero para mí suponía un día normal, iría a estudiar y luego regresaría a mi casa a hacer nada. Al terminar de vestirme para irme a la escuela, bajo por las escales y ya todos están esperándome en la mesa para desayunar.
- Feliz cumpleaños, Paulette. – dice mi mamá mientras se acerca a la mesa con una pila de panqueques.
- Gracias mamá ¿hay crema batida para mis panqueques?
- Tu favorita. – responde colocando el bote de crema batida que tanto me gusta.
- Feliz cumpleaños. – esta vez son mis hermanos.
- ¿tienes planes para hoy, cariño?
- No, o no sé, tal vez haga algo con Aitana.
- ¿Y Christian?
- Christian es historia.
- ¿Como? ¿Ya terminaron?
- Aun no, pero es lo más seguro.
- ¿Y por qué no intentas arreglar las cosas?
- La verdad, porque no quiero. No quiero malgastar mi energía con alguien inseguro, que a la primera se va corriendo con mi amiga. – comento haciendo énfasis en "mi amiga".
- Me parece una decisión fuerte, pero madura. Y sabes que te apoyo en lo que decidas. – me da un beso en la frente para luego sentarse en su silla.
Ya estábamos en la escuela luego de que Aitana pasara por mi, al llegar a la clase algunos compañeros habían puesto unas cartas de felicitación por mi cumpleaños acompañadas con unos cuantos chocolates. Y al terminar de leerlas todas, me di cuenta que ninguna era de Christian.