Y todo empieza acá, lo que le da sentido a esta historia, lo que me sorprendería y acabaría con mis promesas, creencias, tabúes y mis... curiosidades. Ya no importaría las veces que mi mama me advirtió, las veces que vi sufrir a alguien por su corazón roto. O las veces que yo sufrí por el mío. Todo se vuelve complicado cuando hay un choque entre lo que quieres y lo que "debes". ¿Qué pasa cuando te criaron en un ambiente conservador, haciéndote creer que todos los estímulos que sientes son "un pecado capital" y luego sales y descubres un mundo donde los estímulos son el platillo principal? y lo peor... cuando recién has dado tu primer beso y resultó siendo la experiencia más horrible.
Primer día de carrera, lista para un nuevo comienzo.
Como la mayoría de primeros días en un centro de estudios, es para presentarte, conocer el edificio, tus nuevos compañeros, etc. Me sorprendí al darme cuenta que Maya estudiaría ahí y lo mismo que yo, ambas gritamos y corremos a nuestro encuentro con un abrazo caluroso.
- Paulette! Por qué no me contaste que seguirías aquí?
- Que alegría verte! Y pues... no te dije porque no sabía que tú también seguirías acá. Pero que felicidad, así no me sentiré sola.
- Genial! Siento que nos llevaremos mejor que antes.
Me abraza para luego caminar hacia donde serían nuestros nuevos escritorios por el resto del año.
A la hora del receso, nos quedamos bajo unas mesas que están bajo un ficus grande muy hermoso, ya había encontrado mi lugar favorito en aquel nuevo colegio. En ese momento sentí que sería un gran año hasta que...
- Paulette, mira quien más estudiara acá, voltea!
Volteo con incredulidad cuando lentamente mi vista empieza aclara y lo veo, era él. Mi respiración se vuelve errática, el pulso se acelera y no podía creer lo que veía. Adam estaba en el mismo instituto que yo, NO PUEDE SER, la desgracia me persigue.
- Vamos a saludarlo, no supe nada de él desde que salimos de secundaria.
- No! no! no! déjalo, seguro está haciendo nuevos amigos, es mejor estar alejadas.
- No seas así, Paulette, él fue nuestro amigo. Mira a volteado a ver, le haré señas.
Ella se levanta, más bien casi salta para llamar la atención de Adam.
- Hey Adam! Soy Maya, me recuerdas? – grita
- Pensé que solo le harías señas – digo con cierto desagrado
- Ay! No seas aburrida.
Veo como Adam empieza a caminar en nuestra dirección, algo emocionado, lo que me parece curiosos porque la última vez que nos vimos no terminamos precisamente como mejores amigos.
- Que tal Maya! Que alegría verte.
- A mí también me alegra verte, Adam.
- Hola Paulette. Me alegra verte a ti también. Es bueno saber que tendré dos antiguas amigas acá.
- Lo mismo digo, Adam – contesto con resequedad.
- Bueno. Fue un gusto, la veo luego.
- Chau Adam! – dice Maya
Yo decido solo asentir con la cabeza, tratando de no dar mayor importancia de que mi primer amor estudiara en el mismo colegio que yo.