Al fin es jueves, a un día de la graduación.
He pasado la mayoría del tiempo frente a la computadora esperando la respuesta de la universidad de mis sueños, todas mis expectativas están puestas en ella, no imagino estar en otro lugar, o en otra carrera, tiene que ser ahí.
- ¿Aún no hay respuesta? – es mi madre quien habla desde el umbral de la puerta.
- No, aun nada. ¿crees que se olvidaron de mí?
- ¡Para nada! Si no te aceptan es porque son unos tontos. Ven, quiero que te midas unos vestidos, los traje pensando que talvez podrías usar alguno mañana.
- ¡Demonios! Lo había olvidado por completo. De acuerdo, vamos. – era tanta mi emoción y a la vez angustia, que había olvidado uno de los detalles más importantes.
Mi madre tenía tres vestidos tendidos sobre su cama, todos eran muy hermosos, pero dudaba que quedaran de la misma manera en mi cuerpo.
Mi celular vibra en alerta de mensaje.
· ¿Aun sin respuesta?
Había muchas personas que estaban a la espera de mi admisión en la universidad, y Gabriel no era la excepción.
· No la hay. La espera empieza a ponerme nerviosa. – respondo rápidamente al mensaje de Gabriel, y el responde de la misma manera.
· Tranquila, bonita. Aprobarás, eres demasiado inteligente como para que no lo noten.
Siento un cosquilleo ante la confianza de Gabriel en mí.
- ¿Tanto te gustaron los vestidos? – suelta mi madre luego de sonreírle a mi pantalla por el ultimo mensaje de Gabriel – o es ese niño que te viene a ver por el que estas sonriendo.
- ¡mamá! – digo en tono exasperado mientras pongo los ojos en blanco. – Gabriel no representa mas que amistad. ¿No te parece que a estas alturas ya seriamos algo?
- Puede ser. Pero siempre he visto como se miran ambos, y los amigos no se ven así, Paulette.
- No te hare caso y lo único que hare será probarme este vestido. – digo sosteniendo el primer vestido, que es rojo con un corte en la pierna izquierda.
Entro al baño de mi madre para probarme el primer vestido. En el proceso de colocármelo empieza una creciente de inseguridad, temía que un vestido tan hermoso no encajara con mi cuerpo, siempre creí que no era lo demasiado atractiva para poder lucir de una manera adecuada un vestido elegante, mi tamaño pequeño y me complexión delgada no me ayudaban.
Al terminar de ponérmelo, volteo hacia el espero que esta dentro del baño, veo que la parte del busto me queda a la perfección. Cuando bajo la vista, me doy cuenta que soy demasiado pequeña y que lo arrastro. Me desinflo de decepción. aun así, decido salir para que mi madre lo vea.
- ¡Paulette! Te ves preciosa, ese vestido te queda perfecto. Definitivamente es el elegido.
- ¿pero que dices? Mira, me queda pequeño. – digo mientras camino para notar como se arrastra.
- Cariño, ese es su diseño, aparte que usarás zapatos altos. Mírate bien en el espejo, notas como combina el rojo con tu piel, y el corte que deja al descubierto tu pierna de una forma elegante. Ten, pruébate estos zapatos, y así tendrás una mejor vista y otra perspectiva del vestido.
Al probarme los zapatos, me coloco frente al espejo de cuerpo completo, y me fijo en los demás detalles que no pude apreciar estando en el baño. Y en efecto, me gusta como el tono de mi piel contrasta con el rojo pasión de la tela, me gusta como muestra de manera coqueta mi pierna izquierda. Y me doy cuenta que al final no lo arrastro tanto y me queda a la medida, ni muy flojo ni apretado. En definitiva, este es el vestido.