Primer día de clases, nuevo grado, nuevo instituto, nuevos profesores, nueva vida y muchas personas por conocer.
En mi primer día de clases en aquel instituto de aquel pequeño pueblo, a mis 13 años entraba a primero de secundaria, las personas que estudiaban ahí me parecían tan extrañas, tan diferentes a las que estaba acostumbrada en mi círculo social de mi antigua vida, pero fue ahí donde conocí a Trixie, quien me haría entender que mi mentalidad llegaba a un punto de inocencia tan ridículo a comparación de como ella era, y a pesar que yo era mayor por meses, parecía que ella sabía mucho más que yo, tan madura y adulta al hablar de temas sobre el noviazgo o cosas similares, mientras yo, me sentía tonta, no sabía nada, no tenía ni idea de lo que era tener novio, y tal vez el conocimiento que ella poseía fue el que hizo que nos hiciéramos amigas. Me empezó a presentar sus novios, y digo novios porque ella literalmente cambiaba de novio cada mes, cuando le preguntaba por quién yo creía que era su novio, resultaba que se había convertido en su ex. Ella realmente se ganó mi admiración, quería ser como ella, con tanta experiencia, madurez, confianza en sí misma, ella era el tipo de chica que no es realmente atractiva físicamente, pero tenía algo que hacía que todos los chicos quisieran andar con ella, era como un imán, así que decidí y le dije que me ayudara a conseguir novio, lo que yo no sabía era que sería un gran error, pero sentía tanta presión, todas ya habían tenido novio, habían dado su primer beso, menos yo, me sentía "la rara" del grupo, que un niño se me acercara suponía un terror para mí, no podía hablar con nadie que no fuera con intención de formar una simple amistad conmigo, y eso era lo que hacía que yo admirara a Trixie, la confianza en sí misma.
- Tranquila, Paulette, no pasa nada, los hombres son tontos, no tienes por qué estar tensa.
- Estoy relajada, no sé por qué supones lo contrario.
- Por Dios, Paulette, apenas llevamos dos meses de habernos conocido y siento que te conozco de años, eres muy transparente y muy mala mintiendo. Así que relájate de una vez.
- Cómo me pides que me relaje? Te das cuenta que tú tienes mucha más experiencia que yo? yo estoy nula en lo que refiere a hablar con chicos, todavía el años pasado jugaba con muñecas.
- Entonces por qué me pides que te ayude si no pondrás de tu parte?
- Lo siento, es solo que estoy nerviosa, jamás he hecho esto.
- Bueno, entiendo, solo no le des mucha importancia a esto, y tranquila que ya viene Max.
Mientras veía a Max acercarse, mi corazón palpitaba a mil, y no era porque él me gustara o algo así, de hecho, nadie de mi instituto me parecía atractivo, pero quería perder el miedo hacia los chicos, así que acepté la opción que Trixie me había ofrecido.
Cuando al fin llegó Max a donde yo estaba, Trixie se marchó y nos dejó solos, tratamos de entablar una conversación, pero resultó inútil, Max y yo éramos muy diferentes, era más que evidente que no encajaríamos, el haber convivido con el esas pocas horas, me hizo caer más en la cuenta de que él no me gustaba en lo absoluto, pero irónicamente resultó que yo a él sí, así que quedamos en que nos veríamos nuevamente aunque deseara por dentro jamás volver a verlo.
Al día siguiente de clases, veo correr hacia mí a Trixie, muy emocionada para mi gusto, y sabía perfectamente el porqué de su emoción, y no sabía si decirle la verdad, o tal vez mentirle un poco al respecto.
- Hey! Paulette ¿Cómo te fue con Max? – pregunta emocionada y saludándome
- Que tal Trixie? Pues la verdad no te sabría decir, solo hemos hablado un poco, nada más