Pasé toda esa semana pensando sobre aquel día, el día en el que yo quedaba sentada a la orilla de la alberca, viendo como Paula y Adam conectaban. Verlos reír y nadar juntos, me resultaba asqueroso, porque quería ser yo la que estuviera en el lugar de Paula. ¿Pero cómo iba a competir con ella? Era ilógico, ella era alta, hermosa, con buen gusto para la ropa, y pues... yo todo lo contrario, estatura de un nomo de jardín, con un físico que no ayuda, y con pantalones infantiles y dibujitos, porque resultaba que esas cosas que te dicen sobre "toma leche y crecerás" eran las mentiras más crueles que te decían de niño, ¿Quién se fijaría en mí? Así que mis últimos meses de secundaria se volvían irritables, todos los días era sentarme en la esquina izquierda, mientras veía en la otra a todas los pubertos enamorados, incluyendo a mi primer flechazo. Oh! Adam, que has venido a hacer? Pero al finalizar el día, Paula se encontraba disgustada, caminaba junto a mi hacia la estación para irnos a nuestras casas, lo cual era totalmente raro, los últimos días se iba junto con Adam, Maya y Parker, así que le pregunté.
- Pau, estas bien?
- Por qué preguntas?
- Bueno, no quise ofenderte, solo es que te veo un poco mal.
- Lo siento, Paulette, sé que quieres ser buena conmigo, pero mi humor no es precisamente el mejor, estoy molesta con Adam.
- Que ha pasado?
- Resulta que el solo quería pasar el rato conmigo, cuando yo me estaba empezando a enamorar, es un mujeriego, Paulette. Dice que quiere conocer a todas las chicas de acá, y teniendo un compromiso con alguien no podría hacerlo.
Lo que acababa de decirme Paula me había dejado atónita, no sabía cómo reaccionar, puesto que se suponía que a mí también me había flechado, pero nadie lo sabía, así que le dije lo mismo que mi madre me decía respecto a los hombres.
- Mira, Pau, sabes que no tengo experiencia en esas cosas, pero sí sé que nadie vale la pena para que tú te disgustes, o peor aún, derramar lágrimas, además, que te hace pensar que es amor? Apenas lleva unos meses aquí, y ya casi saldremos de la secundaria, y dudo que lo vuelvas a ver.
- Para no tener experiencia aconsejas bien, eh Paulette. Gracia por escucharme y por tus ánimos, tienes razón, no le daré mucha importancia a ese patán.
Y eso fue todo, Paula se fue, al igual que yo, y me alegraba verla más tranquila a como la había visto, pero la que no estaba tranquila era yo, el chico que me estaba gustando por primera vez resultaba que era un picaflor, y los consejos que le había dado a mi amiga, eran los que menos yo seguía, solo a mí me puede pasar exactamente lo que tanto evito.
Recibiendo clases de matemática, noto una pequeña molestia, algo me estaba golpeando en el cuello, cabeza y espalda. PERO QUE ESTABA PASANDO?? Volteo y era Adam, estaba en el asiento de atrás, había roto una pluma para usarla como arma disparadora de bolas de papel, me asombraba, porque creía que él no había notado mi existencia, pero parecía que le causaba gracia mi reacción ante su broma.
- Tanto te he molestado, Paulette?
Sabia mi nombre!!!
- Ehm! No... como sabes mi nombre?
- Bueno, he preguntado por él, y pues Paula y Maya hablan de ti, dicen que eres buena amiga.
Oh!
- Pues mucho gusto, Adam!
- Crees que podríamos ser amigos? O no te agrado? Lo pregunto porque desde el primer día todos han corrido hacia mí con curiosidad para conocerme, menos tú.
- No te conozco bien para decirte que me agradas o no. así que si, podemos ser amigos.
Suena el timbre del receso.
- Eres agradable, Paulette. Te veo luego – guiña el ojo
- Nos vemos!
No podía creer, mi flechazo QUERIA SER MI AMIGO Y SABIA MI NOMBRE!!!! La emoción que sentía en ese momento no se podía describir, tanto que jugué con las chicas de segundo año en la cancha del campus porque necesitaba liberar toda aquella adrenalina que había reprimido delante de Adam para no parecer una loca maniática. Él sabía que yo existía, y quería establecer algo inofensivo conmigo, así que no podía decir que no. luego de que terminaran las clases y llegara la hora de irnos, caminaba por los pasillos hacia la salida, pensando en cómo seria "ser amiga de mi flechazo", estaba en las nubes cuando unas manos posan en mis hombros antes de que cruzara la puerta, y era Adam.
- Hola, nueva amiga!
- Hey, que tal Adam?
- Súper! Te parece si nos vamos juntos en el colectivo?
Se quería ir conmigo?? Agárrenme que desmayo.
- Sí, claro! – yo y mi amabilidad
- ¿No eres muy habladora, cierto?
- ¿Por qué lo dices?
- Es en serio? Respondes con preguntas, y si no es así, das respuestas cortas.
- No se otra manera de hacerlo.
- Pues conmigo aprenderás, verás que seremos muy buenos amigos.
¿Eso era bueno o malo? Es como dejar en claro que solo quiere una amistad, nada más.
- Ahí viene uno, ese es el mío.
- Bueno, yo vivo hacia el otro lado, así que no creo que nos podríamos ir juntos, tal vez algún día pueda irte a dejar a tu casa. – dice Adam.
- Adiós, Adam!
- Hasta pronto, Paulette.
¿Qué era lo que estaba pasando? ¿Adam y yo, amigos? Algo me decía que eso sería una locura, pero no me importaba, yo quería estar cerca de Adam, era la primera vez que sentía algo así, y tal vez el no por mí, pero eso no significaba que en el futuro no sucedería. Moría de ganas porque llegara el otro día para volver a verlo.