Estábamos a una semana del gran día, mi graduación. Días antes fui al centro de la ciudad para poder visitar algunas universidades, todas ofrecían "la mejor educación" con cantidades estratosféricas de matrícula. Pero yo tenia mis ojos puestos solo una (la única universidad pública del país), se decía que era la mejor universidad a nivel nacional, y poder entrar en ella era toda una odisea. Desde niña siempre dudaba de mi físico, pero siempre fui segura de mi inteligencia, de mis capacidades intelectuales, así que dichos "exámenes de admisión" no me daban miedo.
- Hey, preciosa! ¿Cómo te fue en la gran ciudad? – es Aitana que llega acompaña de... ¿Christian? Toda una novedad.
- No hay mucho que decir, sabes cuales son mis expectativas. – digo mientras veo con asombro a Christian para luego ver a Aitana. - ¿ustedes tienes algo que decir?
- No. Bueno, sí. O bueno, no es la gran novedad solo que... - Christian la interrumpe para proseguir.
- Me he acercado a Aitana para hacer las paces, no estaba seguro de que precisamente, pero bueno. Tu sabes que yo no era una de las personas favoritas de Aitana, y antes que dejemos el colegio, me gustaría acabar bien con todos. – Christian me ve fijamente hacia los ojos para luego tomarme de las manos. – incluyéndote – dice finalmente. ¿Qué no se supone que estábamos bien?
- Te espero en la clase, Paulette. No vayas a tardar. – es Aitana quien esta vez habla para retirarse y dejarme a solas con Christian.
No entendía la actitud de Christian, pensé que todo había quedado en buenos términos, incluso mejor de lo que imaginamos. ¿Qué se supone que deberíamos de arreglar?
Con un movimiento de cabeza me indica que vayamos en dirección de la banca que esta al costado del campo de futbol del colegio. Al llegar ambos nos sentamos ahorcajadas en la banca para quedar frente a frente y luego toma mi mano nuevamente.
- Sabes, eres la historia mas breve de mi vida, pero la mas bonita. Voy a extrañarte cuando te vayas a la ciudad y entres a la universidad que tanto anhelas. Y si quería hablar contigo hoy es porque quiero decirte que te quiero, y es probable que así sea siempre. Y el punto es que, aunque lo nuestro no haya funcionado, tienes un pedazo de mi corazón, y cuando ya la distancia forme parte de nosotros, me gustaría poder escribirte o incluso verte, cuando vengas de visita o yo vaya por allá, tengo algunos familiares y podría visitarlos y de paso a ti. Porque yo... - queda en silencio unos segundos viendo nuestras manos entrelazadas para apretarlas fuerte y luego llevarse mi mano hasta su boca y dejar un suave beso. – te extrañaré Paulette – y sonríe con esa sonrisa tan preciosa con la que me enamoró desde un principio. Intento decir algo para corresponder a sus palabras, pero me doy cuenta que no hay nada formulado en mi cabeza. Solamente mi corazón late a mil por hora ante su contacto con mis manos y no hago nada mas que abrazarlo y el a mí.
Como muestra de mi agradecimiento dejo que Christian sienta los latidos de mi corazón en nuestro abrazo, no había otra manera de hacerlo mejor. Christian seria siempre ese primer amor, ese primer novio, esa primera persona que hizo lo que estuvo en sus manos siempre para darme su amor, su atención y cariño. Christian siempre seria esa parte de mi vida en la que aprendí a hacer latir mi corazón.
Suena la campana indicando que ya era la hora de entrada del primer curso. Christian y yo nos vemos a los ojos para luego dedicarnos una sonrisa, una sonrisa cargada de cariño y agradecimiento.
- ¿Nos vamos? Ya ves que la profesora es un poco amargada.
- ¡¡Lo se!! Es un dolor de cabeza. Pero vamos antes que nos deje hacer un ensayo de mil hojas a días de nuestro "gran día."
Christian y yo empezamos a correr en dirección de nuestro salón de clases y justo cuando estábamos a punto de para tomar nuestros asientos, le pongo la mano en su brazo y detenerlo.
- Yo también te quiero y te extrañaré.
Luego de dedicarle esas ultimas palabras tomo mi asiento para empezar otro día de clases.
El día pasa volando, como si nada toda la jornada ya había terminado. Justo cuando disponíamos a salir entra el director para darnos indicaciones sobre nuestra graduación.
- Jóvenes, estamos a una semana de su graduación. Hemos elaborado estos paquetes que contienen seis invitaciones. Serán entregados un paquete por estudiante, así que cada uno tendrá la opción de invitar seis personas. – la asistente del director empieza repartir los paquetes a cada uno de nosotros. – solamente podrán entrar con esta invitación, ya que tendremos cupo limitado. En dos días nos volveremos a reunir para establecer las entradas. Pueden marcharse, hasta mañana jóvenes.
Inmediatamente como si fuera una estampida, todos tomamos nuestras bolsas para salir corriendo. Soy la primera en salir seguida por Aitana, llegamos hasta su motocicleta y arrancamos el viaje hacia nuestras casas.
Mientras viajo en la parte de atrás, abrazada de la cintura de Aitana empiezo a contar. Mis hermanos y mi mamá ocupaban de tres invitaciones, mas mis dos abuelos, serian cinco invitaciones en total, me quedaba disponible una invitación, y en esa fracción de segundo visualizo la escena en la que mi mamá invita a Gabriel a mi graduación. Sopeso la posibilidad de entregarle a él la invitación restante.
- Listo, preciosa. Hogar dulce hogar. – Aitana ve que aun sigo abrazada a ella sin moverme. Acelera de manera fuerte y rápida que terminamos en el aire para hacer un "caballito". Ahogo un grito mientras la abrazo fuertemente y cierro mis ojos. Aitana empieza a reír desenfrenadamente. - oye que pasa? Andas muy distraídas hoy. ¿Es por tu charla con Christian? – pregunta sin dejar de reír.
- ¡Para nada! Solo estaba pensando en quienes invitar a la graduación, me ha quedado una libre. He pensado dársela a Gabriel, mi mamá lo ha invitado antes ¿crees que sea buena idea?
- Si quieres que el este ahí ¿Por qué no? Aunque confieso que creí que ya no hablaban, he escuchado que esta saliendo con una chica que vive cerca de mi casa. – siento una pequeña punzada que ignoro.
- ¿Sí? Pues el y solo somos amigos, no lo invitaría con alguna otra intención. Te invitaría a ti ante que a el o a alguien mas si no estudiaras conmigo.
- Lo se preciosa, soy tu match. – suelta guiñando un ojo. – que harás hoy? Hagamos algo.
- No tengo planes. Pero sabes... tengo muchas ganas de recrear un pastel que vi en internet. ¿vienes a mi casa y lo hacemos?
- ¡super! Te ayudo, te ayudo a comerlo. – cuando decido regañarla, sale disparada en su motocicleta. Sonrió ante su acción, sonrisa que se desvanece al escuchar el tono de mensaje. Era Gabriel.
Al ver que era Gabriel quien me escribía sentí una especia de enojo, o tal vez... ¿celos? ¡No! Es mi amigo, ¿Cómo puedo sentir celos? Hago caso omiso a mis pensamientos y decido responder mientras voy subiendo las escaleras y entrar a mi cuarto.
§ "¿Cómo estás? ¿Todo bien?"
Lo único que logro formular como respuesta a su saludo. ¿Y si le preguntaba lo que me había dicho Aitana?
· "¡de maravilla! De hecho, te escribo porque estaba recordando que ya casi es tu graduación. Pero estaré en finales de la universidad, no podré ir a verte. Lo siento mucho, pero sabes que te mando mis mejores vibras"
¡Oh, vaya!
· "Tranquilo, no importa. Mis mejores vibras para ti en tus finales."
Y cuando decido preguntarle lo que Aitana decía sobre él. Recibo otro mensaje.
· "besos para ti."
¿Besos para mí? Y si, habían mariposas. Mismas que extinguí en el instante. No podía o no debía sentir cosas por Gabriel.
El no.