Fede

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XVII

Lee Junho fue la seguridad y lo más fácil para Jimin. Dinero, sexo y algo parecido al amor era dado sin limites. Al inicio creyó que estaba enamorado, pero no era así, siempre tendría dos gemelos preciosos dentro de su corazón sin querer dejarlo ir. Junho era un imbécil con dinero y un mentiroso arrogante, pero para Jimin era la vía fácil a una vida estable y sin preocupaciones. Pensaba que Junho nunca lo iba a dejar, creía que siempre seria asi de facil; tan gracioso el solo pensarlo.

La habitación está en silencio y aunque JungKook le regale sonrisas cálidas a cada minuto, Jimin no se siente seguro.

—El juez cree que estuvo escondiendo esa prueba señor Park— el ceño fruncido y las oscuras manchas bajo los ojos del hombre hacen a Jimin darse cuenta de lo difícil que es su caso.

—Pero no es así, todo lo que dije está escrito ahí— su hermano mira al abogado con el ceño fruncido, sus manos se mueven nerviosas hasta tomar las suyas y darle un apretón.

Los tres miran el cuaderno negro sobre la madera, tan inofensivo como parezca, tiene los mas oscuros y perturbables secretos escritos en cada una de sus hojas. Las manos del abogado están cubiertas con guantes de látex, excepto las de Jungkook. El abogado sabe que las únicas huellas que podrían estar ahí son las de Junho, Jungkook y las de Jimin. La intriga recorre su cuerpo, aun si sabe parte de su contenido, hay más cosas de las que no sabe si quiere enterarse.

—Eso espero, porque si hay algo importante ahí escrito que no haya contado, retrasara su liberación— Jimin muerde su labio nervioso y mira a su hermano hacer lo mismo.

—Y-yo...nunca lo termine de leer, así que solo se lo que dije como evidencia está escrito ahí— miró al señor Choi, tratando de pedirle un poco de misericordia con sus ojos, Jungkook resopló y abrió de golpe el diario.

—Haré los jodidos honores, tome nota— el abogado frunció sus oscuras cejas y masculló una palabrota en voz baja.

Jimin miró sobre su hombro al guardia tras él, antes de escuchar a Jungkook leer la primera página.

—Lee Junho, tengo treinta y dos años...— y Jimin un mocoso de veintitrés; puta pena— bla bla bla, irá ligada a la ansiedad, un trabajo pendiente... ¡Vaya! Lo a subrayado en rojo, apuntele oficial— Choi gimió molesto, Jimin temió que echara a Jungkook por ser tan molesto, pero aun así rió— Hay páginas con nombres, números de contacto y direcciones— el abogado asintió y apunto todo en el expediente.

Jungkook suspiró con el cuaderno entre las manos, dictando cada uno de los nombres importantes y riéndose de los que le resultaban ridículos.

—Están cada uno de los socios que mencionaste, Park— suelta un suspiro aliviado y el abogado ríe— Puedes continuar, Jungkook.

Su hermano carraspea y le da una mirada interrogante antes de continuar. Jimin agradece que se preocupe tanto por él, a pesar de todos los problemas que le ha causado por su inmadurez.

—Esto ya lo habia leido...— hace una mueca y mira a Choi — No se si esto cuente como evidencia para otro de los delitos de Junho, abogado, pero se que tal y como este hay un montón más— el mayor asintió mordiendo su labio, apretó la pluma entre sus dedos, listo para terminar con Junho—Cinco de agosto del dos mil quince...¿Es malo no sentirme arrepentido? Yo no conocía del todo a esa mujer, mucho menos sabía que tenía hijos. Era una maldita drogadicta que me debía más de diez mil dólares, así que si amaba las drogas más que a sus hijos ¿por qué no arrebatarlos? Fue un intercambio...Le hice sufrir lo que ella me hizo al robar mi confianza y mi dinero. Acabe con su familia y después la mate a ella...

RIVINCITA | YOONMIN/AGUSTMIN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora