Duello

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XXIV


— ¡Mi amor! — el grito y los pasos que corren hacia él lo dejan petrificado, sus ojos moviéndose de un lado a otro tratando de encontrar una vía de escape— ¡Me hiciste tanta falta!

No sabe si son los brazos cálidos y fuertes o esos gritos forzados. No lo sabe con certeza o quizá sí, pero no puede admitirlo.

Quiere escapar.

No quiere que lo toque.

Taehyung es malo.

— ¡Tres días, Jung Hoseok!— la voz enfurruñada en su cuello lo estremece en tristeza, porque si realmente lo amara, el alboroto sería más grande de lo que el menor finge— Tuve que llamar a tu abogado para que me diera noticias de ti ¡No me dijiste que saldrías tan pronto!

¿Es nerviosismo lo que ve?

Su cabello es más largo y se nota más delgado. Esos ojos grandes y brillosos lo miran empequeñecidos por su grande y falsa sonrisa, lo mira con demasiada insistencia, apretando sus manos una en la otra y balanceándose en sus talones.

Entonces todo es cierto.

— ¿Hiciste algo malo?— pregunta tratando de bromear y esperando que no se note su voz gruesa y asustada.

Su pregunta tiene un tono divertido, pero en el trasfondo es más un reclamo, una súplica para terminar con ese falso amor.

El cuerpo rígido y esos ojos que lo miran alarmado, dejan en claro la pequeña duda que pesaba en su corazón y pisotea la esperanza de que todo sea un error; que Jungkook se haya equivocado de persona.

— Así que es así...—el susurro no es escuchado por Taehyung, así que el sonríe en grande, tratando de seguir su escena llena de felicidad, como si no supiera nada— Solo bromeo, te ves tenso

— Solo estoy cansado, te busque por todos lados... si... eso— los labios delgados del menor sueltan una risa seca, y la mueca que intenta es tan forzada que pone aún más triste a Hoseok.

Los ojos se le nublan y camina lo que resta del pasillo hacia su departamento. El primer día fuera de la penitenciaría creyó que ese lugar estaba lo suficientemente oculto, lo más alejado posible de la persona que seguramente lo buscaría y le causaría más daño con sus mentiras.

Pero su abogado era un metiche.

Había dado sin pensar su dirección a su "prometido" desesperado.

Miro de reojo al hombre detrás de él. Si Taehyung pensaba en fingir que nada pasaba, no lo estaba logrando. El hombre parecía haber sido abandonado.

¿Estaría listo para una segunda vez?

Cruel, Hoseok. Cruel.

¿Podría ser así, no? Ser egoísta y dejarlo irse. Había perdido tiempo por su irresponsabilidad e inmadurez.

Había perdido a su hijo.

Y es por ello que lo mira sin sentir. Ese chico frente a él es como un sueño que se ha desvanecido, ahora ha despertado y puede ver su miseria.

Está muerto en vida.

Su mente está nublada y solo es capaz de apuntar el sofá desgastado, invitándolo a sentarse. El departamento huele a humedad y a ese cafe negro barato que hizo en la mañana; es lo unico que puede pagarse.

Taehyung se ve incómodo al tomar asiento en esa cosa llena de grumos y agujeros. Su ropa cara y de marca no van con ese lugar oscuro y viejo. Su brillo no merece ser opacado por alguien que no tiene un futuro y ha arruinado parte de su vida.

RIVINCITA | YOONMIN/AGUSTMIN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora