Speranza

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XIV

La mañana siguiente es la más fría que le ha tocado presenciar, o quizá es que su corazón se siente tan pesado y frío haciendo su cuerpo entumirse.

La cárcel estaba sombría y silenciosa, como cada tres meses cuando los juicios importantes se avecinaban y temen saber si podrán apelar y salir de allí o perder toda esperanza.

Jimin miró a Hoseok sonreírle antes de tomar su toalla y salir a las duchas, dejándolo solo. El mayor se veía mejor que hace unos días, la tristeza ya no ensombrecía tanto su rostro y bromeaba más seguido, sin embargo, Jimin sabía lo mucho que estaba sufriendo y que no se había puesto en contacto con Jungkook.

Al parecer estaba dispuesto a hacer como que nada paso. Aunque eso lo lastimara aún más.

Suspiró y se echó hacia atrás en la litera, mirando el techo de concreto sobre él y escuchando las voces de los otros reclusos. Era inevitable sentirse nervioso, en cualquier momento su abogado y Jungkook llegarían y le mandarían llamar. Tenía la esperanza de que Jungkook encontrará el diario, su hermano es muy listo y también esperaba que esa fuera la máxima prueba para salir de ese hoyo.

Como era semana próxima a juicio, no había posibilidades de que se contactara con nadie más, a excepción de su abogado. Extrañaba tanto a Yoongi y Agust y esperaba que ellos arreglaran sus problemas.

Lo que pasara entre los gemelos no lo incluía, porque no estaban juntos. No aun. Así que no podía pedirle a Yoongi que le perdonase todos los errores a su hermano y que hiciera la vista gorda. Además, Jimin no sabía qué clase de relación tenían entre ellos.

Pero estaba seguro que era más que hermandad. Le hacía feliz que se tuvieran el uno al otro.

Suspiró y miró hacia la entrada de la celda, frente a la suya se encontraba la de un hombre en sus treinta, con cadena perpetua y muy feliz por estar en aquel lugar. Jimin lo miraba asustado cada vez que se reía y pedía no salir de su celda, el tipo no tenía miedo de estar en aquel lugar y era amigo de todos los reclusos ahí dentro.

Era como si estuviera en su casa.

Jimin nunca se imaginó que alguien podría acoplarse y disfrutar estar ahí dentro, el hombre ni siquiera contactaba con su abogado, ni recibía visitas.

-Pues cada quien ¿verdad?- hace un puchero, asintiendo. ¿Quién es él para juzgar?

Los nervios invadieron su cuerpo al escuchar el golpe del tolete en uno de los barrotes de la celda. La oficial Callén era musculosa, alta y de carácter fuerte, Jimin nunca la había visto doblegarse, ni cuando los reclusos nuevos y jóvenes se arrodillaban llorando como niños, suplicando que no los dejara ahí.

La apodaban "Nunes" por su gran parecido con la peleadora de la UFC; Amanda Nunes. Todos los reclusos ahí dentro la veían como la jefa. Los otros oficiales eran unos flacuchos o gordos débiles a lado de ella. Todos la buscaban siempre, si había problemas, si querían hablar (Aunque ella los ignorara), hasta si era algo estúpido como pedir que los defendiera.

Todo para llamar su atención.

Todos se volvían masas nerviosas al verla pasar, incluso si eran mucho más musculosos y altos que ella.

-Recluso Park, el abogado Choi lo espera- Jimin asintió antes de bajar de la litera. Los nervios le hacían doler el estómago y temblar las piernas.

Nunes le colocó las esposas antes de darle un empujoncito, tratando de darle ánimos.

-Eres muy joven chico, ten fé.

Jimin la miró asombrado, antes de asentir tomando valor. Los pasillos hacia la sala de reunión se sentían fríos y se miraban largos pero aun así suspiró y se enfundó de valor.

Miró al abogado Choi frente a la puerta, su rostro estaba serio pero no como las otras veces. Jungkook estaba dentro de la habitación, sentado en una de las sillas, con el libro entre sus manos y una sonrisa enorme.

¿Había buenas noticias?

©Meraki 🥀

(Cortito pero importante. Ya son 1k de leídas, Gracias por estar aquí <3 )

RIVINCITA | YOONMIN/AGUSTMIN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora