DIMENTICARE

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VI


Hoy era el día.

Suspiro pasando las manos por su rostro tratando de relajarse. Escucho como los otros reclusos salían de su celdas en dirección a las duchas y las órdenes de los oficiales hacia cada uno de ellos. Miró el techo sintiéndose nostálgico como cada mañana, sintiendo la litera fría y escuchando los reclamos de Hoseok.

Pero hoy era diferente.

Jamás pensó que se sentiría tan humillado y traicionado, hasta el momento en que sintió el frío metal sujetar sus muñecas y el ruido de las rejas al cerrarse. Nunca lo había imaginado, ni en sus peores pesadillas habría pensado que podría sentir un dolor semejante. Jamás había tenido nada ni a nadie de verdad, solo eran Jungkook y él, en aquel orfanato. Pero llegó él.

Lee Junho

Era un buen chico, aunque todos le dijeran lo contrario. Junho era arrogante y serio, pero con Jimin era diferente, así se sentía. Lo enamoró con promesas y momentos falsos, haciéndolo sentir en un cuento de hadas con brillitos y a todo color. Jungkook y su nana le repetían una y otra vez que Junho no era de fiar, que no confiara ciegamente en él, pero los ignoró.

Hasta que los gemelos Min regresaron.

Eran hijos de su nana y se habían criado junto a Jungkook y él, hasta que tuvieron que irse con su padre a estudiar lejos por un tiempo. En ese entonces no había posibilidad que estudiarán lo que querían en Corea, y su padre había tenido una oferta para un mejor puesto en el extranjero. Así que el señor Min aprovechó la oportunidad y viajó con ellos hasta que terminarán la secundaria, era una gran oportunidad, aunque la señora Min tuviera que quedarse.

Ella no quería dejar la casa hogar, todos aquellos niños eran su todo, aún más si ya se había encariñado de dos pequeñas criaturas traviesas.

Su pequeño Jungkook y su lindo Jimin.

Jimin sintió como el ambiente cambió al tener a los gemelos de regreso, al igual que lo hizo el sentimiento en su pecho. Las miradas y las atenciones que le dirigían ambos gemelos lo confundía, se negaba a sentir algo más por ellos, ignorando como su pecho se agitaba cada vez que alguno lo abrazaba o lo mimara.

Y Junho lo notó.

Se dio cuenta de su cambio drástico de sentimientos y cómo huía de su tacto, Jimin no era consciente de haber dejado de amarlo. Ya no quería su tacto sobre su piel, ahora ansiaba dos pares de manos recorriendo esta; más cálidas y amorosas.

"Dime, Jimin ¿Follaste con alguno de ellos? ó ¿Por qué te comportas como una zorra cada vez que están cerca?"

Al escucharlo sus labios se entreabrieron sin saber que decir, pasmado, trato de explicarse escuchando las risas toscas del mayor. No había nada que explicar, era muy obvio todo, pero aún así decidió mentir.

-Son mi familia, Junho. Como mis hermanos mayores.

-Por su puesto. - el tono sarcástico y la risa burlona lo asustaron- Pero lo dudo, dime en qué se fijaron para poder follarte ¿En esa boca de perra chupa pollas? Porque no lo niego, yo también lo hice.

Las risas del mayor lo hicieron enojar, apretó los puños sintiendo las lágrimas de impotencia y enojo llenar sus orbes.

-¡¿Qué mierda hablas Junho?!

El gritó enfureció al contrario, Junho dio grandes zancadas hasta sujetarlo fuerte del cuello, jadeo al sentir como se cortaba su respiración.

-Escucha pequeña puta, si crees que puedes venir a verme la cara de estúpido y tener mi dinero, estas jodidamente equivocado- siseo, Jimin encajo las uñas en el antebrazo de Junho tratando de alejarlo.

RIVINCITA | YOONMIN/AGUSTMIN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora