Ricompensa

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XXI

Es su segundo día comiendo solo desde que Hoseok se fue.

Es un alivio más allá que la suerte el no haber tenido ningún encuentro incómodo con algún interno. Agradece que José sea su sombra aun si todo lo que pueden hacer es hablar en muecas y señas.

— Come — la charola con arroz blanco y el pan duro es dejado frente a él. José le regala esa sonrisa brillosa con hoyuelos y ojos divertidos. 

Se nota feliz de poder pronunciar bien la única palabra que sabe en coreano. Y Jimin ríe melancólico al imaginar quien puso todo su empeño enseñándosela.

Muerde la uña de su pulgar y sonríe al mirar la mueca de José ante todo el bullicio de los otros internos. El mayor hace una seña llevando la cuchara con arroz a su boca, como si tratara con un niño pequeño que está empezando a comer por sí solo. Jimin entiende la orden y asiente sonriendo.

La sonrisa de José se ensancha al mirarlo comer y Jimin recuerda a Hoseok diciendo "Los mexicanos comen mucho y no les gusta que alguien se malpase" . Suelta una risita antes de morder el pan duro, su mirada va de un lado a otro antes de detenerse al final de la sala, en la última mesa para ser precisos.  Bong Goo lo mira furioso al igual que todos los lamebotas que lo acompañan y golpea la mesa al ver a Jimin sonreír burlón.

¿Cómo no hacerlo si casi tiene la nariz aplastada contra su mejilla?

Hace demasiado frío y sus dientes castañean al reírse del hombre.  Mira con diversión como sus lamebotas lo animan para que se levante y camine hacia él. José enarca una ceja cuando lo escucha bufar entre risas.

Chingadamadre— La voz de José sonaba irritada y le asintió a Jimin; dándole el pase libre para hacer desorden.

Bong atravesó cada una de las mesas, hasta que su horrible olor y presencia chocó en su costado. Gruño furioso cuando sus rubias hebras fueron jaloneadas hasta ser empujado al suelo. 

— Park la puta— las risas y silbidos de los otros reclusos comenzaron a rebotar, como si alentaran en un jodido cuadrilátero; en una pelea patética entre un mocoso y un vejete barrigón.

— Tal parece que te gusta que esta puta patee tus jodidas y pequeñas bolas— se puso de pie adoptando la pose de defensa de forma rápida. Miró a Jose sonreir y acomodarse en la mesa, divertido con el hecho de saber que Jimin volvería a ganar.

Jimin esquivó el primer golpe entre carcajadas. Los vitoreos y burlas resonaron con mayor fuerza y ninguno de los guardias dio un paso para separarlos. Sabía que Bong había dado órdenes, era un iluso y patético hombre que se creía el jefe ahí dentro y Jimin estaba divertido con el hecho de humillarlo y golpearlo cada que el hombre le diera la oportunidad.

— Ven aquí perra— Jimin pateó la fea panza, antes de encestar un fuerte golpe en medio rostro haciendo al mayor gruñir adolorido.

— Marica de mierda, como tu juguetito ya no esta, lo reemplazaste por el otro— su barriga reboto con las carcajadas, miró con altaneria a Jimin — ¿Qué? ¿Tú también lo dejaste? No me sorprende, nadie quisiera estar con un asesino de bebés...

Los silbidos y risas se detuvieron de golpe. El silencio se hizo denso y miró el rostro preocupado de José.

Bong Goo no sabía con quién se metió.

La diversión fue reemplazada por furia en segundos. Sus puños se apretaron antes de lanzarse sobre el viejo en el suelo. Las fornidas piernas de Jimin apretaron con fuerza en su tórax, bloqueando el  aire. Jadeo sintió dolor cuando los fuertes y pequeños puños golpearon su rostro de un lado a otro. Dos , tres, cuatro veces y el mareo se asentó en sus sienes.

RIVINCITA | YOONMIN/AGUSTMIN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora