Descripción: Universo de Boruto, Divorcio, Angst.
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Boruto ya no era un niño pequeño para no entender el divorcio de sus padres. Solo que a sus doce años, no terminaba de razonarlo.
A su padre no le gustaban las mujeres después de todo. En específico, su madre.
No era como si al principio no se hubiese sentido triste y confundido por enterarse de que después de todos esos años, su ilusión de familia se rompiera. Todavía guardaba sus esperanzas de que un día su padre dejara de, aparentemente, evadir su propia casa con trabajo auto impuesto. Boruto no sabía nada sobre palabras rebuscadas o estrategias para aparentar, pero no era un tonto. Veía la mirada triste de su propio padre hacerse más frecuente, y aunque cuando lo enfrentó él le dijo que no era culpa suya, no pudo evitar sentir que todo últimamente era incorrecto. Faltaba una pieza en el rompecabezas.
Por eso fue que se sintió estúpido cuando se enteró de otro pequeñísimo detalle que terminaba de armar todo el lío. Era la cereza del pastel, la corona del misterio.
El culpable.
—No soy yo quien debería responderte —dijo el señor Shikamaru, compadecido del pequeño, rubio y confundido niño que conversaba en su sala con Shikadai—, pero tu padre se pasó toda la juventud tras él. Era fastidioso, ya sabes, verlo así.
No cabía en su sorpresa, pero debía avanzar en la misión. Eso era un ninja ¿a que no?
—¿Así cómo?
—Triste y desesperado. Nunca se le quitó lo tonto, pero no podías ni decir su nombre. Todavía tiene efecto, aunque ahora es distinto.
Claro que lo había notado, y ahora se daba golpes contra la pared al saber que no había sido su imaginación rebuscada ese tono de voz y ese brillito en los ojos cansados de su estúpido y homosexual padre. Pues era obvio, le gustaba el tío Sasuke. Haciendo cálculos, si tenía él mismo doce años de edad, eso quería decir que incluso antes de que naciera, por alguna razón el séptimo hokage no se pasó su juventud entrenando por ir detrás de un muchacho que sin dudas había sido más que atractivo en su tiempo.
Boruto no iba a negarlo, Sasuke-san había sido un imán para él también, aunque no lo intentase. Tenía algo que lo hacía querer pegarse como un chicle, y cuando supo que accedía a entrenarlo cada vez que volviese a la aldea, saltó de emoción (secretamente en su habitación). Y su padre, bueno, él se había limitado a sonreír. Pero eran de esas sonrisas, ya saben. No una dirigida al orgullo por su hijo, sino, por el hombre de capa negra que se pasaba por su oficina a altas horas de la noche.
... ¿Qué?
"¿Sigues ahí? Te tardas mucho en escribir"
Mizuki había texteado hace diez minutos, y aunque Boruto tenía el celular en mano, las luces apagadas y el futón ya calientito bajo él, no había visto los mensajes llegar.
"Sí estoy aquí.
Perdón, estaba pensando."
"Te acostumbrarás."
Mizuki sabía a qué se refería con estar pensando. Era divagar en la vida de su padre sin preguntarle nada.
"Si te hace sentir mejor, deberías hablarle. Algún día tenía que explicarte las cosas."
Boruto no estaba seguro de si su padre querría no hablarle del tío Sasuke (eso lo hacía aunque nadie se lo putas pidiera), sino de sus errores. Como esposo, como adolescente. Él sabía que su pasado había sido doloroso, incluso se preguntaba si estaría gustoso de bloquearlo por siempre. Pero Sasuke estaba ahí así que descartó la idea y se removió otra vez con la manta encima.
"Lo intentaré."
Eran las tres de la madrugada cuando decidió ir a por un vaso de agua. Mirar el techo distraídamente con la boca abierta no era recomendable ahora, así que en medio de la noche, en el lioso departamento de su padre soltero y de su maestro admirable, se introdujo de puntillas en la cocina.
No era una casa distinta a la que tenían, y tampoco parecía ser permanente, pero era lo suficientemente grande como para que tuviesen dos habitaciones y otro futón en la sala que le funcionaba cuando Sarada y Hima se quedaban en casa también. Y pensar que eso provenía del salario de Hokage y quien sabe de dónde más.
Sasuke casi siempre estaba allí, leyendo o realizando cosas que su madre normalmente hacía. A veces se preguntaba si en una relación gay también existía el papel de mujer y de hombre, pero Sarada le había dado una mirada de esas que si pudieran hacerlo, lo engancharían de los calzoncillos a un poste de luz.
Iba a reírse suavemente de su propio pensamiento cuando se topó con Sasuke vertiendo agua en una tetera. Solo estaba el sonido de la llave abierta, y el murmullo de unos cuantos grillos en el exterior. Boruto se preguntó si había escuchado el momento exacto en que salió de su cama.
—¿Por qué estás despierto?
Preguntó Sasuke suavemente sin mirarle. Se escuchaba adormilado, pero su rostro denotaba lo contrario.
—Vine por agua, no podía dormir.
—¿Quieres té? Es negro. Estará en unos minutos.
Boruto asintió con la cabeza agradeciendo, y se sentó en la barra de la cocina con los pies colgando. Normalmente, su padre y él estaban de un lado de la barra y Sasuke del otro cuando almorzaban juntos. Vio al de cabello negro ligeramente desordenado recargarse en la alacena frente a él, mirando al pasillo como si esperase algo. Sin embargo nada llegó, y Boruto no pudo evitar confirmar que en efecto ambos estaban igual de idiotas por el otro.
—Sasuke-san ¿Por qué mi padre?
La pregunta salió de su boca más rápido de lo que pudo controlar. Sasuke le miró, pero no respondió los primeros minutos. Era una persona inteligente, y supo a qué se refería con la pregunta. Boruto lucía un rostro de culpa, y Sasuke lo supo.
—Amar no es decidir. No te deja caer, y solo lo quieres cerca de ti —Boruto se sintió abrumado—. Es inúti intentar negarlo.
—¿Por eso te buscó?
No pensó nunca ver la facción de sorpresa en su inexpresivo maestro que muchas veces parecía solo tener una mueca disponible. Una o dos para su padre y la que normalmente vestía siempre: una máscara de indiferencia. Sin embargo ahora abría ligeramente sus ojos negros y profundos, sin pupila ni luz.
—¿Qué pasó? ¿Es fiesta de pijamas?
Su padre apareció en el marco de la puerta, acomodándose la camiseta para terminar de ponérsela. Boruto se hundió en su asiento, habiendo sentido que era una especie de intruso.
—No, más bien de té —replicó Sasuke, inspeccionando el interior de la tetera para saber si había empezado a hervir.
Naruto se posicionó tal vez demasiado cerca del pelinegro para olfatear el contenido. Sasuke le dio un leve empujón, recordándole que su hijo estaba mirándolos detrás con esos enormes ojos terriblemente intensos como los de su padre. Después le dio una mirada, probablemente de regaño. Su padre comenzó a hablarle de cualquier estupidez que su cabeza lograra obtener como si fuese lo más normal del mundo tenerlo en casa. Había mencionado que al día siguiente no trabajaría, porque si seguía haciendo sus excesos Sasuke terminaría viéndose más joven "y eso no puede pasar" terminó su explicación recibiendo de Sasuke una mirada muy parecida a la de Sarada, pero esta vez había una sonrisa muy leve al final de cada pelea. Tal vez ese hombre sin aparente expresión hacía más feliz a su padre que cualquier otra persona en el mundo.
—¿Cómo te sientes? —preguntó su padre, después de que Sasuke se dirigiera a su habitación para intentar dormir, aunque más bien quiso darle espacio a Naruto y a Boruto para que hablasen.
—Yo... um... —comenzó, no muy seguro de lo que debería o no responder.
—¿No te sientes cómodo aquí?
—No es eso —negó con la cabeza, pasando los dedos por la taza. Quedaba una mínima porción de té, pero seguía caliente—. Estoy feliz de que-que por fin seas feliz. Aunque no lo entienda muy bien.
—¿Hablas de que sea gay?
Boruto no respondió, ya que evadía la mirada de su padre, quien esperaba una respuesta que no incluyera una mentira. El niño inspiró hondo, no acostumbrado a que su padre le preguntase cómo se sentía en los últimos años. O que simplemente le hablase sobre sí mismo con tanta naturalidad.
—¿Por qué te enamoraste de Sasuke-san? —unos ojos claros miraron al adulto quien parecía haber captado la situación—, ¿Por qué te casaste? ¿Qué pasó? ¿Qué... que salió mal?
El rubio menor pudo haber inhalado entre palabras pero olvidó cómo hacerlo, y acabó expulsando el aire que quedaba al final de la última pregunta. Naruto no tenía expresión en el rostro, pero no se veía enfadado o evasivo con él. Desde su pelea con rasengan invisible, eso sí había cambiado.
—Sasuke y yo sufrimos mucho cuando éramos niños —comenzó el viejo a relatar, recargándose con los antebrazos en la barra y mirando el interior de su taza como si pudiera vislumbrar sus propios recuerdos—. Ambos estábamos solos en el mundo. Yo nunca tuve familia, y él la perdió, así que éramos iguales de alguna forma.
Boruto se acomodó para que no le picase la barra en las costillas y, con un poco de miedo, recordó cuando su madre alguna vez le mencionó que su padre hacía travesuras.
—Vivíamos peleando —Naruto sonrió con nostalgia—, lo volví mi rival porque era muy cobarde para admitir que era mucho mejor que yo en todo. Pero en realidad yo... siempre quise hablar con él. Hablar como amigos. No tenía ninguno, así que no sabía cómo empezar.
"Un día, terminamos en el mismo equipo. Allí fue donde comenzamos a acercarnos, pero al mismo tiempo peleábamos mucho, ¡eso ponía furiosa a Sakura-chan! Tuvimos muchas misiones, vivimos muchas cosas y yo... él se volvió mi mejor amigo. Sabía que iba a ser difícil entablar aunque fuese una conversación, porque los dos somos necios ¡Eso no me detuvo!
No, seguro que no, pensó.
—Pero él tenía una meta que cumplir, y Konoha no podía ayudarle con eso —los ojos de su padre se obscurecieron—, tuvo que irse un día, para poder completar su tarea. Solo que... la persona que iba a ayudarle no era para nada buena. Yo sabía que solamente usaría a Sasuke, pero eso no le importaba, no...
Naruto se detuvo, como si se hubiese quedado en un corto trance. Boruto le inspeccionó, observando sus pequeñas arrugas en las esquinas de los ojos, las ojeras no tan prominentes, la barba muy fina que crecía en sus pómulos. El hombre se estaba volviendo viejo, pero parecía que los días que comenzó a contar los empezaba a vivir una y otra vez.
Entendió una que otra cosa, como por ejemplo el miedo a perder a Sasuke otra vez. Entendió que Naruto Uzumaki, el héroe de Konoha, nunca pudo diferenciar bien sus sentimientos hasta que fue bien mayor, porque jamás logró tener una familia de verdad.
—Fui tras él, entrené durante años —continuó su padre, las lágrimas en los bordes de sus ojos no eran invisibles—. Él es mi otra parte, ya sabes, esas cosas que se dicen cuando no puedes evitar sentirte tonto cuando estás con otra persona. Cuando tenía tu edad, me decía a mi mismo que todo era porque Sakura-chan estaba enamorada de Sasuke, y debía hacerlo por ella. Me dije que era porque fuimos compañeros, porque Sasuke era de la aldea de la Hoja...
—Nunca fue por eso, ¿verdad?
—Me sentía egoísta porque solo quería que regresara. Si algo le hubiera pasado, yo, no sé. No puedo ni imaginarlo.
Naruto se rió amargamente bebiendo el último trago de su té, como si eso le hiciese pasarse las lágrimas que habían luchado por salir.
—Hubieras ido por él hasta donde fuera, ¿no?
Al parecer, su padre no se esperó tan verdadera afirmación, ya que le miró con grandes ojos azules y le revolvió el cabello tiernamente. La mano de su padre nunca había sido tan sincera. Y sus ojos nunca le habían expresado tanto como aquella noche.
—Tu madre es una maravillosa mujer —siguió hablando Naruto luego de unos minutos de silencio, cuando estuvo listo—. Soy muy estúpido para la vida aun, pero ella fue de gran ayuda, y no me arrepiento de haberlos tenido a ustedes dos.
Boruto se quedó pasmado, sintiendo un calor en la cara y unas ganas de llorar que no eran precisamente costumbre suya.
—La aprecio mucho, y le agradezco todo lo que hizo. Incluyendo a ustedes.
—¡Oye viejo, no me digas eso! —Boruto comenzó a reír, cuando Naruto le despeinó con más fuerza.
Su padre le había dicho algo por fin, disipando algunas de sus dudas esa noche. No hubo peleas o malos entendidos, y agradeció enormemente el calor que le produjo el té cuando terminaron de charlar alrededor de las cinco de la mañana. Naruto no le dejó con la palabra en la boca cuando se despidió, ni desapareció un clon cuando creyó haber sentido algo de cariño. Se levantó como toda persona normal a limpiar la cocina, "o Sasuke me asará a fuego lento" había dicho de broma, y Boruto le miró unos minutos más antes de irse a dormir de vuelta al futón. Se sintió cálido y difuso, en un lugar que aunque todavía no era su verdadera casa, por primera vez en mucho tiempo se sintió como una.Naruto entró en la habitación sintiendo que un peso sobre sus hombros se había evaporado. Aunque logró rememorar cosas en su plática con Boruto que básicamente le provocaban todo tipo de emociones juntas, supo que había hecho lo correcto. Su hijo necesitaba saber el desastre que había vivido con y sin Sasuke, y era justo. Si no pudo darle lo que todo niño normalmente tiene desde que nace, al menos merecía una explicación de por qué su padre seguía siendo un viejo estúpido y enamorado de su mejor amigo desde que tenía quince años, o incluso menos.
Sasuke estaba acostado de lado, dándole la espalda. Habían juntado sus futones, y se acurrucaba en el suyo como si hubiese pasado frío, pero había pateado la sábana y su pijama era la única cosa que le cubría. Naruto sonrió levemente, mirando su costado subir y bajar con cada respiración, y cuidando no hacer ruido se recostó cuidadosamente tras él para subir la frazada hasta sus hombros, cubriendo a ambos en el acto. Se removió, después de todo eran ambos ninjas. No se podían permitir no estar alerta.
—¿Estás bien? —preguntó el de cabello negro, sin abrir los ojos pero girando el rostro por encima del hombro.
—Hm-m, vuelve a dormirte, todavía no amanece.
La ágil y delgada mano de Sasuke se coló en su espacio para tomarle de la mano, guiándole para que en una indirecta entendiera que solo quería un abrazo. Naruto no ignoró la petición y entrelazó sus piernas en un acto de desesperada cercanía, y su corazón se relajó lentamente cuando sintió el otro torso latiendo contra el suyo. Lo apretó contra sí, temiendo que un día despertara y sus días de desolación volvieran.
—No es posible, dobe —replicó Sasuke, usando ese lazo extraño para invadir sus pensamientos—, estoy aquí y agradecería que dejaras de pensar tan alto.
La voz de Sasuke era rasposa y varonil, cosa que a Naruto logró quitarle el sueño. De todas formas rió suavemente, y se dedicó a recargar su mejilla contra la nuca contraria. Era un bastardo, un arrogante y su eterno rival. Pero a quién iba a engañar con eso ahora, ni a su propio hijo.
Después de todo, Naruto sabía que iría a por Sasuke otras mil veces de ser necesario. Eso nunca cambiaría.
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No sé cómo describir la forma en que esto se escribió solo, pero me parece una versión decente de lo que pienso yo, sería si Naruto hablase con su hijo sobre lo que realmente ocurrió, lo que todos callan hoy en día en Konoha. La verdadera historia de los dos que salvaron el mundo a costa de el amor que sentían el uno por el otro.
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narusasu everywhere
FanfictionHistorias cortas, poesía barata y un impresionante intento por encarnar a mis dos personajes más queridos, amados, odiados en diferentes escenarios: Naruto (el molesto, ruidoso, apasionado) y Sasuke (emocional, estoico, moronsexual). Los personajes...