narusasu everywhere

problema inevitable

Descripción: Universo Alternativo. Reencuentros. Infidelidad (a Sasuke no, ni dios lo mande)

Sinopsis: Naruto había seguido con su vida. Fuera de Konoha, nunca volvió a saber de él. Sin embargo, un día vuelve, y carga montones de sus cosas para despejar la casa de sus padres, para después encontrarse con quien tiempo atrás creyó nunca volver a ver. Su vida ya planeada cae, pero esta vez sabe con quién reconstruirla. Fechada el 18 de abril del 2021.

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"Itachi murió" había dicho Sasuke. Aunado a esto, él se había encogido de hombros, sentados en aquella cafetería por casualidad (algo le dijo en el fondo de su pecho que su encuentro había sido todo menos coincidencia). Naruto, después de haber conversado un par de días para saber qué había sido de él, supo que cuando se abrazaron hubo algo que estalló. Algo que superó el motivo de consuelo cuando después de un rato de palabras y de calor humano, no iba a detenerse en una simple formalidad. Valiosos recuerdos se impregnaron en su piel, y los detalles sobre Sasuke que poco a poco llegaron en oleadas, en golpecitos débiles que terminaba sintiendo como huracanes. Apreciaba sus cabellos, la manera en que caían en la almohada bajo su cabeza. Su piel lechosa, los arcos de su columna, de su cintura y su cadera. Todo lo grabó como si pudiese repetirlo en su mente una y otra vez cuando el otro estuviese ausente, aunque pensaba que difícilmente podría separarse de nuevo.

—Estaba a punto de casarme.

—¿Estabas? —Sasuke sintió la necesidad de girarse, pero el leve fantasma de un beso en su hombro le detuvo.

—No esperaba encontrarte aquí. Me dije a mí mismo que viviría en un mundo sin ti.

Lo soltó en un susurro, casi como si fuese un secreto que Naruto planeaba liberarse a sí mismo.

—Qué usuratonkachi, no sabes mentir —Sasuke se relajó bajo las manos que mimaban su piel—. Nunca supiste creerte tus propias mentiras.

—Y llegué aquí con miedo, porque me estabas matando sin aparecerte, ya sabes. Recogí unas cosas en casa de ma y pa y-y eso debió ser suficiente y después pasé por tu casa, por el horrendo parque del centro y recordé el negocio de tus padres y solamente... —Naruto dejó de hablar. Le brillaban los ojos, pero Sasuke no se dio cuenta.

—Me buscaste —completó, con una leve curvatura en los labios—.Tarado, ya te habías tardado.

Naruto se rió entre dientes, pasándole el brazo por la cintura para abrazarlo estrechamente y bien cerquita de su corazón alocado. Años atrás eran jóvenes, pero podía jurar que aquel cuerpo sagrado era el mismo. Se había dedicado a adorarlo con la misma devoción que cuando eran unos mocosos, adolescentes recién salidos de la preparatoria a la vida. Y entonces Naruto había tenido que irse para cumplir su deber de universitario y Sasuke tenía que quedarse para estudiar y servir en el negocio de sus padres. Fue una época difícil y devastadora, porque en un abrir y cerrar de ojos una pandemia llegó y se extendió hasta los horizontes, dejando al mundo incomunicado y febril por un poco de aire fresco. El depredador era invisible, una enfermedad misteriosa que te carcomía desde los pulmones hasta las fosas nasales.

Naruto supo que había estallado en su cuidad natal, y lejos, muy lejos de casa, lloró porque pensó que la única persona que había sido capaz de hacerlo sentir vivo se había marchado junto con un virus que no tenía nombre. Pronto se resignó, sabiendo que no podría volver pronto para averiguarlo. Pero fue un idiota, un idiota que no supo que más allá del ventanal del negocio vería a un hombre de cabello negro con vestiduras formales que atendía el restaurante Ichiraku como si fuese el mejor de sus placeres. Lo era. Sasuke era una persona tan buena y tan dedicada que intentaba disimular su buena fe con un rostro sereno e inexpresivo. Pero Naruto siempre supo ver a través de él. Siempre supo cómo.