Un incendio en el mar (Zuko; Avatar TLA)

Libro III - Parte 1

Dos semanas de viaje en un barco de la nación del fuego, la vida daba vueltas absurdas.

- Es bueno tenerte por aquí, Kai, nunca había tratado heridas así de graves - Katara le hacía un comentario amable durante su sesión diaria de sanar las heridas de Aang.

- También podías haberlo hecho sola, tienes mucho talento ¿Hace cuánto que descubriste tus habilidades?

- Algunos meses - Kai quedó atónita ante la respuesta.

- Wow, yo llevo casi cuatro años, no me imagino hasta dónde podrás llegar.

Katara era simpática, maternal y un poco mandona, a Kai le agradaba mucho y se sentía mejor cuando conversaban.

- Empezaste muy joven ¿Habías sanado algo como esto?

Kai se detuvo a pensarlo.

- La quemadura interna de Iroh, el rostro de Zuko... Pero aprendo más cuando la herida es en mi propio cuerpo.

Un escalofrío recorrió la columna de Katara.

- Así que tú trataste esa herida, debía ser una gran quemadura para que aún con cuidados terminara así - comentó la de los ojos azules.

- Sí... - A Kai aún le dolía bastante el corazón al pensar en Zuko - era más grande y estaba bastante infectada la primera vez que la vi.

- ¿Quieres hablar de eso? Quizá te ayude estar enojada, después de todo... - propuso, posando su mano en el hombro de su nueva amiga.

Kai miró a Katara y le regaló una sonrisa triste.

- No estoy enojada, ya no. He repasado los acontecimientos una y otra vez en mi cabeza y no logro encontrar en qué punto se desmoronó todo alrededor de mí ¿Cómo sabía Azula dónde estaban Zuko y Iroh?

- ...Yo se lo dije, creí que se habían infiltrado de parte de la nación del fuego - dijo Katara en voz baja, dando un paso atrás y bajando la cabeza.

- Tú... - Kai se llenó de ira, pero de sacudió para replantearse su actitud - No, no es tu culpa, Katara, tú no lo sabías, tuviste razón en desconfiar. Quizá yo también debí desconfiar.

Katara volvió a acercarse para mostrarle apoyo a Kai, pero ella le pidió otra cosa.

- Esta noche... ¿Quieres acompañarme a hacer agua control a la luz de la luna?

A la muchacha la petición le sonó extraña y pensó que algo así requería muchísima confianza, pero ahora Kai solo los tenía a ellos, era difícil que siquiera considerara hacerle daño, así que aceptó.

Cuando estaban solas en la cubierta del barco y la luna brillaba sobre ellas, Kai trató de explicarle algo que le había enseñado Iroh a ella sobre perdonar y buscar la paz interna; dárselas al mar.

- Como maestros agua, nuestra conexión con el océano y la luna es profundamente espiritual, aunque creo que ya lo sabes, por lo que pasó en el polo norte. Bueno, el truco está en que, así como nosotras controlamos el flujo del agua para nuestros propósitos, a veces debes permitirle a las olas que entren en tu alma y te sacudan, oír la inmensidad del océano y saber que tú eres parte de él - permanecieron en silencio, meditando por un par de minutos - Katara... ¿Hay algo por lo que te culpes? ¿Algo que quieras controlar con desesperación y no deja de escaparse de tus manos?

En ese momento, Kai escuchó llorar a Katara, que se encontraba a poco más de un metro a su lado, así que se acercó y la agarró de la mano.

- La ira y el rencor son un motor poderoso para un maestro agua, tal como pueden serlo para un maestro fuego... Pero si no te limpias de ellos de vez en cuando, puedes terminar intoxicándote.