La Promesa - Parte 1

1.4K 150 2
                                    

Juuzo dio un paso al frente y Kai tres hacia atrás.

Era su culpa, ella había dejado a su madre allí, se la había entregado en bandeja a Ozai y él le había hecho todo lo que había querido.

- ¡Kai! - llamó Zuko, estiró el brazo para agarrarla, pero ella salió corriendo antes de que pudiese tocarla.

La muchacha se esfumó, el nuevo Señor del Fuego trató de ubicarla, pero al final decidió dejar un mensaje para que se difundiera entre sus sirvientes. Por si seguía en el palacio, escondida.

- Kai, si estás lista para hablar, te esperaré en mi cuarto al anochecer.

Así, el azabache esperó durante una noche, dos, tres, cuatro. Solo.

Parecía obvio, pero Kai se tardó en entender que, por más lejos que estuviera de lo que había visto, no podía alejarse de sus pensamientos.

Había huido de una situación muy difícil de asimilar, necesitaba la orientación de Iroh ¿Ese era el reencuentro familiar que tanto habían esperado? ¿Ese que había imaginado toda su vida?

Viajar por vía marítima o terrestre, durante los días que sucedieron al fin de la guerra era la situación más caótica que Kai había experimentado y el bullicio de las personas tratando de reencontrarse con sus seres queridos, hacinados y con prisa no permitía a la muchacha aclarar sus ideas.

Así que decidió viajar por el mar, sola.

Encontró un bote, lo reparó y partió, no se detendría hasta llegar a ese Salón del Té. Quizá era una decisión egoísta, pero necesitaba escapar, no podía quedarse en el palacio, no en ese momento.

¿Aún si le costaba lo que tenía con Zuko?

La maestro agua paró en seco por un segundo, en medio del océano. Él lo entendería, él también había huido antes ¿Por qué a ella se le recriminaría?

Fue un viaje muy largo, lo suficiente para llenarse de culpa por huir y pensar en exceso en que había perdido a Zuko para siempre. Fue difícil, pero en su soledad consiguió hacer callar a sus pensamientos, mantenerse en un estado contemplativo hasta que pudiese lidiar con lo que estaba pasando.

Entró a Ba Sing Se, encontró a Iroh y él la recibió con los brazos abiertos, té y comida. El anciano se tomó un tiempo para acompañarla en la trastienda y se sentó frente a ella en una mesa pequeña.

- ¿Hace cuánto que no comes? - preguntó al verla tragar el alimento como nunca antes, sin cuidado, sin apreciar el sabor ¿Y sin apetito?

La chica no quiso hablar, negó con la cabeza, no llevaba la cuenta.

- ¿Sabes? El Rey citó a mi sobrino y al avatar. Llegarán mañana, pero entiendo que no estás aquí porque quieras evitarlos a ellos.

Kai lo miró por un segundo y de inmediato siguió comiendo.

- Bien, pequeña, no hace falta decir que estaré aquí cuando quieras hablar - declaró el anciano con su tono compasivo de siempre, poniéndose de pie, acariciándole la espalda y volviendo a la tienda.

Con el hambre y la sed algo más controladas, Kai se permitió pensar en lo que estaba haciendo.

De seguro, Iroh sabía lo que estaba pasando, Zuko era capaz de predecir lo que ella haría, contaba con eso, habría enviado un halcón que llevaría el mensaje hasta Ba Sing Se antes de su llegada.

La verdad, no tenía ganas de hablar del tema, pero le contaría de su plan de acción.

Lo siguió.

- Estoy cansada - se lamentó la castaña en voz baja, cuando él la miró con atención, preocupado.

Un incendio en el mar (Zuko; Avatar TLA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora