Sacudía la cabeza mientras terminaba de alistar mis cosas y en los últimos quince minutos escuché a mi madre llamar desde las escaleras. Si, aquí estaba yo, arreglándome para ir al dichoso club, no tenía idea de cómo terminé por escuchar a mi madre.Insistió en que debía ir porque era un gesto lindo y detalles como esos no lo tenían cualquiera. Que quizá quería entablar una amistad conmigo y no se qué. Lo que yo pensaba era que nosotros podríamos tener todo menos una amistad no después de lo que había estado pasando entre nosotros.
—Lea Johsom, como no bajes de ahí ahora mismo te voy a..—me asomé casi al final de las escaleras con la sonrisa más fingida que podía tener.
Bajé los escalones como si me pesara el alma, arrastrándome entre ellas.
No tenía idea de porqué no estaba emocionada, se supone que era lo que quería , conocerlo. Bueno aunque la verdad sabia que mi falta de interés era por una razón en específica y era que no quería enfrentar uno de mis mayores miedos.
—Madre aquí estoy—volteé los ojos al ver cómo seguía con las manos en las caderas.
Maldito Neytan encantador de mujeres.
—Si no eres puntual pensará que no te eduqué con valores— ni que estuviera yéndome a ver al presidente.
Escuché el timbre y mi madre se apuró a recibirlo. Ví como abría la puerta y le dedicaba una sonrisa amigable para luego invitarlo a pasar a nuestra sala, mi madre siempre había sido de esa forma, muy encantadora y hasta se podía decir que inocente.
Estando dentro pude observar su atuendo, nada fuera de lo normal. Llevaba jeans, polerón plomo, casaca de cuero y sus botines. Mientras yo estaba con unos shorts, una blusa beige y tenis.
Ambos muy básicos considerando la ocasión.
Hice ademán de saludarlo y al instante se volteó hacia mi madre sin siquiera prestarme atención. Ahora empezaba a ponerme de mal humor nuevamente, este chico lograba sacar muchas de mis facetas.
—Estará temprano en casa—aseguró.
Pudo tener la delicadeza de saludar pero no lo hizo y eso era una cosa más a la lista de características de Neytan. Mal educado.
—Sisi, ya nos vamos mamá—pasé por delante de ellos dirigiéndome al coche mientras veía como se despedía de mi madre mostrándose como todo un caballero y ahora sí que podía entender a mi madre, que no hacía más que mirarnos desde el umbral de la puerta. El no tenía que hacerse el buenmozo con ella pero aún así lo hacía ganándosela en tan solo segundos.
Rodeó el carro yendo hacia el asiento de piloto y en cuanto se sentó revisó con la mirada si traía puesto el cinturón de seguridad, fingí no notar ese pequeño detalle para así aguarle un poco el humor como lo venía haciendo el conmigo.
—¿Que esperas?, Ponte el cinturón.
Aunque sonara totalmente calmado su voz se hacía demandante y mi respuesta fué casi inmediata.
—Okey papá—bromeé y me coloqué el cinturón sin dar pelea, aunque hubiese querido poder dársela.
Ya estando en camino optó por poner música y dejar de lado el ambiente incómodo y pues lo logró en cuanto escuché a Fall Out Boy con unas de sus canciones más sonadas, Centuries. Recordé las veces en las que Zoe y yo nos encerrabamos en mi habitación a cantar con todo el volumen mientras gritabamos cosas que nos liberarian de la carga emocional que llevábamos en ese momento.
Fui tarareando las canciones que iban pasando durante el resto del camino y no tardamos mucho en verdad. Cuando por fin logramos aparcar el coche en el estacionamiento y al bajarnos pude notar lo espacioso que éste era, aún para ser solo un estacionamiento era lujoso. No había ningún otro coche en el lugar dejándome ver con mucho más detalle.
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ADICTIVA LEA
Mystery / ThrillerLa muerte no perdona y la memoria tampoco. Existen quienes creen que el amor no solo son rosas y pétalos si no que por el contrario es entrega y posesión. Aquel sentimiento también se puede ver reflejado en la intensa obsesión que se desarrolla por...