Nate
Abro los ojos llenándome de la imagen que me brinda mi habitación, todas las paredes blancas se tornan oscuras por la noche que se manifiesta en las afueras mientras que las gotas de lluvia chocan con el vidrio de las ventanas.
Intentó levantarme cuando el dolor de una de mis mejillas me saca un quejido, me toco tratando de encontrar el origen del dolor y lo hago, al tocarme siento la carne hinchada y abultada mientras me acerco a toda velocidad al espejo empotrado en la pared. Me visualizo y entonces veo la herida que se posa curada en mi mejilla, llena de puntos y es ahí cuando recopilo todo lo que pasó antes de que cayera dormido.
—¡Sueltala!—aun con el golpe que tuve en la cabeza supe que no podía hacer nada—¡Te voy a encontrar..!—dije prometiendoselo dentro de mí.
Su cuerpo se veía frágil mientras que aquel hombre cuyo rostro no alcancé a ver se la llevaba y lo que más anonadado me tenía era ver la figura frente a mí que no se inmutaba por lo que estaba pasando.
—Iré por ella—soltó mientras yo me tocaba la frente sintiendo como la sangre brotaba en mi manos—Esta vez te dejo ganar.
No era un maldito juego de póker pero ambos se veían envueltos en un tipo de desafío estúpido en donde la única víctima era Lea. Entre todas las personas por escoger tuvo que ser ella, llevándose a la única persona capaz de darme esperanza y motivo de vida, suena cursi y demasiado exagerado pero era así, cuando alguien no tiene nada suele dar por perdido todo y yo hace mucho que dejé de pensar en tonterías de superación y perseverancia, en mi mejoría, sin embargo, todo cambió cuando Lea apareció, por fin pude ver esa luz al final del túnel y perderla de este modo era todo menos aceptable.
El golpe que recibí hizo que chocara mi rostro con el suelo, cada parte de mi pedía a gritos dejar todo e ir por ella porque de algo estaba seguro, ella no tenía mucho tiempo estando en manos de algún maniático.
Me levanté recobrando fuerza y listo para enfrentarme a lo que sea que era este individuo. Seguía sin entender de donde lograba sacar tantos cuchillos pero fué exactamente lo que hizo posicionándose frente a mí.
—Deja eso de lado y pelea como los verdaderos hombres— desafíe aún sabiendo que no podía jugar con fuego.
Este se paró firme mientras como cosa no importante tiraba los objetos al suelo. Los enfermeros aún se mantenian a las afueras y las alarmas se disparaban mandando ondas sonoras demasiado fuertes, aún con todo eso yo solo tenía una cosa en mente.
Cerré los puños mientras a mi cabeza solo pasaban las posibles torturas que podrían poner en practica con ella. Ví como el no se se inmutaba, tenía los brazos tras la espalda invitándome a ser yo quien fuera el primer golpe. Le propiné un golpe que él logro esquivar, patadas, puños y todas las maniobras con las que intentaba atacarlo no lograban hacerle nada.
—Mi turno—dijo agarrándome del brazo justo en el momento en el que estaba tratando de estamparlo contra su cara. Dobló mi muñeca mientras me tomaba del cuello haciendo que la falta de aire me hiciera reaccionar, traté de safarme de su agarre, cosa que fue inútil porque al mínimo movimiento me soltó para luego lanzarme una patada en el rostro. Sentí mi propia sangre, el rostro adolorido y la ira por todo mi cuerpo. Sin importar los daños me paré con los puños arriba mientras el se enderezaba la espalda.
—Puedo hacer esto toda la noche o..—caminó hacia mí —puedo ahorrarte todo este show matandote ahora.
Nada me haría ver como un cobarde así que sin hacerle caso a sus palabras seguí en la misma posición, mientras que en un descuido logré adelantarme hacia él tomándolo del cuello con una mano y con la otra le lanzaba un derechazo directo a la cara.
ESTÁS LEYENDO
ADICTIVA LEA
Mystery / ThrillerLa muerte no perdona y la memoria tampoco. Existen quienes creen que el amor no solo son rosas y pétalos si no que por el contrario es entrega y posesión. Aquel sentimiento también se puede ver reflejado en la intensa obsesión que se desarrolla por...