CAPITULO 16

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Desconocido

No todo aquel que es prisionero de sus impulsos tiende a tener acciones estúpidas. Llevaba años planeando como saciar está sed de obsesión y sangre. Cada día anhelando llenarme las manos con la sangre de quienes me lo quitaron todo. Ya no era el mismo de siempre. Ya no era quien todos creían que era.

Mi principal pilar y luz de interés se reencarnó en aquella joven castaña. Durante años fuí preso de su belleza e inigualable peculiaridad que gritaba a lo lejos que fuera yo quien la sacara de esa tormentosa opresión que no hacía más que esconder su verdadero ser.

Ella era mi objetivo y propósito, siempre fue asi, hasta que hubieron quienes se interpusieron en mi camino. Aquellos que me dieron contratiempos a lo que nos estaba destinado.

Por un momento pensé en abandonar esta tarea, dejarla vivir la vida que ella creía que era perfecta, pero conforme la ví creciendo fui convenciéndome de que realmente nunca podría hacerlo, pues todo de ella me resultaba realmente atrayente. El querer tenerla conmigo fué y era la razón principal para darle inicio a la cuenta regresiva. Ella estaría conmigo en un cantar de gallo. Yo la tendría a cualquier costo.

Dejarle un mensaje que lograra sacar su verdadero temor fué el principio de mi mayor jugada.

Aquel maletín negro lleno de viceras y partes humanas impedían el paso a su hogar. Aquel que destruí y del que ví nacer al ser que tanto deseaba.

Después de todo yo jamás había dejado de observarla.

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Lea Johsom

Los gritos de mi madre retúmbaron por toda la casa haciendo eco en cada esquina. Aún luchando contra el sueño me puse de pie mientras me apresuraba a socorrer a mi madre.

Al bajar las escaleras la visualicé fuera de la casa con las manos en la boca con una clara muestra de horror. Corrí hacia ella y cuando dí un paso fuera de ahí pude sentir mis pies tocar un líquido espeso. Era sangre, que desprendía de un maletín negro lleno de partes humanas. Ahora el horror venía de ambas. Retrocedí cayendo en cuenta de lo que acaba de pisar.

Mi madre aún presa del miedo fué directo al teléfono que se hallaba dentro de la cocina, mientras yo miraba a todos lados tratando de salir del shock en el que acaba de entrar. Jamás en mi vida había visto una cosa semejante, el estómago se me removía mientras mi cuerpo me advertía del horrible olor a putrefacción que salía del maletín. A horcajadas salí tras mi madre.

—¡Si! ¡Un maletín con partes humanas!—gritaba mi madre en el teléfono.

¿Quién podría hacernos esto?.

—¡No! ¡Los necesito aquí! ¡Ahora!— seguía aunque esta vez agarrando el teléfono con una mano mientras con la otra buscaba algún número en su agenda.

Un cuerpo. Partes humanas, alguien acababa de ser desmembrado y por algún motivo el asesino quiso que fuésemos nosotras quienes lidiaramos con eso.

Inmediatamente mi madre corrió hasta la sala mientras me indicaba que buscara el control remoto. Cuando dimos con él no dudó en prender la pantalla. En él nos mostraba la imagen de dos cuerpos que se mantenían irreconocibles por las marcas que tenían en la cara, mientras en una de las fotos había un hombre encapuchado que no dejaba ver su rostro, alguna cámara de seguridad logró captarlo minutos antes de matar a los hombres. Fueron identificados como los hombres de seguridad del empresario Marcus Prieto, quien fué obligado a estar bajo protección de la policía tras llegar a la conclusión de que lo más seguro era que él objetivo principal de aquel hombre fuese él.

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