Capítulo 13

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Anderson me mira a los ojos sin hacer un solo movimiento o gesto, pero en esa mirada veo el deseo por mí, las ganas de tenerme consigo y lo peor… la lucha que está teniendo en su interior. No comprendo por qué él simplemente no deja todo de lado y sigue lo que su corazón le dice, es un hombre madura y la verdad no actúa como tal.

—Ven aquí— dice finalmente frunciendo el cejo. Mi boca se abre con incredulidad —Jadebeth, ven aquí— me ordena por segunda vez. Dejo salir el aire por la boca para no explotar.

—No, no haremos esto Anderson— ahora la que frunce el cejo soy yo —ya no más besos, no más abrazos y no más tentaciones. No soy persona de rogar y créeme que así me estoy sintiendo ahora, creí que realmente te llamaba la atención, creí ver en tus ojos que me quieres a tu lado tanto como yo te quiero en el mío...

—Jadebeth…

—No— lo interrumpo también —se supone que yo estoy lastimada, a mí fue a quien engañaron desde siempre, yo fui quien quedó como una estúpida ante todos, yo soy la del corazón destrozado y soy yo quien debe tener miedo de ti, no tú de mí— niego conteniendo las lágrimas lo que es un gran esfuerzo para mí. Cuando estoy furiosa lloro mucho —ahora no he hablado en español Anderson— le escucho dar un suspiro.

—Te he dicho que vengas aquí, pequeña— estira su brazo una vez está lo suficientemente cerca de mí y toma mi mano —no llores— enjuaga mis lágrimas con su pulgar delicadamente —todo lo que has dicho es cierto. Muero por estar contigo aunque esto se vea mal, tengo 42 años Jadebeth— me mira a los ojos y estudia mi gesto —he vivido tantas cosas que temo sean demasiadas para ti— sus ojos me indagan y no sé realmente lo que busca. Todo lo que me dice yo lo sé —¿Estás segura de poder domarme? Jadebeth, ¿Estás segura que quieres descubrir todo de mí? Mírame, apenas sé hacer las cosas para que hagas lo que quiero… yo… yo…— calla por unos segundos, mismo en los que no aparta su mirada de mí, en la que espera alguna reacción de mi parte —¿Estás segura que puedes con esto?— frunzo el cejo, ahora si que lo miro como si fuera un idiota pero por alguna razón muero de amor por él.

—Estoy completamente segura que puedo domar ese frio e insensible corazón, estoy totalmente segura que no saldré corriendo… bueno, si no es necesario, huir se me da demasiado bien— oh Dios… su sonrisa, ¡Me la ha mostrado nuevamente! —amo cuando sonríes— acaricio sus labios.

—Aun pienso que esto es una locura— o soy yo o su voz se ha vuelto extremadamente erótica, eso lo desconozco, lo que si comprendo es que mi cuerpo se ha pegado completamente al de él –pero ya no puedo con esta atracción Jadebeth… no puedo con esta tensión que hay entre los dos cada vez que estamos juntos— siento como su mano desciende a lo largo de mis curvas. Cierro los ojos y disfruto de aquel contacto que me enciende más y más —por mucho tiempo me contuve, desde que te vi te imaginé de una y mil formas recostada sobre mi cama, exponiendo tus lindas curvas y devorando tu sexo como si fueras ese único medicamento que necesitara para sanar— su mirada y sus palabras no hacen más que estremecerme. Su cuerpo pegado al mío y su mano recorriendo el largo de mi cuerpo explorándome me embelesa como nunca antes —este exceso de ropa en este punto de deseo me hace estorbo— su voz es más ronca y más erótica que segundos antes. Mi cavidad ya empapada sufre impetuosos espasmos que sacan desde lo más profundo de mi ser gemidos que nunca antes había producido por placer. Esto es como si fuera la primera vez que soy tocada y explorada por un hombre, todo esto es tan nuevo para mí que me siento inexperta. Lleva su mano por debajo de mi cabello y me atrae hacia él solo para besar mis labios de manera vehemente… siento mis pies despegarse unos centímetros del suelo y al sentir como mis nalgas se posan sobre su escritorios aferro mis manos al borde de este. Anderson se mete entre mis piernas y su dureza me hace temblar notoriamente, él se tensa al sentirme.

Domando a Mr. BerryclothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora