Capítulo 46

3K 315 25
                                    

"—Te lo suplico, pequeña. Permíteme hablar, necesitamos hacerlo, por favor, te lo estoy suplicando— sus ojos llenos de impotencia y sus súplicas me oprime el corazón. ¿Cómo puede rogarme de esa manera? ¿Cómo puede pasar de su orgullo justo ahora que no deseo perdonarlo? ¿Cómo puede ponerme en esta posición?

Lo siento, no necesito ni quiero hablar de nada. Tus actos lo han dejado todo claro, por favor ya no más, ya no vengas aquí, ya no llames, ya no envíes rosas ni chocolates ni mucho menos fotos juntos... Ya no traigas a Nini para que trate de convencerme, no vayas a mi trabajo ni me sigas allá donde sea que yo vaya. La prensa habla de nosotros, a mí no me importa, pero tu imagen está siendo cuestionada y...

—No me importa mi imagen o mi reputación— me interrumpe en tono severo y desesperado —no me importa lo que se hable de mí, entiéndelo. Nada me importa, lo único que me interesa, quiero y deseo es volver a estar contigo. ¡Quiero recuperarte!— grita tirando de su pelo mojado por el agua que le he tirado para que se largara —tanto miedo, tanto ocultar las cosas por querer hacer bien y justo cuando estoy decidido a contarte absolutamente todo, las cosas se estropean y te pierdo. Ahora aquí estoy, sin ti en mi miserable vida, ¿Qué puede importarme?— sus lágrimas me conmueven muchísimo, jamás lo había visto tan desesperado.

—Anderson, por favor... ya basta— trato de contener mis lágrimas, no acostumbro verlo así.

—¿Ya basta? ¿Ya basta?— niega con vehemencia —no puedo dejarlo, no puedo dejar de mostrarte mi dolor porque ya no puedo ser fuerte, ya no puedo esconder las cosas... pequeña, ¡Maldita sea! Te lo suplico joder— me mira a los ojos —vuelve a mí, te lo imploro— sin saber que más hacer le cierro la puerta en la cara y me aparto al escuchar los golpes y sus súplicas.

Las lágrimas recorren mis mejillas hasta caer en cascadas a mis pechos donde se pierden en la tela ya húmeda.

¿Cómo puedo soportar el dolor cuando lo miro de esa manera tan denigrante por perderme? ¿Cómo puedo pasar de él si ahora ya no oculta su dolor? ¿Cómo puedo dejar de pensarlo cuando el hombre frío, orgulloso y arrogante solo deja ver a uno roto? ¿Acaso algo anda mal con él? "

Me revuelvo en la cama al recordar la noche anterior. Ha pasado dos semanas y Anderson lleva una tras de mí, me ha dado mi espacio pero ahora ya no más.

Me levanto y con pies arrastrados me dirijo a la ducha para prepararme, hoy me toca abrir el restaurante y debo llegar temprano.

Al mirarme en el espejo mi reflejo no tiene ni una sola pizca de luz. Mis ojos están apagados, ojerosos y desolados, Estoy pálida y decadente. Dando un largo suspiro me desnudo y me meto a la ducha fría, quiero sentir más que el profundo dolor que siento en el alma.

Una vez me preparo me alisto y me apresuro a salir de la habitación de hotel, freno en seco al abrir la puerta. Anderson está sentado a un lado recostado a la pared dormido, mi corazón inicia a latir desenfrenado, mis ojos se humedecen y los nervios me atacan. Ha pasado toda noche aquí fuera.

Pienso en si despertarlo o dejarlo ahí tirado, pero no puedo hacer eso. Dolida por verlo de esa manera le miro por unos segundos, su barba es mucho más largas, sus ojeras enormes y su cabello está despeinado. Ni hablar de su ropa desaliñada, estaba borracho ayer que vino a verme.

—Anderson— me agacho y acaricio su mejilla, rápidamente limpio las lágrimas que saltan de mis ojos —oye— lo escucho gemir y el olor a alcohol me hace arrugar la cara —vamos, te llevaré a casa— me levanto e intento hacer lo mismo con él, pero ese hombre pesa —debes ayudarme...

—Pequeña— susurra cuando logro que se ponga de pie.

—Dios, ¿Por qué me he enamorado de un hombre tan pesado?— protesto en voz baja y me sostengo a la pared antes de caer. Miro la puerta abierta y después miro el elevador, al saber que no podré con él decido dejarlo en la habitación, ya dormiré en otro lugar.

Domando a Mr. BerryclothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora