Capítulo 32

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Agradecida con el de arriba porque me habla en inglés, lo miro a los ojos totalmente seria.

—Lo único que se perderá es mi puño en tu estómago y mi pie entre tus piernas si no dejas de tocarla de esa manera tan desagradable— miro a Nicol —un hombre que te toque así frente a sus amigos, no te respeta ni lo hará en un futuro. Ve a buscar apuntes con tus compañeros que si asistieron a clases y vámonos a casa ahora mismo— el odio que refleja sus ojos es el de una hija con su madre, y no me opongo a ello, así la estoy tratando ahora.

—No eres mi madre, tú solo eres la zorra con la que papá llena sus años de soledad. No eres nadie para ordenarme y hablar mal de mi novio— lo besa en los labios y el tipo me guiña mientras lo hace.

—Suéltala, te lo pediré solo esta vez— su carcajada junto con las de sus amigos me hace gracia.

—Vamos hermosa, ve a casa, yo cuido de esta hermosura— presiona sus nalgas y eso me hierve la sangre. Tomando sus grandes dedos se los doblo y lo obligo a soltarla, aparto a Nicol y cerrando con fuerza mi puño, le doy un puñetazo en la boca del estómago y antes de que se encoja por la falta de aire mi pie impacta en sus testículos.

—¿Estás loca? ¿Por qué lo has golpeado?— me grita furiosa, pero apartándola tomo al chico del cabello y lo obligo a mirarme. Sus bonitos ojos azules me miran con dolor e impresión. 

—Aléjate de ella o hablaré con su padre para que él sea quien se encargue. Créeme, conmigo te fue mucho más bonito— lo siento y tomando a Nicol por el brazo intento apartarla pero se ancla.

—No me toques, no iré a ningún lado contigo. Lárgate de mi maldita vida, bruja— cuando estoy perdiendo la calma escucho la voz de Julián.

—Vamos al coche, niña, ella tiene la razón y lo sabes. Solo está cuidando de ti— furiosa le arrebata su bolso a uno de los chicos y se aleja con rapidez —¿Está bien?— pregunta el hombre mirándome con preocupación.

—Sí, estoy bien— ambos miramos al chico arrodillado en el piso y después nos vamos al auto. Agradezco que haya estado cerca. Ambas en el asiento trasero en un silencio incómodo y bastante tensó, termina con desesperarme.

—Ni me hables— me gruñe antes de que mi boca soltara una palabra —no entiendo que papá vio en ti, estábamos bien solos— me mira con tanto odio que me siento dolida.

—Puedes odiarme todo lo que quieras, puedes maldecir el día en el que tu padre me conoció y el día en que decidió traerme aquí, pero de igual manera te volvería a defender de ese patán.

—¡¿Qué patán?!— grita más furiosa —es mi novio— me recuerda.

—Un hombre que te ame te respeta, y ese tipo ni te ama ni te respeta. ¿Crees que es demostración de amor que te toque de esa manera frente a sus amigos? Hazme caso Nicol, no me gusta ese tipo y la manera en la que sus amigos te miran cuando él te toca— carcajea con fastidio.

—¿Acaso mi padre no te besa a ti frente a mí y frente al tío Tony?— asiento.

—¿Acaso tu novio lo hace de esa manera? ¿Acaso tu novio lo hace como tu padre? Dime Nicol, ¿te atreves a comparar? Ambas sabemos que tu padre me demuestra cariño con respeto, ese chico no demuestra eso contigo. ¡Me guiñó el ojo cuando lo besabas!

—¡Cállate! Eres una mentirosa— grita más alto y decido callarme, de insistir lo pondré peor y ella lo hará con muchas más ganas.

—No le diré nada a tu padre, pero necesito que te pongas al día con las clases de hoy y dejes de ver a ese chico— me ignora y se pone a trastear su móvil. Cuando estamos a punto de llegar a casa, un camión trailer está atravesado y tiene todo el camino bloqueado. Impaciente por la tardanza y ver que ese idiota no sabe cómo meter el trailer al estacionamiento, me bajo del auto y camino hasta él con Julián detrás.

Domando a Mr. BerryclothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora