Sus ojos brillantes, su excitante sonrisa que por primera vez veo, su gesto de triunfo. Toda su persona me hierve la sangre.
Me levanto de la silla y le miro muy enojada. Siento que la cabeza me saldrá expulsada del cuerpo, mi corazón se va a detener por lo rápido que late, el calor de mi cuerpo me hace sentir más furia o más tensión. Este hombre me provoca de una manera inexplicable. ¡Lo odio!
—Tú... tú...— le señalo mirándole a los ojos —oh Dios... tú...— cierro las manos en puños, las abro, lo señalo y gesticulo pero no puedo decir todo lo que quiero, simplemente ha demostrado ser tan malo como yo. El timbre de mi móvil suena y entonces me toca sonreír a mí, al contrario de él que cambia su gesto cuando respondo a la llamada.
—¿Dónde estás?— pregunta Kilian —¿En serio me has hecho esto?— su voz me da hasta lástima, pero ahora solo quiero joder a una única persona y me está mirando con advertencia en estos momentos.
—Lo lamento tanto cariño— le hablo con mucho amor —el idiota de mi jefe hizo una reunión con los dueños de las oficinas y por eso no respondí tus llamadas— Anderson se levanta —ya voy bajando, espero divertirme mucho esta noche— cuelgo la llamada y le miro con una sonrisa más grande.
—No vayas— me pide... no, me exige con voz ronca —no vayas a esa cita Jadebeth— doy un profundo suspiro de triunfo.
—Nos vemos jefe, gracias por hacer de esta cita algo más deseado... el saber que ese hombre me esperó por una hora y no se fue, indica que lo voy a disfrutar hasta tarde... feliz viernes jefe— Anderson está tan pegado a mí que mis pies se pegan al piso, es casi imposible moverme cuando me mira de esa manera y su olor me invade de otra.
—Te lo estoy ordenando. No vayas a esa cita— corrijo, ahora toda yo quiere partirle la cara y alejarme de él.
—Idiota, eso eres tú Anderson Berrycloth, un auténtico idiota. ¿Puedes decidirte por una vez? Dime que quieres, ¿Por qué no quieres que vaya?— le miro furiosa y me aparto de él cuando no dice nada —eres tan difícil que únicamente puedo ganar esto demostrándote que las cosas no son blanco y negro— quiero callar, quiero no decirle nada pero me es imposible —¿Sabes algo? creí que podía con esto, pero no. Por primera vez en mi maldita vida no puedo con algo o con alguien, eres imposible Anderson... no soy un yoyo que puedas tirar y recoger cuando quieras...
—Jadebeth— me interrumpe pero no le hago caso.
—Deberías decidirte de una puta vez, ¿Crees que es fácil para mí estar enamorada de ti después de ser engañada? dime... ¿Crees que no quiero entenderte y finalmente descifrar que es eso que te detiene a estar conmigo?
—Jadebeth...
—No, no Anderson, ya estoy harta de esto. No puedes decirme que solo quieres ser dueño de mi cuerpo porque tú manera de actuar me dice que también quieres estar conmigo de otras maneras y tú solo te comportas como un patán.
—¡No entiendo español!— grita interrumpiéndome —no entiendo lo que dices, estás furiosa y hablas en español— frunzo el cejo confundida, no me di cuenta —¿Qué has dicho?— pregunta más confundido que yo.
—Que me dejes en paz, que ya no permitiré que me confundas más— doy media vuelta y con ni corazón hecho una furia salgo de su oficina y voy directo al ascensor. No puedo creer que por poco le digo que estoy enamorada de él, ¿Me está llevando esta atracción a rebajarme? Intento no dudar de esa manera. Miro el lugar mientras llamo al ascensor y me doy cuenta que somos los únicos en el piso.
Al subir al ascensor no puedo evitar maldecir mi manera de comportarme cuando Anderson actúa de esa manera. Me retuvo toda una hora y eso solo me incita a querer saber más de él, a querer descifrarlo y domarlo como Dios manda y que me diga finalmente que quiere. Él hace las cosas a su estilo y eso lo hace más sexy e interesante.
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Domando a Mr. Berrycloth
RomanceSoy una chica de 22 años, recién graduada de la universidad. Estudié economía pero mi pasión es el diseño de interiores. La suerte sonrió de mi lado y encontré un trabajo como diseñadora en una empresa que realmente desconozco, solo sé que debo arr...