Capítulo 1

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Hola chicas, bienvenidas a mi mundo, espero que se rían y se enojen deliciosamente. Este es un borrador, si desean leerlo ya editado, pueden buscarlo en Booknet por el mismo nombre. Gracias por el apoyo.

Todas las historias inician de manera diferente, algunas incluso hasta extrañas o extraordinarias... eso todo el mundo lo sabe, nadie vive lo mismo.

A lo que quiero llegar es que, unas inician con el mejor día o momento que han tenido en la vida o justo en el momento que viven: graduaciones, trabajo nuevo, un logro importante o simplemente agradeciendo la vida que tienen o simplemente el encuentro con unos hermosos ojos de algún CEO sexy y dominante.

Pero también hay historias que inician con el momento más trágico: la muerte de sus padres en un desastroso accidente, una vida dura, un despido, un plantón en el altar, el engaño de tu novio, mejor amiga, familia y hasta inician con un secuestro de un sexy mafioso, (pensándolo bien, esta última queda, más bien como momentos felices) hay muchas historias así, aunque para mi concepto es una estupidez, ¿Quién puede enamorarse de un mafioso que te raptó? Pero bueno, sigamos.

Luego están las personas como yo, ¿A qué me refiero cuando digo “Las personas como yo”? pues fácil, espontáneas, desastrosas y muy... muy... imprudentes y catastróficas. Sí... la verdad soy un desastre como la mayoría de las chicas de mi edad, únicamente que más torpe.

—Jade, Dios mío... es hora de irnos. —Angélica, mi mejor amiga, mueve la cama con fuerza, yo reacciono como cualquier ser humano, me caigo de la misma. Ok, no, no todos reaccionan así, pero hoy, es mi turno de hacerlo, es el primer día de trabajo y no puedo llegar tarde.

—Sí... sí... estoy despierta —me levanto del piso con un dolor punzante en la cabeza— no debimos pasarnos en esa celebración... fue solo un curso —me quejo mirando a mi amiga corriendo como loca de un lugar a otro. —¿Puedes tranquilizarte? —Le pido frunciendo el ceño. Me desespera.

—Jadebeth, ¡Son las 7:45 y tenemos que irnos ahora! Mi jefa me va a matar —como si mi cuerpo se reactivara después de una alta dosis de adrenalina, corro a mi armario y saco lo primero que veo.  —¿No te bañarás? —Niego poniéndome la primera ropa interior que se cruzó en mi camino.

—Estaba desnuda, eso significa que me bañé cuando llegué —mi amiga arruga la cara—oye tranquila, nadie me va a oler y llegamos hace un par de horas. —Ruedo los ojos.

—¿Has visto lo que te has puesto? —Pregunta tomando uno de mis zapatos lo que me distrae de su pregunta.

—Los cuidaré, lo prometo. —Ella me sonríe por la mirada incesante que le doy.

—Siempre dices eso y luego los estropeas.

Miro mi cabello rizado a través del espejo y gruño, no hay tiempo para peinarme así que lo recojo en un moño alto recogido e informal con uno o dos rizos del moño suelto.

—Deberías ponerte los zapatos rojos, así combinarías. —Me dice Angy y yo gruño al darme cuenta que no cambié de bolso, por lo que debo llevar el mismo bolso rojo del día anterior.  —¿Puedes llevarme al trabajo? aún no reparan mi coche. —Maldigo al escucharla.

—Se supone que entro a las 8 AM y ya estoy tarde, Angy… —Mi amiga me mira con ojos grandes y suplicantes— bien, vámonos. —Tomo el bolso y ambas corremos para salir del departamento y del edificio.

La cuestión es esta, vivo en Nevada, USA, pero soy panameña. Mi abuelo se fue a Panamá para la invasión como un soldado y quedó enamorado de una morenaza con fuego latino.

De esa relación, nació mi madre como hija única y de ella nací yo y por desgracia, un hermano mayor que es tan desastroso como yo. Que injusticia para nuestros padres.

Domando a Mr. BerryclothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora