Capítulo 19

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Magda felizmente le explica a Anderson las cosas de manera perfecta, también le explicó todo lo que ellos han aumentado a mi trabajo.

Anderson como siempre amarra su cara y me mira como si esa decisión fuera mía. Sin importarle le pide a Magda que se retire y me deja sola bajo su mirada acusadora, pero como aquí soy yo la enojada también le miro molesta.

—Ni se te ocurra Anderson Berrycloth, fuiste tú quien se marchó y los dejó a ellos a cargo. Ellos eran mis jefes y yo solo seguía órdenes— gruñe con amargura —y mantente alejado de mí— le miro a los ojos cuando se acerca —quizás no lo hayas notado, o te haces el de vista gorda y no te das cuenta de cómo soy yo cuando me enojo mucho con alguien— me cruzo de brazos —te escucho— él frunce el cejo, ¿No pensaba explicarse?

—Fui a Alemania— me mira con duda, es como si esto le resultara extraño, enarco una ceja por su silencio —mantuve ocupado Jadebeth, eso lo sabes— me echo a reír, lo de este hombre es increíble, pero sabedora que no está acostumbrado a esto, o es lo que yo me imagino suspiro.

—Bien, cuando tengas una explicación más completa puedes buscarme, de menos aléjate de mí— tomo mi bolso —tú sabes cada paso que doy porque me mantienes vigilada, pero en cambio yo voy por un túnel muy largo a ciegas y eso no es justo para mí. Tal vez sea tonta por creer esto, pero puedo ver en tus ojos y en tu manera de comportarte que no estás acostumbrado a dar explicaciones, pero las cosas han de cambiar. Si te fuiste porque te utilicé en el sexo puedes decirme y yo lo voy a entender, voy a entender que no eres lo suficientemente hombre para aceptar que una mujer hizo una mejor jugada, si me dices que te fuiste por trabajo espero una explicación en la cual deje tu capacidad de comunicación afectada. Si estuviste con una mujer, entonces dilo y prometo que de mí no sobras nada más allá que del trabajo porque ya has jugado lo suficiente conmigo y no quiero estar lidiando con tu indecisión un día más— le paso por el lado y salgo de su oficina con el corazón a toda marcha, no sé cuál es la razón, pero sé que es una de las que mencioné, solo había que ver su gesto tenso al escucharme hablar.

Antes de subir al elevador Tony tira de mi mano, no puedo evitar reír al recordar lo que le hice. Trato de escapar, pero no me suelta, me lleva directamente a su oficina, me deja caer en su sofá y camina de un lado para el otro frente a mí deteniéndose casualmente solo para mirarme a los ojos y negar mientras yo presiono mis labios para no soltar una carcajada.

—No lo entiendo— rasca su barbilla —soy cool contigo, yo te quiero pequeña peligrosa— me mira dolido —eres esa hermanita que mis padres no me dieron, soy quien te recibió. Yo soy quien siempre está para ti cuando no quieres contarle las cosas a tu mejor amiga, soy yo quien le esconde las cosas a mi jefe cuando me lo pides, ¿Por qué eres tan cruel conmigo?— frunzo el cejo, ahora no sé de lo que habla. Generalmente ambos reímos de las cosas que nos hacemos uno al otro.

—Tony, ya me has perdido, ¿De qué hablas?— al ver su mirada de dolor sé que la cosa va en serio —Tony, me estás asustando— me levanto —¿Es Anderson? ¿Te ha despedido por no darle razones de mí? ¡Por Dios, habla!— le grito cuando no dice nada, su carcajada me llena de ira y las ganas de golpearlo son tan grandes que me dejo llevar y lo golpeo con mi bolso.

—Amo que te preocupes por mí, oh… tu carita de preocupación— no para de reír y yo no detengo mis golpes.

—Eres un idiota— le miro con ganas de llorar —en serio lo eres— cuando me voy a acercar a la puerta me detiene —no Tony, ¿Sabes lo mal que me sentí al creer que Anderson te había despedido solo por hacerme caso y no decirle nada de mí?— limpio mis ojos, odio ser tan llorona.

—Oye, cálmate, si eso hubiera pasado yo no me enojaría contigo. Sabes que lo hago porque te quiero— me abraza y besa mi cabeza —lo lamento, solo es una broma— me separa para poder verme a los ojos —te invito a almorzar, veo que estás discutiendo con el jefe otra vez, y para la noche tenemos salida— me guiña —hoy nos vamos a divertir como nunca antes— relajándome alzo el mentón.

Domando a Mr. BerryclothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora