La Gran Emperatriz Lan

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Los primeros rayos de sol le dieron la bienvenida a la mañana del día siguiente asomándose por la ventana de los aposentos perteneciente a la nueva concubina del Palacio Imperial de Gusu Lan, donde dos cuerpos se encontraba reposando sobre la cama muy cómodamente, dejando ver que el cuerpo más pequeño y delgado se encontraba un poco encima sobre el otro cuerpo más grande y fornido, pero sin poder llegar aplastar al cuerpo más grande.

Durante toda la noche el Emperador estuvo al pendiente de la persona que dormía a su lado supervisando si había alguna mejoría en su nueva concubina dentro de la residencia Jiang sin alejarse de su lado hasta que fue tarde en la noche, hora justa en la que acomodó aquel suave y delgado cuerpo para así poder descansar por primera vez en compañía de alguna de sus concubinas, pues en vez de que el Emperador abandonar esa pequeña y acogedora residencia e ir alojarse a su enorme pero frío y solitario Palacio en donde reside, se acostó al lado de aquel cuerpo que le brindaba una cálida sensación reconfortante. Ya que siendo ella su nueva esposa no había porqué abandonar la cálida cama en la que el pequeño y frágil cuerpo de su concubina se encontraba descansando.

— Su Majestad — desde afuera de los aposentos, Laou QingYang llamó al hombre mayor que no había visto irse de aquel lugar sabiendo el horario específico que el Emperador manejaba a la hora de levantarse — la médico Imperial Zhou está aquí — informo suavemente la doncella de dicha concubina sin tener la necesidad de adentrarse a los aposentos.

— Adelante — demandó fríamente el Emperador cuando su cuerpo ya se encontraba perfectamente cubierto con sus prendas de vestir acomodadas sobre su cuerpo, mismas prendas que la noche anterior se había retirado para poder dormir cómodamente, mientras su sedoso y lacio cabello negro como la noche se encontraba esparcido sobre el espaldar de su cuerpo sin su típica coronilla Imperial.

Levantándose suavemente de la cama, el Emperador acomodo perfectamente el cuerpo de su concubina sobre la cama sin llegar a despertarla, depositandola al otro lado de la cama cuando al parecer se había acoplado al suyo mientras dormía, el cual no llegó a incomodarlo en lo más mínimo en cuanto se despertó ni mucho menos cuando dormía, además de que era casi imposible de que él se enfadara o sintiera repulsión cuando lo primero que sus ojos habían admirado fue la pacífica expresión del rostro de la persona a su lado, quien se veía muy adorable al dormir, aunque no se encontrara con su mejor aspecto.

Una mujer esbelta con prendas blancas y pequeños bordados de color rojos definiendo el emblema Imperial, se había adentro a los aposentos con un semblante totalmente serio, llevando consigo su respectivo maletín con medicinas. En cuanto la médico Imperial escuchó la aprobación del Emperador para que pudiera entrar no lo hizo esperar.

— Su Majestad — Zhou Qing la médico del Palacio Imperial, aquella mujer quién se encargada exclusivamente de la salud del Emperador y el Príncipe Mayor, reverencio al hombre de prendas glamurosamente blancas y peinado desarreglado en cuanto estuvo enfrente de él — se me ha comunicado por medio del Eunuco, que necesitaba de mis habilidades a primera hora — habló respetuosamente la mujer haciéndole saber la razón de su presencia dentro de los aposentos, a pesar de que el Emperador ya lo debía de saber.

— Revísala — ordenó el Emperador Lan en cuanto se apartó un poco de la cama señalando el lugar donde se encontraba su concubina aún con su última prenda roja cubriendo su túnica interiores, a la vez en que su larga cabellera azabache se encontraba desordenada sobre toda la cama, dándole una solemne apariencia.

— Si su Majestad me lo ordena con unos té específicos puedo hacer que un posible embarazo no se lleve a cabo dentro del vientre de la concubina — conociendo muy bien el pensamiento de su Emperador con respecto a su futuro heredero como demás descendientes, la médico Imperial Zhou habló sugiriéndole la mejor opción para evitar la concepción del que podría ser su primogénito. Aunque a decir verdad muy en el fondo de su interior, ella se encontraba realmente sorprendida por haber sido llamada para eso fines y aún no se le había dicho casi nada, no quería conocer las razón del porque por primera vez desde que llevaba trabajando para el Imperio, aquel joven Emperador había aceptado acostarse con una de sus concubinas y específicamente con la nueva. Por lo que al ser la médico Imperial ella solo debía cumplir con su trabajo, además sabía que el Emperador no le iba a decir absolutamente nada si llegara a preguntar y solo le daría una orden de ejecución por su insolencia a tal atrevimiento.