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El Príncipe Mayor Lan no podía salir de su estado en shock. Luego de que Lan XiChen hubiera escuchado de los mismos labios de Wei WuXian los tan aterradores recuerdos que poseía su memoria, expresando el porqué de su actitud en dicho momento junto a Xue Yang, dejó al Príncipe Mayor Lan totalmente aterrorizado que no lograba entender cómo es que Wei WuXian había podido mantenerse en pie firme y fuerte hasta ese momento ante aquel reencuentro. Donde debería de estar supremamente feliz a tal punto de que su sonrisa estuviera muchos más amplia y radiante mostrándose cada vez más espléndida que las anteriores, así mismo como sus ojos lograban brillar un poco más dándole ese resplandor más saludable de lo esperado en donde se le hacía ver con mucha más vida que los días anteriores y a pesar de haberle contado su triste y agobiante pasado, los alegres ojos de Wei WuXian no habían cambiado para nada.

Extrañe tanto a mi GeGe — fue lo que había dicho Wei WuXian al terminar su relato, logrando que el corazón de Lan XiChen se conmoviera terriblemente.

El Príncipe Mayor Lan no sabía y aún no entraba en razón del porque aquel joven frente a él que muy pronto se convertiría en la Gran Emperatriz Lan, conservaba su pura y alegre sonrisa después de todo lo que tuvo que pasar y vivir.

Por qué no solo vivió maltratos y abuso sino también estuvo presente y vio con sus propios ojos como su madre era cruelmente asesinada frente a él sin ninguna consideración por una persona totalmente despiadada y sin corazón, además de todo el sufrimiento que tuvo que vivir los meses posteriores a la muerte de su madre, cuando él junto a su padre tuvieron que huir de la pequeña cabaña en la que se hospedaban, ya que aquellas malvada personas sin corazón quería asesinarlos a como diera lugar. Después de eso el menor nuevamente tuvo que experimentar el horror cursar por todo su cuerpo al observar como su padre había sido llevado y asesinado de igual manera frente a sus ojos intentando salvarle la vida para después caer en las crueles garras de la Marquesa Jiang. Para Lan XiChen definitivamente el sufrimiento y la desagradable vida juvenil que le toco vivir en el Palacio Imperial no se podía comprar con lo que a él le tocó vivir, ni mucho menos con lo que le toco sentir, cuando se entero que sus padres habían fallecido uno detrás del otro por una diferencia de tres años cada uno. Aquello no se podía comparar con todo el sufrimiento que tuvo que vivir él menor, el hombre al que su hermano menor el Emperador amaba con todo su frío corazón.

En ese momento el Príncipe Mayor Lan XiChen deseo con todo su ser estar junto a su amado General Imperial Xue Yang. No le importaba que el menor no le correspondiera los sentimientos, pero quería estar ahí junto a él apoyándolo y dándole el amor que sentía en su corazón luego de la forma tan absurda en la que los separó por sus celos, en pleno reencuentro familiar.

Por lo que Lan XiChen se encontraba totalmente avergonzado, aunque quería estar junto al menor no tenía cara en absoluto para hacerlo, ni verlo a los ojos por la vergüenza que sentía recorrer todo su cuerpo y tampoco la tuvo para seguir consolando o viendo la cara del menor que se convertiría en la Emperatriz Imperial, la principal y única esposa de su hermano menor.

Por eso cuando Wei WuXian acabó su relato y le confesó lo feliz que se encontraba y lo mucho que había extrañado a su hermano mayor, Lan XiChen lo dejo en manos de su doncella MianMian, quien había sido la única oyente de entre los sirvientes y lloró en silencio al escuchar los relatos de lo que había sido la vida de su Señora y eso que no había sido la única, Lan XiChen también había llorado con cada palabra que escuchaba y es que no se podía controlar al haber escuchado como uno de esos pequeños niños del que se había acabado de enterar del sufrimiento por el que habían tenido que pasar, salió adelante separado de su familia teniendo que enfrentarse a la cruel vida por su cuenta sin saber lo que le depararía la vida.

La Gran Emperatriz LanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora