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Mientras todos se iban preparando para la fuerte Batalla que se avecinaba, Lan XiChen duro varios días en busca de aquel General que removía su corazón cada vez que lo veía o cuando sus caminos se cruzaban, ya que él se negaba a pensar mal del menor y beber litros de vinagre innecesarios cuando no tenia porque hacerlo.

Pero aun así sin importar que Lan XiChen no podía evitar que todo su cuerpo se cubriera de vinagre, porque su imaginación siempre volaba pensando cosas que no debía pensar haciendo que su corazón doliera, y es que el menor solo era un General nada más y él un Príncipe, aunque a Lan XiChen nunca le había gustado eso de los posiciones sociales, en ese momento debía de marcar la diferencia, pues si su tío el Príncipe Imperial Lan se enteraba de lo que pensaba y sentía era posible que se muriera de la impresión.

Afuera del Pasillo del lado Este en la mitad del Gran jardín central justo donde se encontraba uno de los tantos enormes árboles de magnolias se encontraba el Gran y magnífico General Imperial Xue Yang, aquel que hacía latir el corazón del Príncipe Mayor con tan solo dar una mirada, siendo el responsable de que en ese momento Lan XiChen se encuentre tan confundido por sus sentimientos que estaba apunto de volverse loco.

— General Imperial Xue — se atrevió a llamar el mayor en cuanto estuvo a su lado con una enorme sonrisa, estando totalmente encantado de verlo.

— Príncipe Mayor Lan — una sonrisa triste curvo en los labios de Xue Yang sin mirar al mayor que lo había llamado, ni ofreciéndole una reverencia como siempre que lo veía, solo se quedó ahí parado observando ese árbol de magnolias como si le trajera infinitos recuerdos de una vida dolorosa.

— Xue Yang, y-yo quería hablarte algo con respecto a la Doncella Wei — inicio hablando Lan XiChen, sin saber que tipos de palabras debía de usar en ese momento para poder hacerle saber lo que pensaba o más bien para poder preguntarle lo que pasaba por su mente que hasta se le olvidó todas las etiquetas y se acercó más de lo debía al hombre menor sin atacar su espacio personal.

— Lan XiChen — un sonrojo apareció en las mejillas del mayor al escuchar como su preciado nombre de cortesía era dicho por el hermoso espécimen frente a él como si ambos fueran cercanos — ¿Alguna vez ha sentido como la Luz vuelve a su vida luego de vivir por tanto tiempo alrededor de la oscuridad? — los oscuros y profundos orbes negros del General Imperial se fijaron en los hermoso orbes azules claros del mayor cuando los miro fijamente, creando estragos en el interior del Principe.

— La Do-Doncella Wei... —

— Es esa Luz que he estado buscando por muchos años — aseguró el menor, provocando que los puños escondido tras la espalda del mayor se apretaran fuertemente mientras sentía como su corazón se estrujaba, al mismo instante en que seguía sosteniendo esa hermosa sonrisa entre sus labios, tan característica a en él.

— General Imperial Xue Yang, aquella persona a la que usted denomina como su Luz se convertirá muy pronto en la próxima Emperatriz Imperial — con una voz un poco dura, Lan XiChen se apartó de la cercanía del menor en cuanto sintió su corazón removerse fuertemente — por lo que será la esposa de su Majestad el Emperador Lan, mi hermano menor —

Lan XiChen no quería odiar a Wei WuXian, él no tenía la culpa de que alguien más sintiera algo por su persona, después de todo Wei WuXian era muy hermoso, pero aun así el Príncipe Mayor no podía evitar sentir envidia por esa misma belleza que al parecer le atraía a su hombre amado.

La Gran Emperatriz LanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora