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Gracias al ataque sorpresa que tuvo el Palacio Imperial contra el Príncipe Mayor como se sabía el Emperador reforzó toda la seguridad, y adelantó sus planes de boda, ya no serían en dos meses, sino en unas cuantas semanas e incluso podían ser en unos pocos días, pues si seguía teniendo ese tipo de ataques hasta el día en que se lleve a cabo la Batalla ya podría estar muerto sin haber disfrutado como se debía de su amado, así que no le importo lo que los ancianos del Ministro le dijeran él tomó la decisión y envió un decreto a todas las familias importantes que tenían lazos con la Ciudad Imperial de Gusu Lan, donde se anunciaba su compromiso y la debida invitación de toda la Familia a su Gran boda Imperial.

— ¿Se casará formalmente? — Jiang YanLi pregunto totalmente confundida en el momento en que escucho como su padre el Marqués Jiang leí una y otra vez el decreto en sus manos, sin poder llegar a creer lo que leía.

— ¿Tanta prisa tiene por convertir a esta pueblerina en su Emperatriz, que no va siquiera a esperar un mes? — refunfuñó Madam Yu.

La envidia que sentía le desbordaba por los poros, aunque fuese una Pueblerina como ella la llamaba, ya que no se había anunciado ¿Quién era? ¿De dónde provenía? Ni siquiera ¿A qué familia pertenecía? La iba a tomar como su Emperatriz muy rápidamente, mientras que a su hija quién sí se merecía ese puesto la había tomado por medio de un decreto dándole un insignificante puesto de Concubina inferior, razón por la cuál había enviado a Wei WuXian en su remplazó.

— Yo... — Jiang WanYin al escuchar el decreto apretó los puños, sabía que su Majestad el Emperador Lan se casaba para poder estar con su amada, según como había escuchado por medio de los sirvientes en su estadía en el Palacio, y el Emperador quería disfrutarla antes de que algo malo les sucediera, lo que quería decir que había la posibilidad de que perdieran y él muriera, y tan solo pensar en que si eso pudiera llegar a suceder le inquietaba un poco, pues él también tenía a una persona en su corazón y quería tenerlo a su lado como los dioses proclamaban, por lo que si él Emperador hacía eso para estar con su persona amada antes de morir, él igual quería pasar lo que podría ser sus últimos momentos con su persona amada — ¡Me quiero casar con el Segundo heredero del Marqués Nie! — soltó de golpe tan rápido como pudo alzando un poco la voz sorprendiendo a todos.

— ¿¡Qué crees que estás diciendo!? — gritó su madre la Marquesa Jiang sin poder creer o tolerar las barbaridades de su hijo menor — ¿¡Te has vuelto loco WanYin!? —

— Pero Madre... — intento protestar, pero la filosa mirada de su madre lo silencio.

— ¡¡Pero nada!! — interrumpió, en un fuerte gruñido, pues ante sus ojos su hijo se estaba volviendo una decepción, logrando que muy en su interior se reprendiera por haber hecho que las pocas concubinas que su esposo el Marqués tenía no pudieran tener hijos, siendo ella la única entre las esposas del Marqués Jiang que llevara a sus herederos.

— Mi señora no se altere — Jiang FengMian apretó la mano de su esposa con un poco de suavidad intentando calmarla, él desde hacía un buen tiempo se había enterado de la relación que mantenía el Segundo heredero del Marqués Nie con su propio hijo, por lo que no se interponía, aunque debía admitir que al principio no lo admito con el tiempo al conocer a dicho heredero y la manera en que su hijo se comportaba con él y los logros que quería realizar para que estuvieran orgulloso de lo que hiciera provocó que admitiera dicha relación, pues lo que a él más le importaba era la felicidad de sus hijos, por eso mismo no hizo nada cuando enviaron al pequeño sirviente que le tenía un poco de afecto al Palacio Imperial como la nueva concubina del Emperador en vez de a su preciada hija, cuando la felicidad de ella estaba con el único heredero del Duque Jin.

La Gran Emperatriz LanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora