La Gran Emperatriz Lan

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— ¡¡WEI YING!! — se había escuchado el desesperado grito del Emperador Lan por todo el salón.

La sangre se encontraba por todos lados mientras la Princesa Lan sostenía el delgado cuerpo que la había protegido de esa desquiciada y loca mujer, al igual que a su padre Lan QiRen de que aquella filosa espada entre las manos de Yao XinYan pudiera atravesar sus cuerpos y logrará herirlos.

El corazón de Lan WangJi, Lan XiChen, Xue Yang y Lan QiRen se detuvo cuando presenciaron aquel veloz movimiento por parte de la Emperatriz Lan salvando la vida de ambos Lan, Padre e Hija.

Los Generales y demás presentes estaban impactados, por lo que en el momento en que el General Nie y el Heredero de la familia Jiang salieron de su estado en shock tomaron a la Princesa Yao fuertemente de sus brazos sacándola de aquel salón para poder enviarla al calabozo helado, en el mismo momento en que llamaban a la médico Imperial Zhou Qing para que tratará a la Emperatriz Lan.

— Wei Ying — con lágrimas en sus ojos el Emperador no le importo en absoluto mancharse con la sangre que salía del cuerpo de su amado, solo quería apretarlo entre sus brazos y no soltarlo nunca más — Wei Ying, resiste — suplico sin querer perderlo.

— L-Lan Z-Zhan — tosió suavemente Wei WuXian escupiendo sangre, manchando un poco más el pecho de su amado esposo con su propia sangre — Yo... —

— No hables Wei Ying — suplico el Emperador en un hilo de voz, había acabado de recuperarlo después de haber sufrido su ausencia por varios meses y no podía simplemente perderlo así nada más en ese momento cuando al fin después de una exhaustiva espera lo tenía de vuelta, así que no podía perderlo — resiste — pidió entre súplicas ante la vista de todos a su alrededor.

— Tu... ¡¡Coff!! ¡¡Coff!! — tosiendo un poco más de sangre Wei WuXian delicadamente extendió su manos manchada en sangre para poder agarrar la fría y fina mejilla de su amado Emperador sintiendo como sus lágrimas empapaba la palma de su mano — s-se parecen a ti — sonrió débilmente confundiendo a quienes lo habían escuchado pronunciar tales palabras.

— A-Ying, no hables — pidió Xue Yang quien siempre se había hecho el fuerte en todos los difíciles momentos en su vida sin permitirse derramar una lágrima, pero quién no pudo contener su llanto y dejó salir todo lo que en su vida no se había permitido llorar viendo como cada vez más la palidez en el rostro de su hermano menor se acentuaba a cada minuto — tienes que guardar fuerzas, ellos te necesitan — le recordó como aliento hacia su hermano menor, confundido aún más a los presentes.

— Wei WuXian, no hables — pidió también el Príncipe Mayor Lan XiChen sosteniendo su abultado vientre al igual que estaba un poco apoyado en su amado y padre de su bebé dándole esa fuerza que necesitaba en ese difícil momento por el que se encontraba pasando.

— Nu-Nuestros hijos Lan Zhan... — susurro casi inaudible mente Wei WuXian antes de caer en la completa inconsciencia.

— ¿¡Donde está la médico!? — Lan Siu fue quien grito sin soportar ver como sus primos y padre lloraban al ver a la esposa y a la Emperatriz de su primo el Emperador en el suelo con una profunda herida en el costado de su abdomen al haberle salvado la vida.

Por primera vez desde que la Princesa Lan Siu conoció a Wei WuXian y le deseo lo peor de lo peor, sintió como su corazón se estrujo al verlo ahí tirado en el suelo botando una cantidad exagerada de sangre, aunque el Emperador estuviera haciendo presión en su herida para detenerla. Su corazón se encontraba dolido y todo por aquella Doncella que había odiado desde un principio, y ahora sentía remordimiento.

No mucho después la médico Imperial Zhou Qing, junto a Xiao XingChen, Song Lan, el General Nie y el heredero Jiang, traían una camilla improvisada para colocar a la Emperatriz y trasladarla directamente a la sala de enfermería, donde la médico Imperial Zhou Qing había dejado a MianMian ordenando todo lo que necesitaba para salvarle la vida a la Emperatriz.