8. M e r o d e a d o r e s

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Me desperté con un terrible dolor de cabeza. No solo eso, sino que mi estomago estaba de lo más revuelto y no sabía si tenía más hambre o más ganas de vomitar. Todos esos sentimientos se hicieron secundarios cuando se mostró una Ginny asustada. Noté que traía puesto un camisón color rojo oscuro y que no estaba en mi habitación. Y no solo eso, sino que en la cama de a lado, se encontraban James y Sirius muy abrazados. Me dio ternura, y luego algo de risa. Así que al yo reírme, James abre los ojos de golpe.

- bien, no moriste. - buenos días para ti también, Potter. Se bien que no soy su persona favorita pero nunca va a faltar su comentario sarcástico e innecesario conmigo. - ¿cómo te sientes?

- me duele la cabeza. - dije mientras me quedaba viendo de mi ropa. - ¿tu me pusiste la pijama? - el asiente. - bueno, ya compartimos un baño antes entonces... - reí pero el tan solo hace una mueca. Supongo que seguía muy fresco el tema de ayer con Todd. - Gracias.

- no fue nada. - el se levanta de la cama. - fue idea de Remus, de hecho.

- te traje café. - invocamos literalmente al chico con las cicatrices en el rostro y va entrando a la habitación.

- yo galletas. - Peter venia a un lado suyo. - son las mejores. Normalmente no las comparto con nadie porque las quiero solo para mi pero... se que te ayudarían. Y te gustarán, yo se.

- wow, muchas gracias chicos. De verdad, gracias. - dije mientras me sentaba en la cama y Remus y Peter se vienen a sentar por igual pero enfrente. James tan solo se encargó de despertar a Sirius y este abre los ojos de golpe.

- si, ya desperté. - dice para que James ya no lo golpeara. - ya desperté. - el voltea a verme y me sonríe. - ¿resaca?

- demasiada. - contesté nerviosa y noté en sus manos algo de sangre. Más que nada del raspón que tenía en los nudillos. - oh por Dios ¿pero que te pasó?

- um... digamos que Todd no se va a volver a pasar de listo contigo... ni con otra chica. - lo miré boca abierta. Literalmente en ese momento voltee a ver a cada uno de ellos. - James me contó y claro que me molestó. Nadie se mete con una amiga nuestra.

- ¿me consideran su amiga?

- pues... claro. - Remus me dice, con una muy linda sonrisa. - te lo dijimos ayer, ya eres parte del club.

Y fue en ese momento donde me dieron unas ganas inmensas de llorar. Pero a gran diferencia, de las veces que he llorado últimamente, esta no fue de tristeza o de enojo, todo lo contrario. Me encontraba de lo más feliz al saber que estaba rodeada de personas tan lindas y que me apreciaban. No digo que mis amigos no, yo amo a Luna como a ninguna otra amiga y Neville siempre también ha estado ahí para mi. Pero mi quinto año no estaba siendo para nada lindo. Ya me estaba acostumbrando a las injusticias por no ser slytherin ni tener un apellido importante como el de Malfoy.

Me estaba acostumbrando a los malos tratos del profesor Snape y el acoso de Draco. A qué Ron ya no tenía tiempo para mi y que a Harry simplemente no le intereso.

Pero el día de hoy se siente tan... bien. James, quien me odia demasiado y me queda más que claro, se preocupó por mi y me dejó dormir en su cama. Aún sabiendo que el tendría que compartir una con Sirius. No solo eso sino que me quitó mi ropa llena de vomito y la lavó por lo que puedo ver. Se mostraba en la silla de a lado de mi cama, la ropa ya doblada y limpia. Remus y Peter fueron tan lindos como para traerme el desayuno a la cama y Sirius me defendió tan solo porque alguien quería pasarse de listo con una amiga suya.

Estos muchachos me apreciaban y se preocupaban por mi. Algo que... algo que en bastante tiempo no sentía.

- ¿por que llora? - escuché como Peter le susurra a Remus. - ¿Es porque solo le dejé tres galletas?

𝐂𝐀𝐑𝐃𝐈𝐆𝐀𝐍  | JAMES POTTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora