Capitulo 2

1.7K 107 15
                                    


"Ya se los dije, es mía" 

Ambos se acercaron a donde yo estaba sentado. Los miré y les hice un gesto para que se sentaran.
—La hiciste buena esta vez —me acusó Max con una sonrisa mientras me daba una palmadita en la espalda y se sentaba aun lado de mí en la mesa. Estábamos en la cafetería de la Universidad.
—Nunca me enorgullezco de mis impulsos —le contesté encogiéndome de hombros.
—Volviste a caer en la rectoría y todavía no son las 10 de la mañana —sentenció Ben.
—Así es —contesté.
—¿Y como te fue? —preguntó Max.
—Creo que el rector y la secretaria están tomándome afecto. Me invitaron un café, unos bocadillos y el rector se fumó un cigarrillo conmigo mientras me decía la importancia de causar una buena impresión en esta Universidad, debido a las altas personalidades que aquí se encuentran —rieron con ganas.
—Ya no haya como llegarte —dijo Ben en una carcajada.
—¿Llamaron a tu padre? —preguntó Max. Me encogí de hombros.
—No —contesté secamente —El rector prefiere tratar esto directamente conmigo... creo que mi padre ya le pidió que no le hablase cada 5 minutos por mis estupideces. De todos modos, él no se encuentra en el país.
—Viaje de negocios —dijeron mis amigos al unísono.
—Fiesta —sentencié con seguridad.
—Me agrada como trabaja tu mente —dijo dándome una palmadita en la espalda Max.
—Mira quien viene ahí —dijo Ben con desenfado y un poco divertido —Parece estar enojada.

'Ay no Anne, no por favor' pensé. No estoy de humor para ser simpático, y mucho menos con ella. Me volteé con temor y sonreí al ver que era la nueva y echaba chispas por los ojos. Me puse de pie.

—Lo siento —me disculpé cuando estuvo cerca y paró en seco su brusco andar.
Estuvo bueno ese beso y no me arrepiento de habérselo dado, pero no estuvo bien besarla sin su permiso.
—¿Te arrepientes? —me preguntó haciendo un esfuerzo por controlarse.
—No —fui sincero y recibí un puñetazo en la cara de su parte. Esto era extraño, normalmente las chicas dan cachetadas. Me sobe —¿Y eso por qué fue? —pregunté haciéndome el inocente.
—¡Por besarme sin antes preguntarme! —me dijo y giró sobre si misma para volver a irse.
Yo la tome del brazo y la jalé hacia mí.
—¿Te puedo besar? —le pregunté.
—¡No! —me dijo y jaló su brazo para poder irse.

Entonces la tomé por la cintura y la sujeté con firmeza. La volví a besar mientras forcejeaba conmigo para soltarse. Y la besé de la misma manera que antes, pero esta vez fui más rudo. Todavía me ardía la quijada por su culpa. Hasta que se quedó quieta y dejó caer sus brazos a los costados. Sus ojos color chocolates miraban fijamente los míos, mientras mi boca seguía sobre la de ella. Me aleje despacio y le tapé la boca con mi mano derecha antes de que me gritara.

—Dijiste que te enojaste porque no te pregunté —me justifiqué con una sonrisa de autosuficiencia —Nunca dijiste que no podía besarte si te negabas.

Los chicos rieron detrás de mí y a ella por un momento se le hicieron agua los ojos. Luego los apretó y volvió a tener esa mirada de decisión que le pude ver hace unos momentos. Vi a donde se dirigían sus ojos y me imaginé lo que estaba maquinando en su mente como contra ataque. La giré para que me diera la espalda, apoyando su espalda sobre mi pecho, para mantener la parte más sensible de mi cuerpo lejos de sus rodillas, pero bastante cerca de su trasero. Sonreí pervertidamente.

—Ahora discúlpame por mi atrevimiento —negó con la cabeza —Me temo que debo insistir. Por favor siéntate con nosotros —volvió a negar con la cabeza —Esta bien, supongo que quieres conservar algo de tu orgullo e irte de aquí —ella asintió —Y si te dejo golpearme... ¿Te quedarías? —le pregunté casi rogando.

Ella no respondió de inmediato seguramente lo estaba considerando. Debía estar pensando en el placer de propinarme otro puñetazo, mientras a mí me consumían las ansias por conocer su nombre y platicar con ella. Ella asintió, lentamente, con la cabeza.

Peligrosa Obsesión -Timothée Chalamet-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora