Capitulo 16

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—Te trae loco ...


Susan se acercó a nosotros con la libretita para anotar lo que íbamos a tomar. Cuando lo hizo miró fijo a Lea. Estábamos en un bar cerca de la universidad, era un local en su mayoría tranquilo. Música, bebidas, borrachos, mujeres fáciles, hombres creyéndose que son un bombón. 
—Hola, soy Susan —le dijo y estiró su mano para que ella la tomara.
—Soy Lea —dijo ella presentándose y tomando la mando de Susan.
—Eres nueva —habló Susan asintiendo.
—No, Susan —le hablé al reaccionar sobre aquello. Pero fue demasiado tarde. Ella giró y se dirigió a todos en el lugar.
—¡Muchachos, tenemos una integrante nueva en la taberna! —gritó contenta. Todos comenzaron a aplaudir y silbar —¡Hay que darle la bienvenida!
—¡No, no, no claro que no! —dije poniéndome de pie.
—Ven, Lea —dijo Susan y le tendió la mano para que ella la tomara. Con un poco de duda Lea la tomó y caminó detrás de ella hasta la barra. Ben, Max y yo fuimos detrás de ellas, con todo el mundo detrás de nosotros también.
—Susan, por favor no lo hagas —le rogué.
—¿Por qué? Solo quiero darla la bienvenida al lugar —me dijo ella. Mientras iba llenando un gran vaso con cerveza. Le eche a Lea una mirada de advertencia, que por su puesto ignoro.
—Vamos muñeca, no tienes que hacer esto —le dije. La morena me miró bien, y luego miró a Susan que estaba frente a ella.
—Timmy no seas aguafiestas —me regañó Susan. Susan colocó el gran vaso frente a Lea. Ella lo miró bien —Tienes que hacer fondo de este vaso, y luego te giraremos sobre la silla, para que estés más feliz.
—No lo hagas. Esto no eres tu —dije en cerca de su oído, sonando muy desesperado.
La morena miró a Susan y volvió a mirarme a mí.
—¿Acaso crees que no puedo hacerlo, Chalamet? —me preguntó.
—No, no es eso. Sino que puede hacerte mal.
—Lea, mejor escucha a Tim. Tiene razón —le dijo Ben.
—No hace falta que lo hagas Lea —dijo Max. Ella nos miró a los tres consecutivamente, y miró de nuevo a Susan.
¡Maldita seas, Susan! ¡No debiste hacer eso!
—¡Vamos morenaza, hazlo! —algún imbécil gritó por ahí. Se comenzaron a escuchar silbidos y gritos alentando a Lea a beber la cerveza y tenia ganas de mandarlos a todos a la mierda.
—¿Vas a hacerlo Lea? —preguntó Susan provocándola. 
—¡No! — conteste por ella.
—¡Si! —dijo ella con ojos de: "no me mandas tu". Por un demonio, Lea. Tu si que logras sacarme de mis casillas.

Varios de ellos se pusieron alrededor de Lea para girarla cuando terminara de tomar, haciendo que los chicos y yo nos alejáramos un poco.
—¿Por qué la única vez que tengo razón no me escucha? —les pregunté a mis amigos frustrado.
Escuchamos como todos empezaron a decir: 'Fondo' 'Fondo' 'Fondo'
Les hice un gesto a los chicos para que nos sentáramos en la mesa. Ella no iba a hacerme caso. Todos se alejaron de la barra, y pude verla riendo con Susan. La cerveza estaba empezando a hacer efecto.
—Será mejor que estés pendiente de ella —me dijo Ben.
—Normalmente, eso me molestaría —dije mirando hacia Lea.
—Pero en este caso te encanta la idea —me habló Max —Lo sabemos suripanta, ahora ve a cuidarla.

Me empujó para que fuera hacia allí. Me acerqué a ellas me senté en la silla de al lado de la morena. Ambas se giraron a verme.
—Muy simpática tu amiga Tim, nunca habías traído chicas aquí —me dijo Susan subiendo y bajando las cejas. Lea me miró con ojos tiernos y estoy cien por ciento seguro que es un efecto secundario de la cerveza, ella nunca me ha dirigido una mirada asi. 
—!Tim! soy la primera chica a la que traes —dijo con tono tierno —Me siento como cuando mi primer novio me llevó a conocer a sus padres.
Susan rió divertida.
—Pero yo no soy su madre, puedes ser traviesa hoy —le dijo. Lea se sonrojo. 
—¿Puedo serlo? —preguntó mordiéndose el labio y viéndome por debajo de sus pestañas. Jesús, ¿ahora es cuando decides coquetear conmigo?
—¡No! —le dije y miré a Susan —Deja de querer que hable de mas. 
—Tranquilo Tim, tranquilo —dijo la morena —¿Me das otra de esas Susan?
—¿Una cerveza? —preguntó.
—Si —dijo asintiendo.
—Claro que si, y va por mi cuenta —le dijo. Volvió a servirle un gran vaso de cerveza y se lo puso en frente.
—¡Claro que no vas a beber eso! —le dije intentando detenerla.
—No eres mi padre —me dijo y tomó el vaso —Además de que ya estoy grande como para decidir que tomar y que no.
—Está bien, haz lo que quieras —le dije rendido.
—Pues claro que si —dijo, volvió a tomar la cerveza haciendo un limpio fondo.

Peligrosa Obsesión -Timothée Chalamet-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora