Capitulo 34

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Lea se puso de pie y me miró fijamente. Ella parecía estar bastante enojada.
—Fue la película más horrorosa que vi en mi vida, y no quiero volver a verla nunca más —me dijo hablando rápido, sin voltear a verme ¿Lea de verdad creía eso o lo decía simplemente para bajarme de mi nube de ser el mejor polvo de su vida?
—No me pareció eso, cuando me pediste que volviera a ponerla —le dije subiendo la cejas, quizá si estaba siendo patán, pero no podía creer lo que estaba diciendo.
Su boca y sus ojos se abrieron indignados.
—No puedo creer que hayas dicho eso —me acusó.
—¡Ya basta! —dijo Cass mientras se ponía de pie también. Yo también lo hice —¡No entiendo nada de lo que dicen! ¡Ya me cansaron! ¡Arréglense, peléense! ¡Vayan a tener sexo por ahí, a ver si se les quita lo insoportable!

Se fue dejándonos solos. Apreté los dientes ante lo último que había dicho mi prima. Si ella supiera que ese es el puto problema.
—Quiero que te mantengas alejado de mí, porque o sino vas a arrepentirte, ¿escuchaste?
—Solo dime una cosa...
—¿Quieres saber si lo disfruté? ¿Si lo gocé? Si, si lo gocé, lo disfruté, el sexo contigo es increíble. Pero no quiero volver a repetirlo —me dijo y comenzó a caminar para salir de la cafetería. Mis piernas tardaron un poco en responder a la orden de mi cerebro, para seguirla. Pero lo hicieron y corrí hasta alcanzarla.
—Solo quiero saber que demonios te pasa —le dije, mientras la tomaba con cuidado del brazo para que dejara de caminar —No entiendo porque actúas de esta manera...
—¿Qué? ¿Acaso quieres que siga alimentando tu ego? —me preguntó y soltó una leve risa irónica —Ya está, Chalamet, lograste lo que querías conmigo. ¡Me acosté contigo! ¡Un aplauso para el señor, por favor! —dijo elevando su voz y aplaudiendo un poco —¿Y ahora que quieres?
—Yo... yo no lo se —le dije perturbado por sus palabras. Porque era verdad, no sabia porque seguía esperando algo de su atención cuando efectivamente ya había logrado mi objetivo.
—Ahora, que venga la siguiente ¿verdad? —me dijo. La miré fijo a los ojos – Así es como funcionas y yo no pretendo poder cambiar eso.
—Solo quiero estar bien contigo, Lea —le dije soltando un suspiro y metiendo las manos en mis bolsillos. Porque no sabia como actuar, con Lea nunca lo se. 
—Está bien, está bien, ¿sabes que? Aquí no paso nada, ya no quiero peleas, ni vueltas, ni enredos. Solo que ya no sigas. Olvídalo, yo ya lo olvidé —me dijo.
—Pero si pasó y yo no quiero olvidarlo, Lea. No puedo —dije bajando un poco más el tono de mi voz en las últimas dos palabras.
—¿Y que quieres que haga? —me preguntó y vi como sus ojos se humedecían. Sentí una presión en medio de mi pecho —¿Qué me acueste contigo cada vez que tengas ganas?

Apartó su mirada de mí y miró hacia el suelo. Un nudo se había formado en mi garganta, haciendo que me costara un poco hablar y hasta tragar mi saliva.
Con un poco de duda me acerque a ella. Tomé su rostro con mi mano e hice que me mirara a los ojos. Sus ojos estaban poblados de lágrimas. Cristalinos y vidriosos.
—Para ser honesto eso me haría muy feliz —le dije. Una lágrima no pudo quedarse en su lugar y resbaló por su mejilla. Aquella imagen me destrozó por dentro. Con uno de mis dedos la sequé suavemente —Pero jamás te lo pediría.
—Ya no sigas Timothee, aunque no parezca me haces daño.
—Yo no quiero hacerte daño.
—Entonces ya déjame, por favor —me pidió y comenzó a salirse de mi agarre.
Lentamente comenzó a alejarse más y más. Hasta que estuvo lo suficientemente alejada de mí, se dio vuelta y comenzó a caminar por el largo pasillo. Yo solo me quedé ahí mirando como ella se perdía por el camino.
Pero ya intente dejarte centenares de veces, Lea. Y cada vez encuentro una manera más espectacular para fallar. Soy un maldito cerdo egoísta.
El resto del día en la universidad se me pasó lento y pesado. No había vuelto a ver a Lea por ningún lado.
Pero lo raro también fue que tampoco volví a ver a mi prima, ni a Emma.
Max me dijo que Emma se había ido porque tenía que realizar unos trabajos con su madre, y de Cassie... bueno de ella no supe nada.
Llegué a mi departamento y tiré las llaves sobre la mesa, para luego entrar al baño. Me duché y salí para acostarme un rato a descansar.
Tomé el control y prendí la tele. Sentí unas voces provenientes de afuera y el sonido de una llave. Apagué la tele y me escondí detrás del sillón. De seguro esa era Cassie y venía en compañía de alguien.
—Que cansada estoy —escuché la voz de mi prima.
—Si, hoy fue un día bastante largo —dijo Emma.
Me acomodé mejor detrás del sillón para que ellas no me vieran.
—¿Quieres algo para tomar? —le preguntó Cass.
—Un poco de agua —dijo ella.
Escuché como se sentaban en las sillas de alrededor de la mesada de la cocina.
—Ya se porque hoy estaba tan tensa Lea —dijo la rubia.
—¿Por qué? —le preguntó Emma.
—Ayer Tim fue a su casa a buscarla y ya sabes ellos...
—¿Qué?
—Tú sabes que entre ha estado pasando algo desde hace rato y no querían admitirlo. Bueno, no públicamente.
Asentí con la cabeza.
—Si, lo se.
—Bueno, ellos terminaron haciéndolo, al parecer —dijo Cass.
—No puedo creerlo.
—Tarde o temprano iba a pasar, yo lo sabía. Pero no sabía que iba a afectarla tanto.
Fruncí el ceño al escuchar eso de mi prima.
—¿Afectarla? —dijo la chica de ojos verdes.
—Si, a Lea le pasa algo con Tim. Es así aunque quiera negármelo rotundamente, yo se que le pasa algo con él. Y esta asustada la pobre. Imagínate se enamoró de su ex, era un idiota en potencia, aunque no lo parecía. ¿Y ahora Tim? Está bien, es mi primo, lo adoro. Pero es tan idiota y mujeriego. No hay que ser un genio ni nada para saber que en algún momento, la terminaría engañando —dijo ella.
Eso no es así, a Lea no le afectó. Comencé a pensar en las cosas que mi prima acaba de decir. ¿A Lea le afectó?
¡Demonios soy un completo imbécil! La única chica a la que si bien no... bueno tal vez... no, no, definitivamente no estoy enamorado de ella, pero si me importa lo que piense de mí no quiere saber nada conmigo antes de siquiera intentarlo.
—Yo la conozco bien, Lea se deja ver como una chica fuerte, y decidida, tiene un carácter especial y amo sus convicciones inamovibles... es lo que más admiro de ella. Pero cuando logras entrar a su mundo, ves lo sensible y frágil que es —agregó Cass.
—Pobre, ella es tan buena —dijo Emma —Debemos hacer algo por ella.
—Si, lo se —dijo mi prima.
—¿Acaso estas pensando lo mismo que yo? —dijo la pequeña genios.
—¿Qué estas pensando tú?
—Es hora de buscarle un candidato a Lea —dijo contenta.
—Creo que me leíste la mente genios, es hora de buscarle el candidato ideal para ella y creo que ya se quien es —dijo la rubia.
—¿Quién? —dijo Emma con tono intrigado.
—Dylan – sentenció.
¡Diablos! Ella no podía estar hablando enserio.
—¿Dylan O'brien? ¿El presidente del centro de estudiantes de la Universidad? ¿El que estudia sociología y letras? —preguntó.
—Ese mismo —afirmó mi traidora prima.
—¿Lo conoces? —le preguntó.
—Sin querer el otro día me choqué con el yendo a clases y se me cayeron todos los libros. Me ayudó a recogerlos y fue muy amable y para nada se comporto como un baboso —dijo ella.

Tal vez porque el bobo sea medio rarito, primita mía. Pensé entre una extraña sensación de molestia ya que ella estaba alardeando de un extraño, al cual le quería entregar a MI Lea.
—¿Tú crees que le gustará a Lea? —preguntó la de anteojitos.
—Conociéndola... podría ser —dijo mí la rubia.
¡Genial! Ahora ni en la familia se puede confiar.
Gracias por esas ideas Cassie Chalamet, primita adorada de mi alma, eres un amor. Ya veremos quien dormirá hoy por la noche en la cama, querida mía. Ya lo veremos.
—No creo que Tim te lo agradezca —dijo Emma, pronunciando mí nombre un poco más fuerte de lo que se amerita.
—Esto lo hago por el bien de MI mejor amiga. ¿Verdad que lo entiendes, Tim? —me preguntó.
Entonces me quedé quieto esperando a que esto no estuviera pasando. Ellas sabían que yo estaba aquí, escondido como una rata. Lentamente me incorporé.
—¿Desde cuando saben que estoy aquí? – les pregunte.
—Desde que gruñiste cuando nombré a Dylan —me dijo Cassie.
—Que lindo lo tuyo primita, entregarle a Lea en bandeja a ese tipejo —le dije con tono molesto.
—¿Qué quieres? ¿Qué te la deje a ti para que la lastimes? Olvídalo —me dijo ella.
—No te atrevas a meterte en esto Tim —me dijo Emma amenazadoramente —Si todo sale bien, mejor para todos —¿Acaso no estás pensando en mí pequeña diabólica? —Y no, no estoy pensando en ti, pequeño mujeriego.
Me quedé congelado. ¿Cómo sabía que yo había pensado aquello?
—¿Qué como lo sabía? —preguntó Cass y rió —Fácil primito, te estamos leyendo la mente. Buuuuu —hizo un tono de fantasma. Miró a Emma —No hay que ser psíquico, el pobre es tan predecible.
—Hubiese preferido que dijeras que estabas leyendo mi mente —le dije entrecerrando los ojos y mirándola mal.
—Bueno volviendo al tema importante —dijo Cass y sonrió —Tenemos que hacer que Lea y Dylan se encuentren.
—¿Cómo? —preguntó Emma.
—Si, eso ¿Cómo? —dije molesto.
—¿Sabes si acaso él va seguido a la biblioteca? —le dijo.
—Mmm, si, si. Él va bastante seguido a buscar los libros de braille, ¿sabías que le enseña a leer a niños ciegos?
—¿De verdad? Es tan tierno. ¿Y como podemos hacer para que se encuentren?
—Ustedes dos son unas malditas traidoras —las acusé. Ambas se giraron a verme con una despectiva mirada.
—Si no quieres oír, vete —me dijo mi prima.
—Si, molestas —me dijo Emma.
—¿Sabes que pequeña diabólica? Calladita te ves más bonita —le dije.

Ella me sacó la lengua como nena de 5 años y volvió su vista a mi prima. Comenzaron a hablar en voz más baja, impidiendo que yo pudiera escucharlas.
¿Quién las necesita? Yo no voy a dejar que anden armando ninguna clase de salida ni nada con Dylan y Lea.
Me dejé caer en el sillón y prendí la tele para tratar de concentrar mi atención en otra cosa, mientras que aquellas dos traidoras planeaban como clavarme una daga por la espalda. Ellas reían y hablaban muy animadamente. Las ganas de saber que era lo que estaban tramando comenzaron a carcomerme la conciencia.
¿Qué pasa si a Lea le gusta Dylan?
¿Qué pasa si acepta salir con él?
¿Qué pasa si a él le comienza a gustar?
¿Qué pasa si me meto en el medio?
Sonreí maliciosamente al cruzarse por mi mente la idea de frustrar cualquier plan que incluya hacer que Lea salga con algún tipejo.
—¿De que sonríes? —me preguntó Cass haciendo que saliera de mis pensamientos.
Me giré a verla y me senté cómodamente en el sillón.
—De nada, ¿Por qué? —le dije sin dejar de sonreír.
—Porque yo conozco esa sonrisa. Esa es una sonrisa de que tu cabeza está maquinando alguna idea asquerosa para arruinar alguna cosa.
—¿Por qué crees eso de mí? —dije haciéndome el inocente.
—¿Será porque te conozco?
—¿O por qué es predecible? —dijo Emma.
—No chicas, están equivocada —me puse de pie y caminé hasta ellas. Coloqué una de mis manos sobre el hombro de Emma —¿Y saben que? tienen razón en todo lo que dijeron, así que si necesitan mi ayuda para hacer que Lea salga con ese imbécil, no duden en avisarme que haré lo que sea.

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Feliz año nuevo a mis lectoras lindas! 

Les dejo doble cap como regalo, perdonen la tardanza y gracias por la espera jaja. Espero los disfruten (:

Peligrosa Obsesión -Timothée Chalamet-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora