—No, no quiero ir a ningún lugar contigo.
Comencé a caminar para salir de la habitación del imbécil de Cal, fue bueno dejarlo con la boca abierta viendo como me llevaba a Lea, sus pasos fueron torpes detrás de mí, ya que yo tiraba de su mano para que lo hiciera. Giré mi cabeza para mirarla.
—Pero, ¿Qué demonios haces? —me preguntó.
—Tú solo camina —le dije y tiré más de su mano, para acercarla a mí.
Cal salió de la habitación.
—Lea, ¿A dónde vas? —le preguntó.
—Tenemos cosas que hacer —contesté por ella.
—Lea, te estoy hablando —dijo él. Detuve nuestros pasos y me giré a verlo.
—¿Acaso no te has dado cuenta de que estas enfermo? Enojado y encima descalzo no vas a curarte más, será mejor que vuelvas a la cama.
Vi como su cara se tornaba rojo de la rabia.
—Lea, vuelve aquí —le exigió de manera autoritaria, como si ella fuera un perro o algo así.
Ella lo miró fijo por unos cuantos segundos, y luego me miró a mí.
—No soy una de tus criadas, para hacer lo que quieras. Te estaba haciendo un favor al venir a verte —le dijo ella. Sonreí levemente y ella me volvió a mirar —Vamos.
—Vamos —dije sonriéndole y con los ojos brillantes de ver su temperamento salir a la superficie.Volvimos a caminar y tuve unas ganas tremendas de girar a ver como había quedado Cal, pero no lo hice, para poder llegar más rápido a la salida. Además de que había dejado sin protección mi preciosa moto, la amaba, mi moto no me tenia pensando en ella todo el día, como cierta morena que conozco. Salimos y con cuidado ella soltó mi mano.
—Ya no es necesario que me agarres de la mano —me dijo.
—Está bien, está bien —le dije y me subí a la moto —Sube, vamos.
—¿A dónde? —me preguntó frunciendo el entrecejo.
—Tú solo sube, yo luego te digo.Se subió y prendí marcha hacia lo de Anne. Sabía perfectamente que si le decía que la llevaría a lo de Anne se iba a negar rotundamente. Llegamos a una pequeña casa, que se encontraba cerca de la Universidad. Allí vivía la rubia insoportable.
Lea se bajó y luego me bajé yo.
—¿Podrías decirme en donde estamos? —volvió a preguntar.
—Ya lo veras —dije y tomé de su mano, para caminar hasta la puerta de la casa.
Toqué el timbré y más rápido de lo que esperaba la puerta se abrió. Una sonrisa de oreja a oreja se dibujaba en el rostro de la rubia.
—Viniste —dijo con voz chillona.
Sentí como la mano de Lea apretaba con fuerza la mía. Entonces, con un solo tirón la presenté adelante, para que la viera. La sonrisa de Anne se esfumó más rápido que un 'hola que tal'. Sus ojos verdes se clavaron con asombro y enojo sobre la pequeña figura de Lea. Estaba seguro que Anne pensaba en que demonios había visto yo en Lea, como para querer estar pegado a ella todo el día, pero era algo que ni yo podía responder si se atrevía a preguntarme, solo quería mantenerla alrededor y no ahuyentarla.—¿No sabía que venías acompañado? —me dijo apretando los dientes.
—Y desde ahora en más, va a ser así casi siempre —le dije.
Volvió su vista a la morena y vi como su rostro cambiada radicalmente.
—Entren —sentenció y entró a su casa.
—¿Qué es esto? ¿Por qué me trajiste aquí? ¿Acaso quieres vengarte de mí por haber ido a lo de Cal? —me preguntó por lo bajo.
—No, no es eso. Te traje como escudo anti-rubias —dije por lo bajo para que la rubia que estaba delante nuestro no escuchara —Además de que no iba a dejarte con el neandertal de tu ex.
—Me debes una grande, Chalamet —musitó. La miré de costado y le sonreí.
—Demás está decirlo, cuando quieras te pago, muñeca —dije.
Anne detuvo su paso y se giró a vernos. Quizás nos escuchó.
—Pueden sentarse ahí, ya traigo las cosas para el trabajo —dijo de mala gana y se metió en una puerta.
—Creo que no puede odiarme más porque no tiene capacidad mental para hacerlo —dijo Lea mientras se sentaba.
—No le hagas caso, está loca —le dije mientras me sentaba a su lado.
—Si, y es por tu culpa —me dijo.
—Ya, ya, no me sigas retando —le pedí.Anne entró y apoyó, con algo de fuerza, los libros sobre la mesa. Despreocupada Lea, sacó su celular y comenzó a escribir en el. Miré a la rubia, y esta se sentó frente a mí.
—Bueno, ¿Qué hay que hacer? —le pregunté.
—Es un trabajo que mandó la profesora de contaduría. Quiere que realicemos un análisis general de no se que cosa.
—Análisis general del consumidor final —habló Lea sin dejar de escribir en su celular.
Anne le lanzó una venenosa mirada y volvió la vista a mí. Traté de no reír, pero me fue imposible. Así que la rubia me miró con enojo.
—Si, ¿y que más? —le dije para que volviera a concentrarse en el tema.
—Eso, y hacer un grafico con las estadísticas del mes —me dijo.
—Empecemos —dije y tomé el papel. Pero mis ganas de ir al baño impidieron que empezáramos. —Anne, ¿Dónde está el baño?
—Esa puerta de allí —me dijo y me la señaló con el dedo.
—Ya vuelvo señoritas —me disculpé y salí de allí.Entré al baño, hice lo necesario y volví a salir. Detuve mis pasos al escuchar la voz chillona.
—Te lo advierto guapura, va a ser mejor que te alejes de Tim —le dijo.
—Escúchame Anne, no me van tus amenazas —le habló la morena - En lugar de buscar tiempo para amenazarme deberías invertir ese tiempo en buscar un tinte que si vaya contigo.
—Eres una... —entré a la sala antes de que la cosa pasara a mayores. Refrené una sonrisa, la morena había dejado bien en claro quien de las dos era más peligrosa.
—Bueno, ahora si podemos comenzar —dije mientras me sentaba de nuevo.Los minutos pasaban y yo ya me estaba volviendo loco con todo esto.
Es que es increíble que haya gente como Anne en el mundo. De verdad es algo que no logro entender.
—Anne, por favor, pon atención. Las cosas no son así —le dije por décima quinta vez.
Era la décima quinta vez que le explicaba lo mismo. Ella soltó una tonta risita coqueta.
¡Como pude meterme con ella! Lo juro por mi hombría, que jamás me vuelvo a acostar con chicas así.
Aunque como ya dije una vez nunca hago caso de mis propias palabras.
—Es que no lo entiendo —dijo ella.
Miré de reojo a Lea, y seguía concentrada con su celular. Solté un suspiro.
—No importa, ¿por qué no vas a traer algo de comer? —le pregunté.
Ella asintió y se puso de pie para ir a buscar lo que le encargué. Giré mi cabeza para mirar a Lea. Ella levantó su vista del celular para mirarme también.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—No soy un genio, no pongo atención en clases, pero dime por favor que no fue mi imaginación la completa falta de, ya no inteligencia, sino SENTIDO COMUN en Anne —le dije. Ella se carcajeo de verme perder los estribos.
—Vamos gran Tim ¿acaso no conoces la clase de chica que está frente a ti? No tiene ni dos dedos de frente, y se cree dueña del mundo —dijo y volvió su vista a su celular.
—¿Qué estás haciendo con el celular? —le pregunté.
—Estoy jugando —contestó sin dejar de mirar la pantalla.
—Ayúdame —le suplique con la mirada.Volvió a clavar su vista en mí, y sentí muchos deseos de besarla. Pero no a la fuerza, de besarla y que ella estuviera completamente de acuerdo con ello.
Soltó un suspiro y guardó el celular para acercarse a la hoja que yo tenía en mi mano.
Más rápido de lo que hubiese esperado, la morena y yo terminamos el bendito trabajo. Con personas así si da gusto trabajar y hacer las cosas.
—Gracias —le susurré cuando vimos que Anne entraba a la sala con una bandeja en la mano. Me puse de pie y tomé la mano de Lea para que también lo hiciera. La rubia nos miró bien, y apoyó la bandeja sobre la mesa —Anne, ya terminé el trabajo. Y perdón por no esperarte para hacerlo juntos, pero tengo que irme a hacer unos tramites muy importantes.
—Pero... —habló ella.
—Nos vemos el lunes en la universidad —dije mientras empujaba levemente a Lea para que caminara hacia la puerta —No te olvides de llevar el trabajo por favor. Adiós y gracias por tu hospitalidad.
—Adiós —escuché como decía. Salimos de su casa y seguí empujando levemente a Lea hasta la moto. Ella se giró a verme cuando llegamos.
—¿Qué? —le dije.
—¿Sabes? Me dio pena —dijo. Sonreí.
—¿Quién?
—La rubia teñida.
—Muñeca, no le tengas pena. Ya te dije que esta loca. Ahora sube a la moto, vamos a un lugar que conozco.
—No, no quiero ir a ningún lugar contigo.
—¿Por qué no?
—Porque eres un hombre horrible, un insensible, nada te importa, ni siquiera lo que esa loca sienta —me dijo haciendo un puchero que me hizo contestar mis preguntas internas sobre porque quería pasar tanto tiempo con ella.Oh, no Tim. Vas perdiendo
ESTÁS LEYENDO
Peligrosa Obsesión -Timothée Chalamet-
FanficMis defectos según ella: -Eres impulsivo, cínico, irrespetuoso algunas veces, mujeriego, egocéntrico, narcisista, vicioso, ninfómano -dijo todo de corrido y sin respirar. La miré realmente divertido. Yo podré ser todo eso. Pero ella es todo eso y mu...