Capitulo 19

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Miré a Lea y luego miré a Anne que esperaba una respuesta de mi parte.
—¿Tim? Dile, por favor —me insistió Lea, empecé a sentir una presión en mi pecho y no lograba descifrar porque, ¿Lea estaba harta de las acusaciones de Anne o simplemente no le importaba nada de lo que pasaba entre nosotros? Porque si pasaba algo ¿verdad?
—Anne, dame un segundo —le dije a la rubia y tomé el brazo de Lea para jalarla hacia mí y chocar su boca contra la mía.
Mis ojos estaban abiertos, al igual que los de ella, pero al sentir sus suaves labios mis ojos se cerraron, otra vez. ¿Por qué? No lo se.
Ella no hacia nada, ni siquiera movía los labios para insultarme. Hasta que casi la obligué a hacerlo, cuando con cuidado mordí su labio inferior. Entonces sentí la respuesta que estaba esperando. Sonreí sobre su boca, para luego volver a besarla todo lo que quería. Tome sus dos manos y las puse sobre mi pecho para después volver mis manos a su cintura. Lea actuaba como como si intentara alejarse, pero sus labios parecían querer otra cosa. Rocé la punta de mi lengua con la de ella, el sabor y la calidez de su boca casi me vuelven loco. Finalicé volviendo a morder levemente su labio, para luego alejarme despacio. Abrí mis ojos para mirarla.
Sus ojos se abrieron despacio e intentó hablar, pero las palabras no salieron de su boca. Giré para mirar a Anne. La rubia estaba tan roja como un tomate, y parecía que su mandíbula iba a tocar el suelo.

—Anne, nosotros...no, yo—Lea trataba de balbucear alguna respuesta coherente, pero después de todo, yo no le debía explicaciones a Anne, Lea mucho menos.
—Anne, si eres tan amable ¿podrías dejar de irritar a Lea? La pones de mal humor y eso me pone de mal humor a mí. Porque después me cuesta un poco convencerla de que me deje dormir con ella ¿podrías?
Hizo un sonido indignado y salió rápidamente de allí. Lea se giró a verme.
—¿Qué te pasa? ¿por qué hiciste eso? —me preguntó alzando la voz y con las mejillas rojas, no lograba entender si por el beso increíble que acabamos de compartir o si de verdad estaba enojada. La miré y sonreí levemente mordiéndome el labio.

—Ya no tienes que preocuparte por Anne, de nada—dije.
Pestañeó varias veces de forma nerviosa y sacó su mirada de mí.
—No era lo que estaba pensando, pero al parecer funciono, al menos ahora —dijo ella. Con decisión fijo su mirada en la mía —Que sea la ultima vez, Chalamet.
—De ninguna manera, cuando te moleste avísame. Yo vendré a besarte las veces que sea necesario —le dije.
—Eres tan infantil —me acusó y salió de allí chocando un poco con Ben y Max —Lo siento.
Los chicos miraron como se fue, y luego volvieron su vista a mí.
—¿Desde cuando están ahí? —les pregunté.
—Desde que la tiraste encima tuya para comerle la boca enfrente de tu ex, ídolo —contestó Max
—Bien, estas bien Tim —dijo Ben mientras ambos se acercaban a mí.
—La tengo comiendo de la palma de mi mano. Pronto la tendré en la cama, pero por ahora me conformo manejándola de este modo —dije algo nervioso. No quería ni imaginar la reacción de Lea si se enterara de este estúpido acuerdo de niños de primaria, pero de igual forma iba a ganar y Lea iba a terminar seducida por mis encantos, mas de lo que ella cree.
Ambos sonrieron cómplices.

—Creo que a nuestro pequeño saltamontes le esta costando un poco aceptar que Lea le gusta mas de lo que él cree —dijo Max
—¿Sabes que, Max? por fin estamos de acuerdo en algo, me parece que no lo esta queriendo ver —agregó Ben.
—Vamos muchachos, ¿acaso no me conocen? —les dije mientras comenzaba a caminar para salir del salón. Ellos caminaron detrás de mí —Solo me va a bastar una noche y "hasta pronto, Lea"
—Creo que tendríamos que grabarte la próxima vez que la beses. Nunca te había visto cerrar los ojos mientras te besabas con otra victima, te lo puedo asegurar —me dijo el rubio.
Lo miré un poco asustado. Él solo estaba jugando conmigo, yo siempre beso a todas de la misma manera. Aunque, debo admitir que, me gustaba alargar los besos con Lea.
—Puras patrañas —aseguré un tanto nervioso —Tal vez sea porque ella si sabe besar.
—O porque realmente te gusta besarla —dijo Ben.
—Ya cállense, y dejen de decir tonterías —les dije firme.

Peligrosa Obsesión -Timothée Chalamet-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora