Ella comenzó a reír y yo también me uní a su risa.
—¿Me estas hablando enserio? —le pregunté volteando a ver como su cuerpo se sacudía por su risa, me gustaba mucho esta Lea.
—Muy en serio —dijo divertida —Yo tenía que fingir.
—¿Fingías?
—Si —dijo y tomó un poco más de vodka para volver a hablar —Sino el pobre iba a sentirse muy mal.
—No puedo creer que incluso para eso sea un inservible, aunque no me extraña, sinceramente —hablé entre risas.
Ella dejó de reír y me miró fijo. Volvió a tomar de la botella, y luego miró la hora en un reloj.
—Son las 3 de la mañana Tim, creo que es hora de que te vayas —se puso de pie, pero al instante se tambaleó y cayó sobre mí. Comenzó a reír divertida.
—Creo que no puedes pararte —le dije divertido.
Se incorporó y se sentó derecha sobre mi regazo, logre poner mis manos sobre su cadera, ignorando el roce de mi piel con la piel de su cadera desnuda. Lo único que tenia toda mi atención eran sus labios rosados y brillantes.
—¿Estas insinuando que estoy ebria? —me preguntó.
—No lo se, tú dime.
—Lo que yo te digo es que...
No pude aguantarme más y me levanté la cabeza para tomar sus labios con los míos. La pronta respuesta de su boca recibiendo la mía me sorprendió un poco. Se acercó más a mí cuando subí una de mis manos alrededor de su cintura. Su lengua se mezclo con la mía y el sabor de su boca era una mezcla paradisíaca de alcohol y su sabor dulce, podría acostumbrarme sin ningún problema.
Llevó sus manos a mi cuello, sujetándose con fuerza, como si se sintiera caer y el beso se volvió más profundo e intenso. Como cada vez que la besaba, mis ojos estaban totalmente cerrados y disfrutando de ello como el resto de mí.
Resbalé mis labios por su mentón y bajé a su cuello, mordiendo, besando, chupando. Nunca podría tener suficiente del cuerpo de Lea. Estaba un poco sorprendido de que ella no se alejara o dijera algo para alejarse. De seguro era el alcohol, el bendito alcohol me estaba haciendo el favor.
Pude escuchar un leve gemido que Lea no trató de esconder y eso fue como apretar el acelerador en mí y no sacar el pie de allí.
Desesperado volví a su boca. Mordió suavemente mi labio inferior y luego se alejó para mordisquear mi mandíbula, hasta el lóbulo de mi oreja.
—Diablos... —musité mas como un gruñido. Lea estaba haciendo todo para poner mi mundo de cabeza, y lo estaba logrando. La alejé de mí y me puse de pie. Ella me miró sorprendida, la imagen de ella con el pelo desordenado, con su respiración agitada, la boca y sus mejillas rojas, era algo que difícilmente podría sacar de mi cabeza, mas sabiendo que fui yo el que la dejó en ese estado —Estás ebria Lea, mejor te llevo a dormir.Ella se puso de pie y tambaleándose se acercó hasta mí.
—No estoy tan ebria como para no recordarlo mañana. Pero ni tan sobria, como para dejar que mi orgullo detenga mis actos —dijo algo agitada. Su mirada estaba llena de deseo y podía sentir su aliento recordándome que si había tomado mucho alcohol al final de cuentas.
—Estoy tan ebrio como para pasar por alto el que mañana estarás arrepentida, pero tan sobrio y consiente como para hacer que no lo olvides nunca.
—Entonces, ¿Qué esperas? —me dijo levantando sus brazos al tiempo que yo me acercaba a ella y la tomaba de la cintura para acercarla de nuevo a mí. Estaba borracha, pero Lea ni en mis mas salvajes sueños me había hecho tan grande oferta. Mi masculinidad y caballerosidad estaban peleando por dejar pasar su ofrecimiento, pero fracasaron.
Sus brazos cayeron pesados sobre mis hombros, y se colgó de mí mientras nuestras bocas se fundían en un caliente beso.
Sin dejar de besarnos comencé a caminar a ciegas, sosteniendo su trasero con mis manos.
Algunos tropezones, unas risitas de su parte, hasta que chocamos contra una fría mesa de mármol.
Lea soltó agitada mis labios, mientras que yo la subía a la mesa justo frente a mí. Abrí sus piernas y paré en medio de ellas, tomándome el tiempo de que mis manos memorizaran la suavidad de sus piernas. Volví a tomar sus labios, mientras que subía mis manos por su cuerpo cubierto por la camisa que estaba empezando a estorbarme.
—No sabes, no tienes ni la menor idea de cuanto yo te deseo —le susurré al oído mientras comenzaba a besar su cuello otra vez —Siempre he sido un firme creyente de vivir el momento. En tomar lo que quiero cuando quiero. Y ahora mismo, Lea, eres todo lo que mi cuerpo quiere. Quiero saborear cada centímetro de tu cuerpo. Sentir tus piernas temblar mientras estoy adentro de ti. Quiero hacerte acabar toda la noche hasta que me pidas que pare.
—No voy a rogarte que te detengas —dijo agitada y divertida — No quiero que te detengas, por favor, haz conmigo lo que quieras.
—Conste, muñeca —dije y volví a sus labios.
—Ven, aquí —musitó apenas audible, jalándome del cuello para pegar su boca a la mía.
Bajé mis manos hasta el borde de su camisón. Con cuidado acaricie sus muslos y su piel estaba tan caliente como yo este momento por ella.
Sus manos estaban en mi cuello y por todos lados acariciando mi cabello, jalándolo y portándose suave otra vez. Sentí como sus manos resbalaban hacia delante y comenzaban a bajar por mi pecho, mientras nuestras bocas rogaban por no separarse. Alejándome apenas para respirar, la acerqué más a mí, logrando que sus piernas se abrieran un poco mas y sentir el calor desde su entrepierna. La tome en mis brazos nuevamente, sacándola de la encimera y sentí como sus piernas se cerraban a mí alrededor. Gruñí levemente al sentir, como desesperada intentaba quitarme la camisa de encima.
—Ahí, contra ahí. Así puedo... quitarte esto —habló entre dientes trabajosamente.
Me reí ante su apabullante suplica.
—¿Estas caliente, muñeca? —pregunté agitado, mientras caminaba con ella encima hasta una de las paredes que estaba casi vacía.
—¿Tú que crees? Todo es tu culpa —susurró y clavó sus ojos en los míos —Yo también puedo ser una sexo-dependiente como tú, y más si ha pasado mucho tiempo, Tim.
—Te prometo que voy a encargarme de que lo disfrutes, lo prometo.
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Peligrosa Obsesión -Timothée Chalamet-
FanfictionMis defectos según ella: -Eres impulsivo, cínico, irrespetuoso algunas veces, mujeriego, egocéntrico, narcisista, vicioso, ninfómano -dijo todo de corrido y sin respirar. La miré realmente divertido. Yo podré ser todo eso. Pero ella es todo eso y mu...