Evelyn descansó un poco después de preparar todas sus cosas, se encontraría por la mañana con Danger e irían a su casa. Bajó la maleta hasta la puerta de entrada para luego ir a desayunar donde se encontró a su madre.
— Buenos días, hija... llegaste un poco tarde anoche ¿no?
— Sí, uno de mis amigos ganó una pelea de gallos y fuimos a celebrarlo.
— Eso está bien pero ya sabes cómo están las cosas...— murmuró la mujer preocupada cuando se oyeron pasos por la escalera.
— No me importa, hoy me voy de casa.
— ¿Que te vas de casa?
— ¡María!— se oyó gritar. La mujer miró hacia la puerta— ¿qué son esas maletas en la entrada? ¿Es que piensas abandonarme?
— Son mías— dijo Evelyn— me marcho de casa.
— ¿Que te marchas de casa?— el hombre apareció al poco tiempo allí— ¿con todo lo que te hemos dado? Menuda forma de despreciarnos.
— Tú me has despreciado a mí y lo único que me has dado han sido golpes y más golpes.
— ¿Cómo te atreves?— alzó el reverso de la mano el hombre.
— ¡No, cariño!— trató de detenerlo la mujer.
— Déjalo que me pegue, será el último bofetón que me dará— dijo la joven mirando a su padre.
— Eso si sales con vida de aquí, ¡maldita sea!— la empujó contra la mesa de la cocina y también apartó a su mujer a otro lado. La joven jadeó al golpear su vientre contra la mesa. El hombre no se detuvo ahí sino que la cogió por los pelos y tiró de ella— ¡no eres más que una vergüenza para esta familia!
— ¡Suéltame!— gritó Evelyn pero el hombre no obedeció sino que le golpeó el rostro y la volvió a empujar aunque esta vez contra el suelo dispuesto a meterle patadas sin cesar.
— ¡No, por favor!— gritaba la mujer tratando de apartarlo.
— ¡No te metas en esto!— la empujó contra el marco de la puerta para seguir con lo que había dispuesto— ¡vas a aprender que a mí no se me desafía!
Entonces comenzó a pegarle patadas por todo el cuerpo, sobretodo en el vientre. En una de esas con el impulso llegó a mandarle la cabeza contra el rodapié y la dejó completamente inconsciente. La mujer lloraba arrinconada.
Alguien tocó en la puerta.
— ¿Quién coño es ahora?— exclamó el hombre— vete a abrir pero ni se te ocurra abrir el pico o las mato a las dos— amenazó a su mujer.
La mujer asintió y corrió a abrir la puerta. Rihanne esperaba impaciente detrás, había estado toda la noche por fuera de su casa y necesitaba hablar con alguien de confianza. Cuando la madre de Evelyn abrió la puerta, ambas se miraron. Los ojos de la mujer la delataban y la joven se preocupó.
— ¿Está Evelyn?— preguntó.
La mujer comenzó a llorar de nuevo.
— ¿Qué pasa?— se alarmó Rihanne— ¿dónde está?
— En... en... en la...
— ¿Dentro?— preguntó Rihanne y en cuanto la mujer asintió empujó la puerta— ¡Evelyn! ¡Evelyn!— corrió hacia la cocina donde la encontró tirada en el suelo y al padre al lado.
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Entre Bandas
Teen FictionDos bandas, delitos, pasión y dolor. Una mezcla explosiva que te hará vibrar de emoción. Sigue a estos jóvenes en sus duras vidas y comprueba si después de todo, se puede lograr un final feliz o la tragedia acabará con sus vidas.