Capítulo 18

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Viola abrió la puerta de su casa temblando, apenas podía encontrar el agujero, sentía herido su orgullo. Jamás tenía que haber acudido allí, pensaba. Cuando al fin entró, apoyó la espalda en la puerta cerrada y descendió lentamente hasta quedar sentada en el suelo. Poco después se cubrió el rostro con ambas manos para acallar los sollozos.

Hayley que estaba en la cocina, se asomó, confusa.

— ¿Viola?— su amiga no contestó. Rápidamente se acercó a ella— ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?

Viola meneó la cabeza y se apresuró a secarse las lágrimas con disimulo.

— Yo no lloro...

— Entonces esos ojos enrojecidos son de tanto dormir ¿no? Anoche no pegaste ojo...

— Estaba nerviosa por tener que bajar la cabeza sabiendo que tenía razón...

— Sabes que no la tenías, Viola, ¿por qué llorabas? Confía en mí.

— No va a volver a la banda...— murmuró la joven mirando a su amiga a los ojos y sorbiéndose la nariz.

— ¿Por qué?— preguntó Hayley.

— Va a seguir con el negocio familiar y... y...— Viola volvió a cubrirse el rostro.

— ¿Qué? ¿Qué más?

— Se va a casar...

Hayley abrió los ojos desmesuradamente.

— ¿Cómo?

— Cuando llegué, me abrió Tatiana y no sabes cómo se puso... ella es su prometida y me lo dejó bien claro.

La joven abrazó a su amiga.

— Lo siento, pequeña.

— Jamás pensé que pudiera hacerme tanto daño...

— Te gusta entonces— afirmó más que preguntó.

Viola guardó silencio unos instantes y luego murmuró.

— Él no puede gustarme.

— Pero es así y ya no puedes evitarlo.

— Lo que pasó es lo mejor que me podía pasar, por hacerme ilusiones en vano.

— Tú misma tuviste la culpa, siento decírtelo así pero es la verdad.

— Jamás tuve oportunidades con él, ¿quién en su posición dejaría todo por alguien como yo?— Viola se incorporó como pudo— con la hija de una puta...

— ¡Viola!— exclamó Hayley— a tu madre no le quedó otro remedio que hacer lo que hizo, deberías estar orgullosa. No creo que a Héctor le hubiese importado.

— Las cosas están muy claras...— Viola se alejó por el pasillo decidida a encerrarse en su cuarto.

Hayley la vio marchar, sintiendo pena por su amiga.

Evelyn se encontraba ya en una habitación y algunos de sus compañeros habían podido entrar, ya que no permitían estar a mucha gente en su habitación. Ella aún no había recuperado el conocimiento. Danger mantenía una de sus manos entre las suyas mientras que la otra la sostenía la madre de la joven.

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