Hayden se encontraba solo en la nave apartando algunos muebles para el ensayo. Cuando terminó y no supo qué hacer, se dejó caer en su sillón favorito, el más nuevo por supuesto y sacó su móvil. Había intentado llamar a sus padres el día anterior pero como siempre, seguían sin cogérselo. Rebuscó en los mensajes del buzón de entrada y abrió el más viejo, el último que le habían enviado aquellos tipos hace ya por lo menos tres meses, esperaban que se hubieran olvidado de él al no encontrarle y que su familia estuviera bien.
Volvió a intentar llamar pero con los mismos resultados del día anterior, le colgaban el teléfono y por eso sabía que debían de estar bien, era la reacción que siempre tenían ante sus llamadas. A pesar de ser su hijo, le guardaban un gran rencor por lo sucedido. Él no quiso que pasara lo sucedido, sólo quería reunir dinero, ni se imaginaba lo peligroso de su trabajo, apenas era n adolescente cuando aceptó viendo las ganancias que recibirían.
Su hermano, que sabía lo que pasaba, le aconsejó que lo dejaran pero fue demasiado tarde para cuando se dio cuenta de todo, sólo consiguió que le abrieran el cuerpo a balazos a la persona que más admiraba. Su ejemplo a seguir... una lágrima solitaria descendió por su mejilla. Jamás le había contado esto a nadie y tampoco quería hacerlo, pensarían que no era más que un idiota, un vulgar patán al dejar que sucediera lo que sucedió, al meter al hermano como siempre le habían acusado sus padres.
La puerta de la nave se abrió de repente y apareció Sindy.
— Ya estoy aquí— dijo la joven. Hayden se sobresaltó y se secó los ojos al instante— ¿Hayd? ¿Estás por ahí?— preguntó ya que el sillón donde él estaba sentado estaba de espaldas a ella.
— Sí... hola— se levantó guardando el móvil.
— ¿Estás bien?— le preguntó ella al ver los ojos algo enrojecidos del chico. Él asintió varias veces.
— Perfectamente— se pasó la mano por el pelo— ¿y tú?
— Un poco estresada pero bien...
— ¿Estresada? ¿Mucho lío por casa?
— Algo así— Sindy se sentó en uno de los sillones.
— Los demás deben de estar por llegar.
— Seguro que sí...— se quedaron callados no sabiendo qué decir. La joven cerró los ojos, se encontraba un poco mal. Hayden andaba distraído pensando en que casi lo había pillado llorando, él no quería que nadie lo viera llorar— Hayden, ¿me darías un vaso de agua, por favor?
Él salió de sus pensamientos y la observó.
— Sí, claro— fue en su busca. Cuando volvió, se lo tendió y ella lo tomó con manos temblorosas— ¿seguro que no te pasa nada? ¡Tienes unas ojeras!
— No es nada, de verdad, es solo que hace unos días que no duermo bien.
— Eso no creo que sea bueno para los ensayos.
— Estoy bien— dijo levantándose para dejar el vaso en su sitio y todo se tambaleó a su alrededor. Hayden la sujetó por los brazos.
— Yo creo que no.
Ami llegó en ese momento y se los encontró uno pegado al otro.
— Hayd, Sin...— murmuró sin entender.
La joven desvió la mirada hacia su amiga.
— Ami...— dijo con voz débil. Hayden se quedó mudo sin saber qué decir y sin poder soltar a Sindy ya que se caería al suelo.
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Entre Bandas
Teen FictionDos bandas, delitos, pasión y dolor. Una mezcla explosiva que te hará vibrar de emoción. Sigue a estos jóvenes en sus duras vidas y comprueba si después de todo, se puede lograr un final feliz o la tragedia acabará con sus vidas.