Capítulo 10

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Llegaron al centro comercial como la semana pasada y se prepararon para obtener nuevas ganancias. Ya tenían incluso mirado cuáles serían sus vestimentas y les quedaba bastante para poder pagarlas. Sindy fue con el grupo a pesar de que ellos le prohibieron bailar hasta que se recuperase, no había querido decir en qué empleaba el tiempo y eso tenía enojada a Ami que también parecía enfadada con Hayden aunque no lo mostraba a voz en grito como otras veces.

— Hayley quería comentarte que se va a abrir un nuevo local para peleas de gallos— le tendió el folleto Craig.

La joven lo cogió y lo leyó.

— Está genial y mira el premio que dan...— dijo la joven sonriendo.

— Yo me voy a apuntar, supuse que tú harías por igual así que en cuanto tengas tiempo, vamos.

— Claro— dijo Hayley.

Craig sonrió y se guardó el folleto cuando Hayden los llamó para que se colocaran en posición, así lo hicieron y Sindy se encargó de poner en marcha el aparato de música. Empezaron el baile como la otra vez y la gente volvió a congregarse aunque esta vez las ganancias eran tan sustancias como la última vez.

Entre toda la gente, Diana observaba al grupo intentando que no notaran su presencia. Se había pasado prácticamente toda la semana acercándose al centro comercial a ver cuándo iban y su corazón se había desbocado al encontrarlos ese mismo día, caminando en esa dirección.

Rayner se encontraba estupendo, vestido con un chándal y su coletero seguía en su muñeca, así que no había sido imaginación suya. Se mordió el labio inferior deseosa de ir hacia donde él estaba pero no sabía cómo actuarían los demás al verla y no quería causarle problemas, sólo quería poder hablar con él aunque solo fueran unos segundos.

Se movía con una agilidad impresionante, parecía que no tocaba el suelo y cómo hacía el robot, ese tipo de bailes sólo los había visto en la televisión y le parecía algo imposible.

El grupo bailaba con más entusiasmo a ver si conseguían un poco más de dinero pero ese día la suerte no parecía estar de su lado y menos cuando Héctor vio aparecer entre la gente a nada más y nada menos que la chica que no paraba de llamarlo y con la que su madre lo atormentaba.

— Mierda...— murmuró para sí.

Cuando terminó el baile la joven aplaudió con entusiasmo y corrió hacia él.

— ¡Héctor! No sabía que bailaras en un grupo, es fantástico— miró a todos sus compañeros y sonrió ampliamente.

— ¿Qué haces aquí? ¿No se suponía que ibas a irte de viaje?

— Venía a comprar las cosas para el viaje y mira, te he encontrado, deberías de cogerme de vez en cuando el teléfono, así sabrías más sobre los sitios a los que voy— le cogió la mejilla como si fueran amigos de toda la vida y luego sacó el monedero de su bolso— como veo que recaudáis dinero, no puedo dejar de colaborar y menos si tú participas, guapetón.

Viola miró asqueada a Hayley.

— ¿Y esta princesita quién diablos es?

Su amiga se encogió de hombros.

— Conocida de Héctor es...

La joven le tendió un par de billetes al chico sin apartar su mirada de la de él.

Entre BandasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora