STREETS - VOLKACIO (Omegaverse)

Antesala

— ¡¿Horacio acaso enloqueciste?! — Exclamó el alfa tomando de los hombros al omega.

— No espero que lo entiendas, Viktor. — Respondió desviando la mirada.

En realidad rogaba que sí.

Volkov se puso de pie y caminó de un extremo a otro por la habitación disgustado, pensando en que no había servido de nada contarle lo sucedido con su hermana. ¿Debió ser más explícito? No, por supuesto que no. Aquella imagen es difícil de llevar y no quería eso para él.

Seguro era algo más, algo que su alfa no lo estaba dejando ver.

Desde la esquina de la habitación giró para observarlo; este seguía con la mirada gacha. Su ceño fruncido, las manos nerviosas y el labio inferior entre sus dientes delataba que estaba pensando en lo que haría a continuación.

Entonces lo entendió todo.

Se acercó soltando un suspiro de derrota, Horacio estaba decidido a actuar y él no era nadie para llevarle la contraria. Lo único que podía hacer era apoyarlo.

Se paró frente a él y poniéndose en cuclillas tomó sus manos con suavidad. — Horacio, permíteme ser tu pareja. — Pidió buscando sus ojos, los cuales pudo encontrar cuando sorprendido, el omega alzó la mirada de golpe.

— ...¿Qué? — Alcanzó a decir.

— Sé que quieres volver con Gustabo para calmar las aguas mientras encuentras alguna salida. ¿Me equivoco?

— N-No...

— Me alegro — Sonrió. — Sinceramente deduje eso ahora por instinto, perdóname también por haberme exaltado.

— ¿No estás molesto?

Volkov negó acariciando con sus pulgares los nudillos del moreno. — No te mentiré, estoy preocupado por la reacción de García. Sin embargo, eres un hombre fuerte, sé que estarás bien y que sabrás tomar las decisiones adecuadas para ti. Solo... dame la oportunidad de ser quien te sostenga cuando sientas mucha carga, yo... quiero hacer de lo nuestro algo más formal. No te pido que le des la espalda a tu clan, solo... si te sientes bien a mi lado, por favor no te alejes.

— V-Vale
— ¿N-No quieres? — Preguntó temeroso por la respuesta dubitativa del omega.
— ¡No! D-Digo ¡Si!... Sí quiero... — Respondió de inmediato con la cara roja como un tomate. — Joder hombre, es que me pones nervioso.

— Eso es bueno — Sonrió acercando más su rostro al del otro. — Entonces oficialmente soy tu pareja... y tu alfa.

— Si... — Suspiró encantado con la idea.— Pero no quiero quejas luego eh. — Advirtió como en broma bajando la mirada a esos labios que se moría por probar.

— Me parece bien — Rió.

— Ni siquiera cuando esté hormonal

— Me muero por verte así. — Confesó meloso suspirando contra la boca del omega que al segundo eliminó la corta distancia entre los dos para unir sus labios.

Se besaron con lentitud, tratando de transmitir todo lo que significaba este paso para ambos. Horacio acarició con ambas manos la mandíbula del peligris, amando la textura de su barba y la finura de su rostro contra el suyo mientras que este lo mantenía tomado de la barbilla y su otra mano se apoyaba en su muslo para no perder equilibrio.

— Quédate conmigo hoy. — Susurró luego de separarse para dejar un casto beso en su mejilla y bajar un poco más para repartir besos húmedos bajo su oreja.

— Vale. — Suspiró cerrando los ojos al sentirse estremecer. Acarició las suaves hebras platinadas disfrutando del cosquilleo que provocaba la barba del alfa contra la sensible piel de su cuello. — No más marcas Vik...