— ¡Joder macho! ¡La traición! ¡La decepción por parte de uno de mis mejores amigos!
— Greco, no seas dramas — Gruñó el alfa revisando los papeles de su mesa. No necesitaba mirar a su compañero para saber el rostro de indignación que tenía.
El reloj marcaba las ocho menos treinta de la noche. Desde la mañana que llegó a la oficina, el barbas no reparó en aprovechar sus huecos libres para cotillear sobre el día libre que se había dado.
Para su fortuna, se encontraba de buen humor y no lo mandó al demonio. Sin embargo, ya estaba llegando a su límite. El hecho de que estuviera interrumpiendo su trabajo ya estaba comenzando a irritarle.
— Dios, ¡¿Puedes callar?!
— ¡Es que nunca me cuentas nada tío! — Exclamó en un berrinche.
— Pero, vamos a ver — Volkov firmó rápidamente el papel y alineó el cúmulo con dos golpes contra la mesa antes de adjuntarlos con cuidado en una carpeta. — ¿Qué cojones quieres que te diga?
— Uhm, no sé. Quizás... — Respondió llevándose la mano al rostro en un fingido gesto pensativo — ¡¿El por qué me llevas esa cara de parguela?!
El alfa de cabellos platinados no pudo evitar soltar una risa al oír eso. Tenía razón, desde el día anterior no podía dejar de sonreír bobamente. No cuando había pasado tan buen día junto a Horacio y todos sus pensamientos lo conducían hacia él y su recién formada relación.
Había tenido un par de parejas y líos de una noche en sus primeros años de universidad, pero desde la muerte de su hermana no se planteó el tener algo serio con nadie hasta que esa extraña y embriagadora corriente llegó hacia él.
— No... No sé de qué estás hablando.
Por supuesto que lo sabía.
Desde la primera noche, desde el primer contacto, cuando cruzaron miradas, lo supo. No lo dejaría ir. Incluso si eso significase poner su pacífica vida de cabeza, lo haría. Estaba seguro de que su instinto no le engañaba, aquel omega era uno en un millón.
Sin embargo, no negaba que en su interior estaba de los nervios. Trataba con todas sus fuerzas de ignorar a su alfa que le gritaba ir a por Horacio y sacarlo de ese lugar, pero su lado racional — y al que más se aferraba — confiaba en el juicio y fortaleza de su pareja.
Greco continuó preguntando hasta que un pelinegro de ojos oscuros ingresó parsimonioso con papeles en mano.
— Viktor, Michelle te envía estos documentos. Dice que necesita tu firma. — Indicó el joven acercándose hacia el escritorio del mayor.
— Dámelos, que lo hago ahora.
— ¡Eh, Ivanov! — Llamó Greco. — Ayúdame un poco aquí, tío. Que el ruso de los cojones me tuvo todo el día de ayer cubriendo su puesto para que no me diera detalles candentes.
— Cállate un año Rodríguez — Murmuró comprobando si yacía todo en orden.
— Michelle me habló de que piensas hacer de ese omega tu compañero.
Las palabras del alfa salieron toscas, incluso despectivas.
El peligris calló unos segundos, como meditando lo que había dicho su amigo. Su respuesta salió desinteresada, con motivo de tantear terreno. — Si... ¿Qué con eso?
— Tú sabes a lo que me refiero. ¿Te has puesto a pensar que podría ser un enganche?
— No lo es. Puedes estar tranquilo con eso Ivanov.
Aquella respuesta escueta no satisfizo al alfa que se paró firme frente a él.
— Viktor, sabes muy bien cómo son los de su clase. — Insistió.
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STREETS - VOLKACIO (Omegaverse)
FanfictionNacido para servir y obligado a casarse por conveniencia, Horacio aprovecha la traición de su prometido para irse de fiesta sin premeditar que terminaría enrollándose con su pareja destinada. Viktor Volkov era todo lo que él soñó pero sabía que no p...