El cielo se teñía de gris aquella mañana de enero. El aroma a flores ya casi era imperceptible para los presentes en la habitación. Desde fuera, se podía escuchar los sollozos de las y los omegas presentes en la casa, todos compartían un mismo pasado y presente, era imposible no sentir empatía en dicha situación puesto que pudo ser el triste final de cada uno de ellos.
Horacio, quién cohibido observaba la situación desde el marco de la puerta, ingresó a paso lento a la habitación buscando entre los adultos presentes a su buen amigo que, con mirada ausente, detallaba en cómo el personal fúnebre se llevaba el cuerpo sin vida de su progenitora, quien estaba a punto de ser llevada a cremar.
Decidió no intervenir puesto que aquellos eran los últimos momentos de Gustabo junto a ella. No habría funeral ni despedidas. Sus clanes no acostumbraban a realizar esas ceremonias.
No supo cuánto tiempo estuvo ahí, parado tras el rubio esperando que mostrara algún indicio de movimiento o reacción, respetando su espacio pero tampoco alejándose demasiado porque Gustabo le gustaba mucho, y él quería ser su punto de apoyo en los momentos difíciles.
Las personas se fueron retirando de a poco y al sólo quedar ellos dos, el personal de servicio entró a limpiar el cuarto y fue entonces cuando el joven alfa giró y caminó a paso presuroso lejos de ahí. No quería, no podía presenciar cómo procedían a retirar y eliminar todo lo perteneciente a Julia, borrando su recuerdo como si su mera existencia no hubiese significado nada.
Horacio le siguió en silencio hasta que notó como los puños de su amigo adquirían tonalidades rojizas por la presión y decidió que era hora de intervenir. Suavemente, acunó con sus manos uno de los puños de Gustabo quien inmediatamente retiró el contacto como si este quemase.
— ¿Qué haces aquí? — Cuestionó mirándole por encima del hombro, frívolo, como nunca antes había sido con Horacio.
Aquello lo lastimó en demasía, pero consciente de que sólo era el dolor de su amigo hablando, continuó — Lo lamento mucho... Gus, sabes que yo-
— Déjame solo Horacio, ve a casa. — Interrumpió con firmeza sus palabras. No quería sus condolencias, no necesitaba consuelo.
Jack Conway, había matado a su madre. Su padre, quien se supone debería ser uno de los máximos puntos de apoyo en su vida, quien debió ser su protector, asesinó a la persona que más amaba en el mundo.
Ya no importaba nada más, quería vengarse, joderle la existencia, porque su muerte no sería suficiente para saldar lo que ha hecho.
Se fijó en Horacio, tan noble a pesar de vivir rodeado de arpías iguales a su progenitor. Ambos estaban creciendo y el omega cada día lucía más los atributos típicos de su especie, volviéndolo un deleite a la vista. Su mirada pura, amable y actitud risueña podían enamorar a cualquiera que tuviese la suerte de acercarse a él.
El hecho de que justamente se haya venido a fijar en él era una mierda problemática. Porque a él también le gustaba Horacio, pero de una forma distinta a lo que el menor quería. Las bases con las que se crió no le permitían concebir otra forma de amar, y sabía que tarde o temprano aquello destruiría a su amigo.
Por eso, a pesar de que significase mucho el hecho de que él quiera estar a su lado en un momento tan difícil, no era correcto que a un alfa se le viese en un estado tan vulnerable, sobre todo un omega. Así que con el dolor de su corazón y sabiendas de que sus palabras alejarían más al moreno, repitió: — ¿Acaso no he hablado claro? ¡Dije que te largues!
Horacio hizo todo lo que pudo, pero el nudo en su garganta y el temblor en su labio inferior fueron imposibles de evitar. Sus ojos nublaron en lágrimas y dejándole una última mirada herida al rubio salió corriendo. No entendía por qué Gustabo se había comportado tan cruel con él, entendía que estuviese herido, pero que lo echara de tal forma lo había lastimado como nada. Simplemente no entendía cómo con cada día que pasaba, sentía a Gustabo más cambiado, más renuente y autoritario como los alfas que rodeaban a su padre, justo como aquella clase de alfa que no quería amar.
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STREETS - VOLKACIO (Omegaverse)
FanfictionNacido para servir y obligado a casarse por conveniencia, Horacio aprovecha la traición de su prometido para irse de fiesta sin premeditar que terminaría enrollándose con su pareja destinada. Viktor Volkov era todo lo que él soñó pero sabía que no p...