ℕ𝕠𝕔𝕙𝕖𝕤 ℝ𝕠𝕛𝕒𝕤 → KOOKMIN → OMEGAVERSE

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(Advertencia capítulo largo)

Capítulo 41 - Trampa

Namjoon, Seokjin, Ryunah y Taemin llegaron a la mansión del presidente Choi en menos de una hora.

Namjoon creyó que todo andaba bien pero Seokjin lo desmintió en su mente, cuando los únicos cinco guardias que escoltaban el lugar, cayeron de rodillas.

- No creo que Choi esté aquí - el omega manifestó y Taemin asintió a su lado.

- No les hemos dado tiempo a planear un escape... el Ejército del Norte ya está aquí - Namjoon respondió nervioso, cargando su arma por segunda vez.

- ¿Tú qué piensas Ryunah?

Seokjin no pudo terminar de hablar. Distraído y desprotegido, una bala perdida golpeó en su hombro izquierdo y lo hizo gritar de dolor. Estuvo demasiado cerca de su cabeza y del mismísimo corazón. Taemin cayó al suelo aterrado, mientras que Namjoon apuntó a lo lejos y vio al único lobo presente en la parte interna de los jardines. Ryunah apuntó también, pero sus seis balas fueron desperdiciadas debido a su poca práctica.

Namjoon dio el último golpe, y fue quien derribó al soldado escondido entre los árboles.

- Aprieta la mandíbula y quédate quieto - Taemin le ordenó a Seokjin, acostándolo con la ayuda de Ryunah - no has sido herido en un lugar mortal, pero perderás mucha sangre. Tienes que quedarte quieto hasta que Hoseok llegue con la furgoneta.

- Eso es... es imposible - Seokjin protestó, friccionando los dientes de dolor y maldiciéndose a sí mismo por ser tan descuidado - tenemos que llegar a la oficina, aún puede ser que esté escondido allí.

- No voy a dejarte solo... - Namjoon declaró con la voz ahogada, llamando la atención de Ryunah.

La alfa era consciente de que su hijo se había levantado junto a Seokjin esa mañana. Había percibido como ambos olían al otro. Había visto las marcas rojas en la espalda de Namjoon cuando se colocó su chaleco antibalas.

- No se quedará solo, yo me quedaré con él - Taemin habló.

- Pero... no es seguro - insistió el alfa.

- Seguro no es llegar hasta aquí y abandonar. Seokjin es fuerte, hijo mío.

Namjoon gruñó furioso y sumamente frustrado. Se agachó para tomar la mano de Seokjin y besar sus nudillos con cuidado. El contacto de sus labios con la piel fría del omega lo hizo temblar en su lugar. Era momento de avanzar, porque si quería tener una conversación con él, primero debían sobrevivir. Todos.

- Lo atraparé, mantente vivo - dijo, soltando su mano y disfrutando de los ojos perdidos de Seokjin por unos segundos.

- Lo haré, Nam. Perdón... perdón por todo.

- Al carajo Seokjin, perdóname tú a mí por haber sido tan ciego.

El alfa se levantó y miró a su madre, espectadora y casi tan sorprendida como Taemin. Sabían de HyeJin, sabían de su dolor, pero... ¿cómo explicar lo que había pasado con Seokjin desde el día uno? Silencio, negación, tolerancia, y por último, reencuentro.

La marcha de los Kim fue dura, y Ryunah fue ignorada cuando intentó preguntar.

- Al menos dime desde cuando rompiste tus barreras - rogó angustiada.

- Nunca las tuve con él. Fue él quien me cuidó de mí mismo - Namjoon respondió agitado.

Dos guardias más intentaron detenerlos, pero el alfa era muy hábil y estaba lleno de adrenalina.