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Capítulo 25 - Veneno blanco 

Bosque Perla, Mansión Wang

(Povs Jimin)

Jennie estaba enferma y sus pastillas la hacían dormir demasiado. Yo no estaba enfermo, pero me sentía mal de todas maneras. Los supresores me quitaban la fuerza que me mantenía de pie. Mi cachorro no estaba seguro y tampoco recibía los cuidados que merecía. Ni siquiera la luz del sol o los paseos por la residencia me hacían sentir mejor.

Toqué mi vientre sumergido en sentimientos inexplicables, muchos malos y algunos buenos. Mi camisón era grande, el indicado para ocultar el pequeño bulto que ya se estaba formando. Una locura de la naturaleza, había algo dentro de mí que sería la puerta a la felicidad, y a su vez a la tristeza.

Mi alfa...

— Tomas tantos supresores que tu aroma es casi inexistente. Creí que te habías escapado - la voz de Ruiji sonó desagradable a mis espaldas, casi tanto como su aroma a continua excitación infundada - ¿Por qué tomas tantos?

— No me siento orgulloso de mí - mentí. Su presencia en mi habitación me hizo poner en alerta.

— No seas mentiroso. Las perras como tú aman la atención de los alfas.

Si bien Ruiji no había sido agresivo anteriormente, jamás me había tratado del todo bien. Nuestras interacciones se limitaban a cenas incómodas, donde Jackson se negaba a hablar de nuestro ciclo lunar*. No entendía porque Jackson no me había delatado... y él solo pensar en que sus sentimientos eran más fuertes de lo que yo pensaba, me rompía el corazón.

— Lamento defraudarlo. No soy ese tipo de omega.

— Veamos - el alfa caminó hacia mí, cómo si fuéramos íntimos, como si su presencia no me causara ganas de vomitar - no hueles ni un poquito a mi hijo ¿No te ha tocado? - me dijo, oliendo mi cuello desvergonzadamente - no me digas que continuas con esa mierda de que eres asexual.

Así que Jackson si me había delatado, a medias. O tal vez solo se vio obligado a justificar porque aún no me había follado. Nuestros asuntos de cama parecían ser de interés publico en la mansión.

— Para nada... solo denos tiempo.

— ¿No te preguntas porque estoy aquí?

— ¿Por qué está aquí? - le di el gusto.

— Porque mis hijos no están en casa... y puedo tener una charla más íntima contigo.

Me tensé de inmediato, aún cuando mi intención era permanecer fuerte frente a él. Sus feromonas pesadas hicieron despertar a mi lobo. Yo no quería siquiera estar cerca de este alfa desagradable, pero al haber pasado la noche solo, y víctima de mi libido descontrolado por culpa del embarazo, me era imposible controlar las pequeñas fugaz irregulares de mi lubricante natural. Me sentía sucio, expuesto, a punto de ser descubierto. Este alfa era perverso, y no tenía respeto ni siquiera por su propio hijo. Todas las advertencias de Jennie estaban cobrando vida.

— No se que quiere decir señor.

— Creo que no estás viendo con claridad lo buen alfa que es mi hijo. "Bueno", o tal solo está rozando la idiotez. Costaste demasiado dinero y aún así, tienes pretensiones para abrir las piernas. Creo que debo demostrarte la importancia de valorar a un alfa como Jackson.

Sus palabras sonaban como amenaza. Efectivamente lo eran. Pude comprobarlo cuando nuestra lejanía fue casi nula y él no planeó alejarse ante eso.

— ¿Qué hace? ¡Aléjese de mi! - le grité, con el corazón en la boca y el sudor cayendo desde mi cuero cabelludo - ¿Cómo se atreve a venir aquí, a olerme de esa manera, a insultarme y amenazarme?